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Un año redondo

En entrevista exclusiva con Tenfield, el técnico campeón uruguayo con Peñarol en Tercera División, Julio Mozzo, evaluó la temporada y brindó detalles




Julio Mozzo, director técnico de la Tercera División de Peñarol, que se consagró campeón uruguayo en 2024.


28 diciembre, 2024
Peñarol

Peñarol tuvo un año brillante, incluso histórico. Luego de que el primer equipo, comandado por Diego Aguirre, alcanzara la gloria del Campeonato Uruguayo, donde cerraron una campaña récord de 93 puntos acumulados, también logró el título en Tercera División, bajo el mando de Julio Mozzo, ex jugador carbonero (donde jugó desde 2007 a 2010), cortando así una racha de 24 años sin consagrarse campeón.

 

En enero de 2024, Mozzo llegó a Peñarol a pedido exclusivo de Diego Aguirre. Como la palabra del entrenador e ídolo aurinegro es prácticamente palabra santa, su deseo se convirtió en realidad en poco tiempo y el técnico de 43 años tomó las riendas de la Tercera División, con la confianza y el respaldo absoluto de quien lo trajo. Y vaya si respondió.

 

11 meses más tarde, Peñarol obtuvo su primer Campeonato Uruguayo en la categoría luego de 24 años, y lo hizo con una supremacía parecida a la que tuvo el plantel principal, pero incluso con algo más. Es que el equipo de Mozzo fue ganador de principio a fin: abrochó el Torneo Apertura, el Torneo Clausura y la Tabla Anual, coronándose sin la necesidad de jugar finales. Además, y para nada menos importante, venció a Nacional en los dos clásicos que se disputaron; en el Apertura, con un triunfo 2:1, mientras que en el Clausura, con una victoria por 1 a 0.

 

Sobre esto y muchas cosas más, Julio Mozzo se explayó en una conversación exclusiva con Tenfield, donde expresa su felicidad por los logros alcanzados, detalla su trato especial con los jugadores, opina sobre la actualidad y el funcionamiento interno del club y evalúa el trabajo hecho durante el año.

 

¿Cómo se siente haber logrado el Campeonato Uruguayo en Tercera División luego de 24 años? ¿Cómo evalúa el año?

 

Todavía estoy cayendo, los primeros días cuesta. Estoy muy contento, con lo difícil que es salir campeón, y más después de 24 años. Si bien yo no estuve trabajando en el club estos últimos años, cortar esa racha es muy importante para la institución y para los muchachos del equipo. Es un logro. Y también por la forma, donde se ganó el Apertura, se ganó el Clausura, se ganaron los clásicos; se ganó todo. 

 

Competimos con Nacional que, la verdad, tiene tremendo plantel. Es super meritorio el desempeño de los muchachos. El año pasado jugaron una final y no pudieron ganar, pero la mayoría se quedó y ahora tuvieron un desahogo muy grande. Cuando llegué les dije que teníamos dos objetivos: ganar los clásicos y salir campeones. Por suerte se consiguió todo y salió redondo. Estoy feliz.

 

Repasando el desarrollo de la temporada, ¿cuál fue el momento más importante que atravesó el equipo? ¿Hubo algún partido específico que haya representado un antes y un después?

 

Para mí, el primer clásico en el Parque Palermo por el Torneo Apertura, que ganamos 2 a 1, fue fundamental. Si bien veníamos primeros en la tabla, fue crucial para ganar confianza y creer que se podía, porque ellos venían con la espina de haber perdido las finales del año pasado y estaban dolidos. Pudieron sacarse esa espina, el equipo hizo un click y agarró confianza.

 

También fue meritorio desde su parte, habiendo logrado todo esto en el mismo año que llegó al club, a pedido de Diego Aguirre, ¿verdad?

 

Sí, es verdad, me trajo Diego. Llegué por recomendación. A principios de enero tuve una reunión con Aguirre, donde me dio el visto bueno y, sobre todo, la confianza y la tranquilidad para trabajar, libertad que fue fundamental para mí también. Siempre tuve el apoyo de él y le estoy muy agradecido por haberme dado la gran oportunidad de regresar al club en el cual supe estar como jugador. Fue tremendo desafío, muy importante.

 

¿Cómo es su relación con Aguirre?

 

Bien. Cuando ganamos los clásicos y cuando salimos campeones, recibí llamados y mensajes de su parte. Había un ida y vuelta, sobre todo, con los ayudantes, cuando necesitaba jugadores para los entrenamientos o cuando bajaban jugadores de Primera para jugar, que generalmente eran los mismos: Kevin Morgan, Nahuel Herrera, Tomás Olase, Santiago Benítez, Luciano González. Siempre hubo comunicación.

 

¿Cómo era la gestión de jugadores y del equipo respecto con las necesidades del plantel principal?

