Silveira: “En Defensor no éramos favoritos; Salto Uruguay fue un orgullo grande”
Luis Silveira, el “Bicho” en el ambiente del básquetbol, campeón desde el Torneo Federal hasta la LUB, recordó las conquistas de 2003 en Defensor Sporting y de 2004-2005 en Salto Uruguay.
Luis Silveira tiene 49 años de edad. Y su carrera ganadora y llena de reconocimientos -en la que jugó en múltiples equipos y en la que, entre otras cosas, ganó varios Torneos Federales con Welcome, salió Campeón Sudamericano con la celeste y obtuvo dos Ligas Uruguayas de Básquetbol- está presente siempre en el recuerdo de los hinchas.
Dos de sus consagraciones fueron, justamente, las LUB que consiguió en 2003 con Defensor Sporting y con Salto Uruguay en 2005. Sobre ese pasado glorioso, sobre su experiencia y sobre su presente, es este diálogo con Tenfield.com.
-¿Qué te dejó la consagración en el violeta?
-Ganamos la LUB y también el Federal. Se decía que los equipos del interior se habían reforzado muy bien. Jugamos la semifinal con Trouville. Paysandú se había armado con la piedra angular del Cordón campeón: Diego Losada, Marcel Bouzout… Tenían un plantel completo y largo. Con Defensor Sporting, en esa Liga no éramos favoritos.
-¿Cómo lo lograron en las finales ante Paysandú?
-Nosotros, junto con Gustavo (Szczygielski), Diego Castrillón y Pedro Xavier, integramos un plantel nuevo. Salimos adelante. Teníamos claro los roles. Gerardo (Jauri) era el técnico. El profe, “Canario” González, fue clave en la formación del grupo. Hubo momentos difíciles. En la definición estuvimos 23 puntos abajo empezando el segundo tiempo. Cada uno de nosotros sabía lo que tenía que hacer. Se jugaba con la regla del salto en media cancha en una pelota dividida. Gustavo, que solo se tira al piso en caso de incendio, lo hizo… Provocó ese salto. Faltaban dos segundos e íbamos un punto abajo. Nos quedaba un tiempo. Lo pedimos, armamos la jugada, y gol de Diego.
-Fue estratégico. ¿Cuánto pesó el recorrido que tenían en ese tipo de partidos?
-Pedro y yo nos pelamos por las esquinas. Era una especie de curva por afuera de la línea de fondo, Diego Castrillón jugaba al pick and roll, y Gustavo tiraba desde la cabeza de llave. En Defensor influyó la experiencia y la fortaleza del grupo. Algunos veníamos de la época de Welcome. Tomamos la responsabilidad. Sabíamos que no era fácil. Teníamos que hacer las cosas casi perfectas para ganar. Nos convencimos de que podíamos. Si hubiéramos sido un equipo inexperiente, la situación sería diferente. Paysandú era estructurado, pensante. En el último partido tenían una ventaja muy grande. Se caracterizaban por la posesión súper larga, a la orden de Pablo (López). Imaginate la desesperación. Corrías detrás del balón.
-A la distancia, ¿qué opinás de la Liga 2004-2005 que ganaron con Salto Uruguay?
-La de Salto Uruguay fue increíble. Otra vez el grupo terminó salvando la situación. Fuimos Pablo Morales, Adrián Bertolini, Gabriel Abratanski y yo de Montevideo. Con Gabriel jugamos en Welcome en forma esporádica. Era todo nuevo, no tenían mucha idea en la organización sobre la competencia. Javier Espíndola era el técnico y podía apoyar a los dirigentes. No era que representábamos a la selección de Salto. Agrupaba a ocho equipos. Limitaba mucho el potencial. La gente al principio no estaba de nuestro lado. Eso se logró en el desarrollo con el Estadio Bernasconi completo. Había dificultades, por ejemplo en temas médicos: parecía muy folclórico. Siempre tuvimos la premisa de que todos juntos podíamos. Barrimos para adentro y sobrellevamos la adversidad. Nos ayudó en momentos cruciales. Viajar a Montevideo no nos complicaba como a los equipos de la capital, porque lo hacíamos seguido. Nos aseguramos el primer lugar, clave para la definición.
-¿La historia le dio mayor dimensión al logro?
-No sé cuánto tiempo más pasará para que vuelva ocurrir que un equipo del interior gane la Liga… Haber sido campeones fue un orgullo muy grande, nunca había pasado. Arrancamos las finales perdiendo. Paysandú había formado un gran equipo, lo había reforzado, viajamos y jugamos de visitantes. Teníamos esa contra en teoría. La cancha estaba divina, con 7.500 personas en contra. Más lindo que eso no hay nada. La presión se la pasábamos a ellos. Cuando entramos, Javier (Espindola) nos pidió que lleváramos el juego parejo y, si nosotros lográbamos una ventaja de cuatro o seis puntos, promediando el último cuarto la presión iba a ir en contra de ellos, porque la tribuna los condicionaría. Así fue, parejo, y era lo más difícil por nuestro plantel corto. Sacamos ventaja gracias a un triple de Pablo Morales. Y cuando llegó el final, por el empuje de la gente ellos cometieron errores.
-¿Cómo te lleva este momento de emergencia sanitaria debido al coronavirus?
-Estoy queriendo saltar desde casa (risas). Aguardando en la trinchera y esperando la voz de aura. Comparto con la familia. Es una oportunidad para aprovechar que nos deje algo positivo.
Luis Silveira, el ex basquetbolista y el actual entrenador. “En Miramar se contrataron cuatro jugadores y, como no se sabe la fecha de comienzo del Metro, quedó todo en suspenso. Seguimos pendientes del básquetbol a través de videos. También compartí imágenes de rutinas para que la gente de todas las edades siguiera haciendo deporte. Consulto a los profes y me ayudan. Las cosas positivas conectan mucho”.