Un Profesor celeste del gran fútbol colombiano
La Selección Colombia en los ’80-90, de la mano de Francisco Maturana, el entrenador que aplicó un sistema de ataque y defensa masivos, con precisión, velocidad y creación superior a lo que se había visto hasta entonces, tuvo tal impacto que poco después del Mundial Italia 90, Gabriel García Márquez recibió la llamada más sorpresiva de su vida. Le comunicaron que lo pondrían al habla con el Secretario de Estado de los Estados Unidos de Norteamérica, Henry Kissinger. Pero más sorpresivo aún fue el motivo de la llamada. Cuenta García Márquez que imaginó que Kissinger, sabedor de la gran amistad del novelista Premio Nobel colombiano con Fidel Castro, querría pedirle algún tipo de mediación con éste. Pues no. El Secretario de Estado había decidido ocuparse personalmente de la organización del Mundial siguiente, 1994 en Estados Unidos y, visto el juego del anterior, se le había ocurrido lo más atinado empezar por consultar al colombiano más notorio.
El 22 de noviembre de 1990 llegó una carta con el rótulo de “Urgente” al Hotel Alameda, calle Ordóñez No. 104, Plaza Alameda, Toluca, México, dirigida a nombre de un huésped: el uruguayo Profesor del ISEF, José Ricardo De León.
“Recordado, admirado y querido Profe. Con toda seguridad que Vd. no alcanza a imaginar la emoción que me embarga al sentarme a escribirle. Después de casi una hazaña policíaca he logrado conocer su dirección y pienso que es lo mejor que me puede pasar, pues cada día me voy aferrando a esta profesión y sobre todo a la idea de no ser mediocre, y el encontrarlo a Vd. es sin duda alguna la puerta para ese, mi deseo. Ya, entonces, se habrá podido dar cuenta lo que representa para mí este momento en el que le estoy escribiendo. Siento que voy a crecer pues con toda sinceridad le digo que veo en Vd. la puerta a ese mar de conocimiento que es el fútbol y me quiero aferrar a ella con todo el corazón y con la convicción que creceré en conocimientos”.
La firmaba Francisco “Pacho” Maturana y ésta sí que no era sorpresiva para nadie que conociese el fútbol colombiano.
De León había llegado como entrenador a Colombia en Junio de 1981, después de ser Campeón Mexicano y Uruguayo con cuadros chicos que por primera vez eran campeones -Toluca y Defensor respectivamente-. Llegó más precisamente a una pequeña ciudad de 292.263 habitantes cuyo nombre es Ibagué. Capital del Estado de Tolima. Deportes Tolima, el club de esa ciudad, comenzó a ganar en serie y sorprendentemente se ubicó como puntero de una zona de las dos en que estaba dividido el Campeonato de Colombia. La gente en Ibagué estaba entusiasmada, las tribunas se llenaban y aquel modesto club pasó a ser la sensación de la segunda parte del torneo. “El chico se hizo grande y va a la Copa” tituló la revista Estadio cuando Deportes Tolíma clasificó a la Libertadores. El Profe formó escuela de entrenadores en Colombia, Hugo Gallego y Pacho Maturana entre otros y en un pasaje posterior por Unión Magdalena (logrando la mejor clasificación de otro modesto club en Primera División en muchos años) descubrió y promovió a Carlos Valderrama, que luego fue -y sigue siendo- el jugador emblemático de la historia de la Selección Colombia.
En su libro libro “Talla Mundial”, Maturana cuenta sus experiencias en el mundo del fútbol, su sistema de la Selección Colombia y en la página 96, rotundamente afirma: “El Prof. José Ricardo De León es el creador de este sistema para América del Sur”. El 11 de junio de 1992, Maturana fue hasta Toluca para visitar a De León. De la reunión da cuenta “El Heraldo” de esa ciudad: “Llegué hasta aquí para visitar al profesor De León, el mejor técnico que he conocido y que es una verdadera enciclopedia de fútbol”, declaró el entrenador que cambió la historia de la Selección Colombia.
De León conocía el fútbol colombiano de su época de jugador. Fue el 10 del América de Cali que en 1951 estuvo 13 partidos invicto. Estaba convencido que los jugadores de aquel país, todos, poseen una técnica y dominio de los fundamentos perfecta. El gran problema estaba en que no sabían marcar y tenían poca fortaleza espiritual para soportar adversidades. Su tarea fue principalmente docente táctica, “porque con la pelota sabían hacer todo lo que hay que hacer”, sostenía el Profe.
Ahora hace décadas que son completos, practican el “fútbol total” que Juan Alberto Schiaffino se preguntaba si lo habían inventado Mitchel o De León y Maturana no dudó en responder que el uruguayo. Además ahora tienen de entrenador a José Pekerman, digno sucesor de los argentinos Alfredo Di Stefano, Adolfo Pedernera, Néstor Rossi, Julio Cozzi, Angel Perucca, René Pontoni, Mario Boyé, Héctor Rial, que llegaron a Colombia como futbolistas en los tiempos de “El Dorado”, junto a los uruguayos José Ricardo De León, Alcides Mañay, Raúl Pini, Ramón Villaverde, Julio Ulises Terra, Angel Otero, Víctor Pignanelli, Manuel Sanguinetti, Víctor Lattuada, Lauro Rodríguez, Abraham González, Bibiano Zaparian, Miloc, entre otros y, después del triunfo en Maracaná, Schubert Gambetta y Eusebio Ramón Tejera.
¿De qué hablaron García Márquez y Kissinger en aquella conversación? Probablemente de literatura y de política, pero el motivo fue un fútbol clamoroso que tuvo un profesor celeste.