Uruguay está sordo y Aguada agudiza la situación
Parece ser un mal que data de varias décadas e incluso se manifiesta en muchas áreas del deporte. Es que mientras desde ciertos sitios se hace especial hincapié en la pequeñez país que en realidad es gigante, que cómo puede ser tan grande si sólo lo habitan poco más de tres millones y otras tantas frases típicas más.
Sin embargo, les guste o no, desde el sur del sur siempre salen buenas noticias que parecen agrandar dicho territorio.
No importa cómo ni de qué modo pero, el mundo (o específicamente las Américas en cuanto al basquetbol) se viene acostumbrando a hablar de Uruguay.
Aguada está transitando uno de los momentos históricos en sus 92 años de vida. En menos de un año logró coronarse como campeón local luego de 37 años, se transformó en el vice campeón de Sudamérica y por si fuera poco, alcanzó la clasificación a una nueva definición internacional erigiéndose como uno de los mejores cuatro equipos de las tres Américas.
Esta columna no pretende repetir ponderaciones merecidas que desde algún lugar ya hemos expresado. Con un presidente como Flavio Perchman que se transformó en un dirigente de excelencia, un líder y exuberante jugador como Leandro García Morales quien llevó al rojiverde a la gloria con el fundamental apoyo de soldados que entendieron muy bien sus roles.
Lo que pretendo es que esto sirva como un punto de partida pensando en un recambio generacional que no se avizora favorable. Hoy es Aguada, pero antes fue Biguá, Welcome, Peñarol y otros tantos. Pero hay que trabajar mirando hacia adelante.
Atención, soy consciente que esta realidad de Aguada no refleja lo que a nivel de selecciones soñamos, pero no por ello, hay que dejar de ponderarlo. Para los que miramos la mitad del vaso lleno, esto debe servir para acercar aun más a los niños al basquetbol, a trabajar unificadamente para que el concepto “formar” sea más grande que el “ganar” (al menos en los primeros pasos) y así buscar espejos, que siempre los hay.
Es cuestión de no bajar los brazos ni caer en aspectos geográficos o económicos que frenen esa búsqueda de superación. Hambre de gloria.
A propósito…se logró escuchar un diálogo interesante en un parque montevideano…
“Uruguay está sordo” expresaba un jugador de la categoría mini de tal cuadro a su abuelo…mientras que el mismo chiquilín relataba sus movimientos emulando a famoso relator con un “va García Morales de tres…pa pa pa triple…”.
– Abuelo: ¿Qué yo estoy sordo? No nieto querido, estamos muy lejos. Ellos son potencias.
– Nieto: Pero abuelo, hay un equipo que es vice campeón sudamericano y que ahora está entre los cuatro mejores de las Américas. ¿Viste que se puede?
– Abuelo: Seguramente estés equivocado pero yo te entiendo…soñar no cuesta nada.
– Nieto: No lo soñé abuelo y estoy seguro que cuando sea grande muchos vamos a recordar esto y ojalá seamos como ellos. Ya que estás abuelo, ¿me regalas la camiseta 11 de Aguada? Como él quiero ser cuando sea grande.
– Abuelo: Si mijito, hoy es 11 de marzo y tenés que irte a tu segundo día de clases. Que yo estoy sordo me dice…(susurró el vetarno y volvió a su reposera).