Cerrito se abrazó a la alegría en el cierre de un gran partido, 2:1 a Rocha. Maximiliano Silvera, de penal, con suspenso  en una pelota que casi desvía el arquero y picó adentro. El auriverde quedó a un paso del anhelado ascenso. A pesar de estar lejos de su mejor producción, el valor superlativo de los puntos, le dio dimensión a su victoria. Insistió hasta el final, a pesar de llegar más con el corazón que en el fútbol que mostró en gran parte del Campeonato. Facundo Vega aceleró por derecha y la falta de Gabriel Sosa le dio la  oportunidad a Silvera para liberar el festejo contenido, revoleando la camiseta y con la euforia de todos los auriverdes.

Los argumentos del equipo de Roland Marcenaro surgieron desde el arquero Alberto Eiraldi en el penal atajado del comienzo a Agustín Gallego. Decisivo en el desenlace. Entonces afianzó el liderazgo faltando dos  fechas. 

Rocha no disimuló su bronca porque hizo un muy buen partido. Se recompuso del penal malogrado y también de la expulsión de Enzo Lemos a los 19’. Empató con el avance del volante Camilo Nassi y luego no renunció a la ofensiva en el contragolpe.

Los celestes de Marcelo Suárez sintieron el desgaste en los últimos minutos. Cerrito empujó, sin avasallar, y en una corrida encontró el desahogo. Está cada vez más cerca del regreso a primera.