Equipo que gana… ¡se vende!
Un repaso en profundidad sobre la influencia de las bajas en momentos determinantes para los últimos dos campeones uruguayos.
Los hinchas de los grandes cantan en la tribuna sobre ganar títulos internacionales, mientras que en las redes sociales toman viento en la camiseta bajo lo que la historia narra: que son enormes a nivel continental. Pero, últimamente, los más ganadores del fútbol uruguayo se han conformado y disminuido a ser simplemente eso: grandes a nivel local. Las ventas de piezas clave no frenan estos títulos, aunque terminan por dejar a medio camino campañas prometedoras en copas internacionales. Aquí, analizamos ese fenómeno.
Nacional 2022/2023. El bolso venía de un mal campeonato uruguayo y de una derrota dura a nivel internacional contra su rival de todos los días, en una copa que no es la máxima aspiración de los clubes históricos; en suma, de un año para el olvido.
La llegada de Pablo Repetto implicó la partida de algunos jugadores de larga trayectoria en el club, jugadores referentes, pero que el técnico consideró prescindibles. A su vez, implicó la incorporación de jugadores de categoría como Gigliotti, Coelho y Zabala, entre otros.
A nivel local, el tricolor culminó como escolta de Liverpool -campeón del Apertura-, pero ganó el Intermedio, quedando en el primer puesto de la Tabla Anual. La campaña internacional no fue tan buena: solo logró dos victorias y un empate en la fase de grupos. Esto no le alcanzó para pasar a octavos de final, pero sí para quedar en fase eliminatoria de la Copa Sudamericana. Nacional tenía un buen plantel y había logrado un funcionamiento muy superior al de años anteriores. Además, conseguía la incorporación de Francisco Ginella y, para sorpresa del mundo entero, la de Luis Suárez. Todo estaba dado para que aprovechara para dar el batacazo en la Sudamericana. Pero Atlético Goianiense se impuso al el sueño albo.
A partir de ahí, quedó un plantel estelar para afrontar el Campeonato Uruguayo. Lo lógico seguramente hubiera sido potenciar el equipo para afrontar el año siguiente y realizar una buena campaña en la Libertadores. Sin embargo, Nacional no pudo retener a sus figuras más importantes. Apenas terminado el sueño internacional, Marichal y Ocampo emigraron a Rusia y a España, respectivamente.
Las bajas siguieron, empezando por una imposible de evitar; luego de cumplir lo pactado, Suárez emigró a Gremio en noviembre, aventura a la que lo seguiría Felipe Carballo un mes más tarde.
Luego de que el argentino Ricardo Zielinski ocupara la vacante que dejó Repetto al marcharse al exterior, donde antes ya había tenido éxito, Nacional siguió perdiendo piezas clave de ese equipo que se consagró con diferencia amplia en la Tabla Anual. El zaguero Leo Coelho terminó su contrato en diciembre, y todo hacía indicar que renovaría. Luego de idas y vueltas en las negociaciones, terminó pactando con Peñarol. Nacional no solo no lograba contener a su plantel campeón, sino que se le iban jugadores de manera ruidosa. Los últimos en abandonar el barco del campeón serían José Luis “Pumita” Rodríguez y Laborda, aunque con destinos internacionales.
El plantel diezmado empezó con muy malos resultados, lo que derivó en que Zielinski fuera cesado para dar retorno a Álvaro Gutierrez, asociado, en cambio, a la palabra “ganador”. “Guti” no logró un buen Apertura, pero sí una buena campaña internacional con la que superó la fase de grupos en la Copa Libertadores. ¿El rival? Boca Juniors.
No obstante, poco antes del partido por octavos de final volvieron a aparecer bajas importantes. El primero en marchar fue el capitán, Sergio Rochet, de las figuras más regulares y resonantes tricolores, a Inter de Porto Alegre, donde hoy es figura. A él se le sumó Camilo Cándido, lateral destacado que también tomó Brasil como destino, pero para jugar en Bahía. El último fue Bocanegra, quien rescindió su contrato luego de la eliminación por Libertadores, sin estar disponible para los restantes encuentros, precisamente por la transferencia.
