1er. tiempo: parejo con Uruguay en ventaja justa
Escribe: Atilio Garrido / Fotografía: Fernando González (enviados especiales)
Desde el momento en que se movió la pelota se advirtió claramente la posición ultradefensiva de Costa Rica. Cinco defensores en línea (Gamboa, Duarte, G. González, Umana y Díaz, en ese orden de derecha a izquierda), delante de ellos cuatro volantes (Ruiz, Borges, Tejeda y Bolaños)y un solo atacante (Campbell No. 9) arriba, con la “caña de pescar”, por si le llegaba alguna pelota. La intención del técnico resultaba clara. Dejar desgastar a Uruguay, generar que la propuesta la futbolística la iniciaran los celestes, para dejar correr el reloj sin tomar goles. Quedaba claro que los “ticos”, mejor acostumbrados a jugar en el bochorno del calor y la humedad, apostaban al desgaste de los uruguayos para aprovechar esa situación en la segunda etapa.
A Uruguay le costó acomodarse a ese juego. No podía quebrar esa muralla humana. En cambio, los “ticos” desempeñaban mejor ese papel. Así nació la intentona de contragolpe –la receta a la cual se jugó el entrenador-, llevado adelante por Campbell volcado por la izquierda. Tomó a la defensa uruguaya desacomodada y jugada al ataque. Surguií Maxi Pereira para cortar en buena forma.
Los diez minutos iniciales mostraron una férrea disciplina táctica de Costa Rica, apretando sus dos líneas defensivas para formar un bloque impenetrable de nueve hombres que tuvo una particularidad. La línea final de cinco, en lugar de replegarse en el área se apretaba hacia delante, con los compañeros de media cancha. Pasaban los minutos sin que Uruguay se acostumbrara a ese juego. Obligado a vestir el traje de protagonista, sin disponer de espacios para tener la pelota en la mitad de la cancha, los uruguayos perdían fácilmente la pelota entre la marañas de piernas rivales. La fórmula indicada para romper ese cerco, era la de buscar el pase largo y sorpresivo para ganar en velocidad en el amplio sector que quedaba a espaldas de la línea de cinco de Costa Rica. Los celestes estaban obligados a cambiar el librero y jugar al “pelotazo”, cosa que no intentaron nunca hasta llegar al cuarto de hora.
A diferencia de Uruguay, cuando los “ticos” capturaban la pelota en la zona central, progresaban mejor en el campo, atacando siempre por la zona izquierda de su ofensiva. Así dispusieron de un córner y mandaron un centro peligroso que despejó Godín.
Un tiro libre desde la izquierda a favor de Uruguay generó la primera incidencia peligrosa. El centro lo cabeceó hacia atrás, Godín ganó en el aire y la pelota derivó en gol, bien anulado por el juez de línea. El jugador del Aleti metió el segundo cabezazo en posición adelantada. La incidencia pareció animar a Uruguay y poner nerviosos a los adversarios. Inmediatamente, una pelota metida desde la izquierda en centro semi-rasante, sin pretensiones, pegó en un defensa, derivó hacia la derecha donde la recibió sólo Cavani. Estaba el gol. La tribuna lo coreaba. Increíblemente el goleador del Paris Saint Germán remató de primera y afuera. Disponía de tiempo para bajar la pelota, elegir el lugar y rematar. Se encontraba muy solo y habilitado. Es difícil que el equipo tenga otra chance, tan fácil como esta, en el resto del partido.
A los 24 minutos una clara infracción sobre Cristian Rodríguez sobre el sector izquierdo del avance de Uruguay –en el mismo lugar de la infracción anterior que generó el gol anulado-, fue perfectamente ejecutada por Forlán. La pelota fue en comba, cerrándose hacia la izquierda. Arremetieron juntos Lugano y Godín. En forma clara, Junior Díaz (No. 15) que tomaba la referencia de marcación del capitán oriental, lo agarró con las dos manos desde atrás quitándole el impulso, haciéndolo caer. Siempre me afirmaba Schiaffino que si los árbitros aplicaran toda la rigurosidad que exige el reglamento, se cobrarían diez penales por partido. “En cada ejecución de pelota quieta que llega al área –afirmaba-, los defensores siempre agarran a los delanteros y son penales que los jueces no cobran”. El gran “Pepe”, el del gol del empate en el “Maracanazo”, quién también sostenía que en esa incidencia le pegó mal a la pelota, tenía razón. Este “tipo de penales”, normalmente, no se cobran. La rigurosidad del juez alemán Brych no varió pese al reclamo en masa de los “ticos”. El remate de Cavani terminó en la red a pesar de la muy buena estirada del golero Navas. La decisión arbitral debe de servir de alerta para la defensa uruguaya ante situaciones similares en el resto del partido…
El gol –ese gran táctico del fútbol- cambió los papeles del partido y los planteamientos de los equipos. Costa Rica se fue adelante. Anunció con un gran remate de Campbell desde fuera del área, que apenas salió desviado, que el gol en contra lo obligaba a buscar la igualdad. Siguieron a ese bombazo otras dos incidencias de peligro ante la valla de Muslera, en tanto Uruguay también modificaba su tesitura adaptándose a lo que mejor sabe hacer. Defenderse y contragolpear. Sin embargo, cada vez que intervenía Bryan Campbell generaba complicaciones a las cuales, ni los volantes, ni la última línea, le encontraban solución.
De contragolpe Uruguay comenzó a generar mayor peligro que anteriormente, cuando estaba “obligado” a atacar por la táctica costarricense. El segundo gol pudo llegar en una jugada de ese tipo. Sin embargo, Forlán se mostró irresoluto en posición de No. 10, pisando el área grande, buscando su remate en lugar de tocar a la derecha por donde Stuani llegaba solo. En la recarga, ya cerca del final del primer tiempo, un nuevo córner desde la izquierda reiteró otra jugada peligrosa a favor de Costa Rica. El centro llegó pasado al área, salió mal Muslera y en el segundo palo Giancarlo González (No. 3) se perdió el gol cuando Stuani no llegaba al cierre.
En la jugada siguiente, tomando otra vez a contrapié a la defensa de Costa Rica, por la izquierda del ataque Forlán recibió sólo. Sacó el remate llegando Junior Díaz (No. 15) a trabarlo. La pelota describió una rara parábola, se elevó y cayó rápidamente en el ángulo izquierdo del arco de Navas. El buen golero se estiró hacia atrás, cuán largo es, y con la punta de los dedos evitó el segundo gol.
Minutos después culminó la primera etapa con la ventaja parcial de Uruguay, justificada después del gol de penal de Cavani, cuando pasó a interpretar el libreto que mejor le conviene: el contragolpe. En el segundo tiempo deberá ajustarse algún mecanismo para neutralizar los intentos del siempre peligroso Campbell y cerrar el sector derecho de la defensa oriental, lugar elegido por Costa Rica para llevar sus ofensivas.