Uno x uno: Rolan y Giménez, notable
Carlos Sánchez, Josema Giménez, Diego Godín y Diego Rolan con la alegría pintada en sus rostros.
Carlos Sánchez, Josema Giménez, Diego Godín y Diego Rolan llenos de alegría.
Escribe: Atilio Garrido
FERNANDO MUSLERA (7): Trabajo correcto, sin errores cuando decidió intervenir en las incidencias ya sea por remates desde fuera del área o salidas a cortar centros. En el cabezazo en el palo de Cuadrado –similar al de Godín el primer gol de Uruguay- quedó la sensación que era una pelota para salir a cortar.
MAXIMILIANO PEREIRA (7): Buen rendimiento. Clausuró su sector y fue importante –como siempre- escalando por su lateral. En una de esas subidas, un rechazo de la defensa colombiano lo fue a buscar con una rara pirueta, generándose la incidencia de la pelota quieta que culminó en el gol de Godín.
JOSE MARIA GIMENEZ (9): Impecable. Resulta difícil encontrar un jugador de su edad, con tanta tranquilidad y capacidad para jugar como último hombre. El segundo gol nace de un gran corte de juego y lucha posterior, cuerpo a cuerpo con Bacca, de la que sale ganador con perfecto pase para Maximiliano Pereira.
DIEGO GODIN (9): Notable. Solvente trabajo, con calidad y presencia de caudillo. Otro golazo definiendo una pelota quieto y luego sin fallas en ningún momento. Incluso, guapeando en la última jugada cuando se lo quisieron llevar por delante.
MARTIN CACERES (-): Estaba realizando un gran trabajo cuando abandonó la cancha lesionado.
NICOLAS LODEIRO (6): Le costó entrar en juego. Tardó tiempo en enchufarse. Cuando lo logró, generó la gran jugada con Carlos Sánchez que terminó en el segundo gol. Luego tuvo una gran intervención dejando sólo a Álvaro Pereira por la izquierda, anulándose la jugada por incorrecta sanción del línea que marcó offside inexistente.
ALVARO PEREIRA (7): En posición de lateral izquierdo realizó otro gran trabajo. Firme y seguro en la marca, con gran criterio para lanzarse al ataque.
CARLOS SANCHEZ (9): Otra producción de relieve y calidad. “Pie de seda” para la ejecución de las jugadas de pelota quieta. Tino y visión para mandarse al ataque con acierto. Seguro en la marca y exactitud para pasar el esférico. Se ganó la ovación con la que fue despedido por la multitud.
MATHIAS CORUJO (7): Otra gran producción como “doble cinco”. Tiene prestancia en la zona, no pierde la posición, quita y sale jugando. Sin la exuberancia de Arévalo Ríos, pero con más certidumbre en el juego y la ubicación, lo que redunda en beneficio de la última zona que no queda nunca descubierta.
ALVARO GONZALEZ (7): Sincronización perfecta con Corujo. Es como si siempre hubieran jugado juntos, cosa que no ha sido así. Su labor y su acople con el jugador de Colo Colo, dejan en evidencia –una vez más- la certeza de la frase que acuñó Dante Panzeri para definir el fútbol: “dinámica de lo impensado”. ¿Quién iba a pensar que este “doble cinco” inventado por el técnico Tabárez, tuviera tan perfecto rendimiento? ¿Y que Uruguay lograra estas dos victorias que no estaban en los cálculos de nadie?
CRISTHIAN STUANI (8): Un partido redondo. Tal vez el mejor desde que luce la celeste. Tanto en La Paz como aquí, exhibió una calidad, habilidad y condiciones para manejar la pelota, que anteriormente no aparecía en sus movimientos. Además, sumó una capacidad aérea para jugar como pivote, que resultó fundamental, por ejemplo en el tercer gol. Excelente desempeño.
DIEGO ROLAN (9): Un jugador notable, a tope y con rendimiento pleno de principio a fin. Es un atacante al estilo Piendibene o Míguez, es decir, un centre forward con talento, con habilidad, con gambeta, con dribling como se decía antiguamente. Toma contacto con la pelota y la protege, la amasa, es imposible quitársela. Agrego a ello desplazamientos veloces y genialidades como la que le permitió convertir el segundo gol. En La Paz y en Montevideo resultó un exponente fundamental.
ABEL HERNANDEZ (-): Poco en el campo, con el mérito de convertir un golazo por la difícil posición desde que remató. Dispuso de una chance anterior en jugada entreverada.
NAHITAN NANDEZ (-): Sin tiempo para lucirse, con pulmones con aire fresco para reforzar la mitad de la cancha en los últimos minutos.
