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Vairo, frente a un plan excepcional

El presidente de la FUBB dialogó largamente con Tenfield.com sobre su carrera, sobre la nueva Liga, sobre el plan estratégico de la federación y sobre el futuro del básquetbol uruguayo.




El gesto reflexivo es fiel reflejo de un carácter componedor y de una mentalidad pragmática: los de Vairo, quien comandará cambios que podrían ser esenciales para el básquetbol nacional.


11 noviembre, 2021
Básquetbol

En la cancha hay un chico de 14 años. Pese a su altura, bastante convencional, juega de ala-pívot. El básquetbol, para él, es una emoción desbordante, la materialización de un sueño. Y lo practica con amigos, sus compañeros de las menores en Welcome. Pero hoy es un día muy especial: en la tribuna lo está viendo su máximo ídolo.

 

“Él solamente se sentaba, pero la verdad es que me emocionaba su sola presencia. Sentía que tenía que romperla”. El ídolo se llama Óscar Moglia, y sigue siendo uno de los mayores monstruos sagrados en la historia del básquetbol rioplatense. Y aquel chico hoy tiene 64 años, desde 2012 a 2016 fue presidente de la Liga y, desde entonces, se desempeña como presidente de la Federación Uruguaya de Basketball: los años pasan pero, para Ricardo Vairo, la pasión queda.

 

“Welcome será siempre un sentimiento, aunque como presidente me abstraiga de ser parcial”, sostiene en diálogo con Tenfield.com. Y agrega: “El básquetbol me genera una sensación muy distinta al fútbol, porque permite que uno disfrute de ese sentido de pertenencia tan particular que hay respecto a un club en el que ha vivido buena parte de sus días, y en el que conoce a toda la gente. Además, el nuestro es un ambiente en el que discutimos todo, pero en el que, en el fondo, tenemos buena relación porque no estamos aquí por interés, sino por amor a un deporte que también es pasión”.

 

Durante la entrevista con Vairo, será esta la tónica que recubrirá la charla: la del encantamiento que, a quienes adoramos el básquetbol, aún seguimos sintiendo. Encantamiento que resulta particularmente oportuno hoy, cuando Ricardo, como presidente de la FUBB, se ha encargado de hacer público un plan estratégico que, como parte de FIBA PLUS, permitirá a Uruguay –seleccionado por ese programa- alcanzar infrecuentes horizontes de profesionalización y transparencia.

 

“Las grandes empresas multinacionales trabajan con una planificación de este tipo, pero en el deporte a nivel de federaciones es más difícil poder desarrollarlo. Lo que posibilitará el programa será partir de una misión, determinar para qué existe la federación y hacia dónde vamos, y, una vez que eso esté definido y que tengamos claro cuáles son nuestros valores, pasar al plano operativo, que tiene que ver con la definición de metas y de objetivos concretos que van hasta el año 2023, cuando termina nuestro mandato”, explica Vairo. Y remata: “Ello permitirá generar una sola cultura en la que los valores, los plazos y los objetivos estén claros, y en la que haya un mayor espíritu colectivo y una hoja de ruta bien clara que permita saber qué parte tiene que poner cada actor para alcanzar estos objetivos. Si los cumplimos, el básquetbol todo va a progresar, se volverá un deporte aún más popular, fomentaremos más y mejor básquetbol en todos los rincones del país, y tendremos metas que son ambiciosas en cantidad y en calidad, pero también presupuestos y encargados muy concretos de desarrollar el programa”.

 

El plan es público y vale la pena, puesto que está escrito con una minuciosidad y un nivel de planificación saludables, y resalta valores tan esenciales como el legado, el equipo, el respeto, la integridad y el juego limpio. Lo cual, en opinión de Vairo, repercutirá positivamente en una selección que trabajará de modo más sistematizado, y que ha basado aquellas metas en la contratación de Rubén Magnano, ya no como técnico sino como mandamás de todas las selecciones nacionales, porque “tiene un currículum como pocos en el mundo y porque, con su talento y su experiencia, es capaz de desplegar ampliamente su liderazgo”.

 

Con el Centro de Entrenamiento como base para generar un lugar de pertenencia para que los jugadores se sientan cómodos y puedan fraternizar con los chicos de las divisiones formativas, y con la disposición FIBA según la cual las eliminatorias mundialistas tienen llaves enteras que se disputan en cada país, Vairo cree que la química entre los celestes y, sobre todo, entre deportistas y afición, crecerá exponencialmente. “Hay un equipo unido, Rubén va a dejar enseñanzas a todo nivel y, si bien hay jugadores cuyos equipos no cederán en algunas instancias, como Granger, Bruno Fitipaldo va a participar de todas las eliminatorias y, más allá de la voluntad de los clubes, la disposición de los basquetbolistas es total”, destaca.

 

Pero ¿se puede entrever un futuro en el que los clubes locales vean limitada la posibilidad de contratar a estrellas, de manera de que la competencia sea más pareja, como ocurre en la NBA? “No lo descarto. Todavía estamos en una transición hacia una mayor profesionalización y hemos mejorado en la infraestructura, aunque nos falta mucho. Más allá de que aquí los clubes no sean franquicias, la mayor diferencia entre nuestro básquetbol, que es deficitario y se basa en mecenas que ponen dinero, y el estadounidense, es que la NBA es un negocio. Por lo tanto, las decisiones se basan en qué es lo mejor para que ese negocio prospere”, subraya.

 

Antes de terminar, el ex presidente de Welcome tendrá tiempo para graficar cómo la realidad de la pandemia ha permitido flexibilizar los requerimientos de la FUBB para la disputa de la Liga, al punto de que ahora los test de antígenos tendrán otro protagonismo y los equipos se enfrentarán en todas las canchas, disminuyendo las ventajas extradeportivas que el régimen anterior -y de emergencia- suponía.

 

Volvemos, cuando cae la noche, a aquel niño al que Moglia veía jugar, el mismo que muchos años más tarde sigue idolatrando a Óscar tanto como a Emanuel Ginóbili y a Michael Jordan. “¿Sabés lo que pasa? –dice-. Que un deporte sea profesional no significa que no involucre al corazón, porque el básquetbol se basa, quizás como ningún otro, en el amor. Su principal barrera, pero también su principal motor, es la emoción. Y mi principal responsabilidad como presidente es administrarla”.

 

Ricardo Vairo Zugnoni, señores: el mismo frente a Moglia que frente al turbulento Uruguay del año 2021.