Rubén Paz, el mago perpetuo
Una vez, evocando el inolvidable plantel con que Peñarol salió Campeón de América y del Mundo en 1982, Fernando Morena declaró: “Para mí, talentoso es un jugador que sabe hacer lo que debe hacer. Y nosotros habíamos perdido a un gran talentoso, que era Rubén Paz”. Pero no fue aquel derroche de gracia divina una promesa trunca, porque Paz (Artigas, 1959) se convirtió en un diamante en bruto del Inter de Porto Alegre, disputó dos Mundiales y un Mundialito con la selección uruguaya y se transformó en uno de los mayores ídolos en la historia de Racing de Avellaneda, que pronto lo honrará con una estatua.
Sobre sus primeros días en Artigas, sobre su amor intacto por Peñarol y sobre una trayectoria que incluye múltiples títulos nacionales e internacionales, además de goles, gambetas, pausas y actos de magia que no se pueden traducir en números, el ex jugador del Genoa y del Racing Club de France -cuyo carácter jamás fue domado por los laureles- habló hace pocas horas hace pocas horas con Tenfield.com TV.