 

Más que nada, bajaban los que tenían pocos minutos. Si bien el plantel principal era muy numeroso, siempre bajaban los mismos, y lo bueno es que lo hacían con buena predisposición. Eso para nosotros y para el grupo en general fue muy importante. Otras veces, cuando teníamos un plantel muy reducido, subíamos chicos de Cuarta para el banco.

 

¿Cuándo subieron a los más chicos, entre ellos estuvo alguna vez Germán Barbas?

 

A Barbas lo tuvimos dos partidos. Después jugó mucho en la Cuarta y en su categoría, la sub-17.

 

¿Cuáles fueron los jugadores que más se destacaron bajo su mando en el año?

 

Fue el equipo. Cuando yo llegué, hice hincapié en armar un buen grupo y se formó tremendo grupo. Los muchachos siempre entrenaron bien, con buena cara, sabiendo en la categoría que están: cerca de Primera. Yo siempre los traté y les exigí como jugadores de Primera. No son inferiores. El plantel en general, los once que entraban y los suplentes, se lucieron. Después tuvimos niveles altos de jugadores, pero fue general: Leandro Umpiérrez, Pablo Nongoy, Nahuel De Armas, Franco Suárez; también los que bajaron, como Faustino Fernández, Santiago Benítez, todos. La verdad que mantuvieron un nivel muy parejo durante todo el año.

 

¿El argentino Adrián “Toto” Fernández llegó a pasar por su plantel? ¿Cómo lo vio?

 

Sí, estuvo solo un entrenamiento y un partido. Justo fue en el momento que nos quedamos sin delanteros, por la lesión de Luciano González y la quinta amarilla del “Pipa” (Agustín) Rodríguez. No teníamos centrodelanteros y hablé con la gente de arriba, de Primera, y la única opción que teníamos era la del “Toto” Fernández. Lo puse de nueve, que sé que no es su posición natural, y después de mediapunta, rotando con (Leandro) Umpiérrez. Lo tuve un entrenamiento y un partido y lo hizo muy bien. Técnicamente es muy bueno, le falta ritmo porque tuvo pocos minutos, pero te das cuenta que tiene mucha calidad.

 

¿Cómo fue el trabajo mental y emocional con los jugadores? Tanto de los que bajaban del primer equipo como de los que llevan más tiempo en Tercera y no encuentran muchas oportunidades en Primera.

 

Bien. A mí me gusta mucho hablar con los jugadores, tanto en el ámbito grupal como en el individual, me gusta el mano a mano y me parece importante que exista. Cuando vi que tenían algún bajón, por ejemplo, con los muchachos que bajaban de Primera, yo les decía que ellos se tienen que mostrar como una vidriera. Al no tener muchos minutos, debían aprovechar la oportunidad para agarrar ritmo de juego y prepararse para jugar en el primer equipo. Pero, como dije antes, siempre lo hicieron con buena predisposición, con muy buena actitud, y eso motivaba y potenciaba a los demás muchachos del plantel de Tercera. Me gusta hablar mucho con el jugador. Yo humildemente estuve mucho tiempo de ese lado y sé lo que se siente cuando te bajan y cuando te suben, la parte emocional es muy importante, por eso hicimos mucho hincapié en hablar con ellos, priorizando la parte emocional.

 

¿Cómo describe usted el estilo de juego de su equipo? ¿Qué es lo que busca impregnar en la cancha a través de sus jugadores?

 

Lo primero es la intensidad, que es fundamental en el fútbol actual. Luego, la presión tras pérdida, que obviamente depende de los jugadores que uno tenga. Cuando llegué, vi que tenía los jugadores necesarios para poder llevarla a cabo. Otro aspecto importante es la intensidad, la generosidad con los compañeros y jugar. Teníamos jugadas aceitadas, que los jugadores las tenían muy claras. Tener jugadores inteligentes también es fundamental. Para mí lo hicieron muy bien los muchachos.

 

Más allá del gran año que hizo Peñarol en general y estando usted dentro, ¿cómo ve al club actualmente? ¿Cómo lo ve en comparación al momento en el que usted tuvo su pasaje como jugador?

 

El club se ve muy ordenado y, lógicamente, cuando al primer equipo le va bien, bajan buenas vibras. Se trabaja muy bien, con un buen grupo, tanto en Primera como para abajo, todo en coordinación. Si bien yo no estuve nunca en las inferiores de Peñarol, se ve que está todo muy ordenado y bien organizado.

 

¿Qué planes tiene para el 2025?

 

La semana pasada tuve una reunión y esta semana voy a tener otra para ver si cerramos mi continuidad. La idea, obviamente, es seguir. Si bien tuve algún sondeo de la B de Argentina para ser entrenador de primer equipo, mi idea es quedarme acá en Uruguay, priorizando también a la familia. Ya estamos preparándonos para recibir a los muchachos de la Cuarta que suben y a los que se quedan, porque la gran mayoría se van a ir. Si Dios quiere y seguimos en el club, trataremos de armar un buen grupo para el año que viene. Los sondeos no fueron nada seguro, pero mi idea es quedarme acá.