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1° tiempo: ventaja justificada




Sebastián Coates comparte el grito de gol con Matías Vecino.


10 noviembre, 2016
Sin Categoría

Sebastián Coates comparte el grito de gol con Matías Vecino.

Sebastián Coates comparte el grito de gol con Matías Vecino.

Escribe Atilio Garrido

Las ausencias de Edinson Cavani y Cristian Rodríguez –la mejor figura ante Colombia-, el cuerpo técnico las suplantó con Cristian Stuani y Diego Rolán. Se sumó el ingreso de Maximiliano Pereira en lugar de Corujo, quién salió del equipo. Más allá de la trayectoria e importancia del Mono, su reingreso al equipo luego de una larga ausencia de las canchas, abría interrogantes.

Al igual que en el último partido ante Venezuela, el equipo oriental arrancó el partido vistiendo el traje de protagonista. Colocó sus zagueros cerca del círculo del central, pegados a las espaldas de los volantes y los delanteros en franca posición atacante. Luis Suárez se ubicó en la derecha, aunque en algunos momentos busco por el callejón central. Cristian Stuani, ubicado sobre la derecha, haciendo ala con Suárez y Diego Rolan por la izquierda, en posición de No. 10, tratando de construir el fútbol. Vecino aportaba lo suyo por derecha, en tanto Arévalo Ríos controlaba el centro del campo.

Ecuador se replegó en franca posición defensiva. En gran parte por la fuerza y la disposición de Uruguay, otro poco, por propia incapacidad. En este escenario, a los diez minutos estuvo a punto de caer el primer gol. Carlos Sánchez se llevó la pelota por derecha con toque para Suárez ingresando como centrodelantero. Con gran habilidad –cada día más jugador- tocó para Stuani que ingresaba sólo al área grande, en forma oblicua. Era gol. Tenía que ser gol… Remató cruzado. La pelota se fue rastrera lamiendo el palo derecho del golero ecuatoriano.

En la siguiente incidencia, otra vez la pelota le llegó a Suárez, ahora en la posición de puntero derecho que tenía que ocupar, ingresando al área por la zona del vértice que forman las dos líneas de cal. Reitero, cada día más jugador, Suárez miró antes de recibir. Cuando el zaguero lo apretó en la marcación, el mejor atacante del mundo levantó un centro alto, pasado, al segundo palo por donde ingresaba Stuani de cara al gol, esta vez por izquierda. El corte del zaguero envió la pelota al córner. Ejecutado por Carlos Sánchez, hubo claro penal a Diego Godín retenido por el No. 23, Bolaños que fue sobre su marca. Lo tomó de la camiseta hasta hacerlo caer. En ese entrevero mientras el capitán caía y por detrás, llegó Sebastián Coates para llevarse la pelota por delante con su vientre, mandándola a la red.

Los ecuatorianos sintieron el impacto. Hasta el momento no habían exhibido ninguna virtud, dominado por un equipo oriental que inició el partido en franca situación de protagonista. Pisó el acelerador con el tanteador a favor y al llegar a los 20 minutos, había generado no una más, sino varias situaciones de gol más. Luis Suárez, instalado en posición de puntero derecho, resultó el generador del fútbol y las posibilidades.

A los gritos de su entrenador argentino destinado a los volantes para que ajustaran las marcas en la zona media, Ecuador comenzó primero a recuperar la pelota y luego a intentar avanzar. Llegó con un remate desde lejos de Bolaños. Después, una gran salvada providencial de Maximiliano Pereira en gran esfuerzo arrojándose a los pies Caicedo que ensayaba el remate a quemarropa sobre Muslera.

Al llegar la media hora de juego el partido había cambiado sustancialmente. Ecuador pasó a dominar el terreno, controló la pelota y adquirió la condición de protagonista. Con el tanteador favorable el equipo celeste se fue replegando sus líneas. Terminó abroquelado atrás, con volantes pegados casi a la línea final y con Suárez bajando a buscar la pelota para intentar armar el fútbol ofensivo, aunque sin éxito.

Cuando el reloj marcaba los cuarenta minutos, los esfuerzos atacantes de Ecuador, sin éxito, parecieron decaer. Apretó un poco las marcas Uruguay en la mitad del campo. Se generaron fricciones. En una de ellas, en una pelota disputada por Fidel Martínez y Carlos Sánchez, el árbitro peruano Carrillo mostró la primera tarjeta amarilla. Aprovechando ese momento en que los ecuatorianos bajaron el ritmo, Uruguay se lanzó en los minutos finales de la etapa a la búsqueda del segundo gol. Gestó algunas incidencias que no terminaron en forma clara.

Justamente, en una de ellas, con Carlos Sánchez ubicado como puntero izquierdo y con todo el equipo tendido hacia adelante, el jugador celeste perdió la pelota. Los ecuatorianos partieron como una flecha en el contragolpe con Felipe Caicedo llevando el esférico. En el centro del campo lo apareó Gastón Silva que estaba en la ofensiva y retornó corriendo. Era para cortarlo con falta. La juventud del futbolista llevó a intentar quitarle la pelota sin infracción. Chocó con el robusto físico del ecuatoriano y se cayó. Quedó el campo libre. Se metió por el centro del área, sin que Diego Godín pudiera llegar a taparlo y su remate rasante, al palo izquierdo del arco de Muslera decretó el empate. ¿Justo? Sí. Aunque Ecuador durante el dominio que ejerció del partido entre los 20 y 40 minutos, no creó situaciones tan claras como las de Uruguay.

Cuando todo indicaba que el empate clausuraría la etapa, el juvenil Gastón Silva, demostrando gran temple espiritual, cortó una pelota y se mandó al ataque en diagonal hacia la media luna del área ecuatoriana. Desde allí sacó tremendo remate de izquierda, con todo el ataque de Uruguay tendido en el área rival. El golero no pudo detener, dio rebote que cayó en la posición de Carlos Sánchez que se encontraba como puntero derecho, dentro del área. Tuvo dificultades para controlar la pelota. Le quedó un poco atrás. Sin embargo sacó un pase rasante al área chica. En medio de muchas piernas, Diego Rolan le pegó un tacazo con la pierna derecha mandando la pelota a las mallas. El gol festejado en gran forma por los jugadores y el público, selló el fin de la etapa con triunfo oriental. A mi juicio justificado si se contabilizan las claras situaciones de gol de uno y otro equipo.