Un plantel que en 2022 prometía mucho fue diezmado y terminó con una campaña mejorable a nivel internacional, y con un Campeonato Uruguayo donde, a falta de 8 fechas para que termine, ya perdió la posibilidad de dar batalla por el título. De esta manera, el conjunto actualmente dirigido por Álvaro Recoba está comprometido en la clasificación directa a la fase de grupo de la Copa Libertadores.
Peñarol 2021/2022. Luego de un bicampeonato tricolor, el carbonero se veía obligado a reforzarse para volver a ponerse a tiro frente a su máximo rival. Las novedades más importantes fueron la renovación de Kagelmacher y Trindade, además de la contratación de Musto, Ceppelini, Carlos Rodríguez y Agustín Canobbio. Las incorporaciones llegaban como agregado a una base de juveniles del club prometedores, como Facundo Torres y Agustín Álvarez Martínez.
La temporada 2021 empezaría con sentimientos ambiguos para los mirasoles: se ganaba gustando y goleando por Copa Sudamericana, y clasificando a los octavos de final con tranquilidad. Pero por otro lado, el campeonato uruguayo empezó con tres victorias y cinco empates antes de la llegada de las semanas más importantes del año, cuando carboneros y albos se enfrentarían tres veces en menos de un mes entre la Copa Sudamericana y el torneo local.
Estos tres partidos significaron un antes y un después en el Peñarol 2021, que perdería el primer encuentro pero pasaría de fase en Copa Sudamericana. Sin embargo, fue en ese pico máximo de euforia mirasol, antes de eliminar a su tradicional rival, cuando el equipo recibió dos bajas importantes: la partida de Fabricio Formiliano al fútbol mexicano y la de Joaquín Piquerez -de los puntos más altos del Peñarol de Larriera- al Palmeiras. Los sustitutos fueron Elizalde y Juan Manuel Ramos, quienes no tuvieron rendimientos a la altura de sus predecesores. Las bajas de los defensores se sumaban a la del formidable David Terans, quien se había marchado en mayo, en plena temporada.
A pie de este último, justamente, caería el sueño internacional carbonero, quien perdería de local ante el Atlético Paranaense, sufriendo un gol de Terans, de excelente actuación, en el partido de vuelta. El aurinegro no supo llenar el hueco que dejaron las bajas, y el sueño murió.
Sobre la hora y con mucha emoción –“a lo Peñarol”, dirán sus hinchas-, los dirigidos por Larriera lograron el título local. ¿Esto generó la retención de figuras y la potenciación del equipo en busca de una gran campaña para la Libertadores 2022? Para nada. En diciembre llegarían las bajas de Jesús Trindade y de “Paco” Rodríguez, que un mes más tarde serían seguidos por Giovanni González, Gary Kagelmacher y Facundo Torres.
Este plantel, que más tarde perdería a Canobbio en pleno desarrollo de la actividad, terminaría haciendo una de las peores campañas del club en muchísimos años.
Definir objetivos. Contratos cortos, con cláusulas difícil de comprender y jugadores importantes a préstamo con cláusula fáciles son solo algunos de los errores que los grandes han repetido, a juicio de muchos de sus hinchas, en los últimos años. Además, la realidad innegable de que en nuestro fútbol cuesta mucho competir económicamente con propuestas de equipos extranjeros, incluso con las de países que no tienen el fútbol tan desarrollado, es innegable. Entonces: ¿con qué pueden tentar a los jugadores para que elijan venir y prefieran quedarse ante ofertas tentadoras?
Hay una palabra mágica que ilusiona y hasta se ha vuelto cliché en el fútbol, más aún en nuestro país: “Proceso”. Es difícil que el proyecto de un club prospere cuando cambian los que conducen al equipo -y las mentalidades de quienes conducen-. De la misma manera, si cada vez que un proceso comienza a dar sus frutos, cambia un gran porcentaje de los protagonistas en campo de juego, lo que sucederá consecuentemente es predecible.
También es poco coherente pedirle a un equipo que funcione a los pocos días de haber empezado a trabajar. Luego de perder en su debut reciente dirigiendo a los albos, Recoba dijo que de esa situación se salía con tiempo de trabajo, un recurso con el que pocos técnicos de los grandes han contado.
Hasta que ninguno se arriesgue a hacer la excepción, seguiremos en esta nueva -y ya no tan nueva- realidad de lo clubes uruguayos, miembros de un fútbol que vive con esa mentalidad: la de ir día a día. La de comer hoy. Y mañana se verá.