Sobre Nacional y Artigas
El comentarista destacado Guzmán Mederos, a mi anterior columna, pregunta: “¿Qué tendrá que ver Artigas con Nacional, a qué genio se le ocurrió?
Se les ocurrió a Caprario, Bouton Reyes, Storace, Autem Arteaga, Urta Scola, Sciutti, Zubillaga, Olaondo Cordero, De Castro, Ortiz, Garzón, Nébel, Evia, Nin, Lavalleja, Negro, Prat, Puppo, entre otros jóvenes que la noche del 14 de mayo de 1899, se reunieron en la casa de Ernesto Caprario, en la calle Soriano, número de puerta 99 (hoy 922) para fundar el Club Nacional de Football y “por unanimidad, resolvieron que su bandera llevara los colores del emblema de José Gervasio Artigas”.
Además el Parque Central fue construido en la vieja chacra de La Paraguaya, donde José Artigas fue proclamado Jefe de los Orientales, pero si sólo se le hubiese ocurrido a quien pintó la más conocida de las banderas de Artigas en la bandera gigante que Nacional estrenó el jueves pasado, ya tendría bastante que ver.
En realidad, de una u otra forma, todo tiene que ver con todo y para todos los gustos, “el encuentro fortuito de una máquina de coser y un paraguas en una mesa de disección”, según los surrealistas, “la biblia y el calefón” según Discépolo… Cada cual elige las asociaciones de ideas que prefiere. A mí me gusta el encuentro de los fundadores de Nacional y de estos hinchas y Artigas. Lo elegí porque se cruzó con la presentación de la bandera.
Así también elegí escribir sobre Peñarol y el concepto -de Carlos Marx, entre otros- de valor trabajo en un producto (de pronto pude haber buscado y releído, en la Sport Ilustrado, la última entrevista a Lorenzo Fernández, sus definiciones, o haber ido aún más atrás en la historia), cuando me referí a la réplica del ferrocarril en la bandera gigante de Peñarol. Es cuestión de elegir. Ante cada suceso habrá tantos puntos de vista como personas lo miren y, como decía el genial Rafael Barradas -no dejen de ver su exposición en el Museo de Artes Visuales; es un lujo que nos damos gratis-, incluso, “la emoción es un ángulo”.
No quiere decir que Artigas sea propiedad exclusiva de Nacional. Al único futbolista que le vi un tatuaje de Artigas, por ejemplo, fue a Pablo García, histórico 5 de Wanderers y de Peñarol. Artigas es de todos quienes lo elijan. Conocemos, además, a millones que lo han elegido como referente, aún no siendo uruguayos.
Como cantaba La Mezcolanza, murga de Hugo Brocos, antecesora de Falta y Resto, “un día nos dieron un juego donde había que elegir…”