River Plate volvió al triunfo. En gran partido, con el espectacular y agónico zapatazo de Matías Alfonso, superó a un corajudo Cerro.

Primera parte por demás entretenida y abierta. Arrancó mejor la visita, que se plantó decididamente en campo contrario y no fue de extrañar que se pusiera en ventaja, producto de un potente derechazo de Lucas Rodríguez. Jugaba mejor y manejaba el balón, pero en gran reacción y en una ráfaga a puro gol, el darsenero dio vuelta el tanteador con las conquistas consecutivas de Gonzalo Castro y el argentino Hernán Rivero. Contundencia al máximo del minuto 23 al 27. Y cambió el viento, el dueño de casa pasó a dominar el trámite y bien pudo alargar la diferencia en el scorer.

Complemento intenso, de ida y vuelta. Alto voltaje y peligro permanente sobre los dos arcos. Los dos equipos dejaron y pusieron todo en la cancha. Regalaron 45 minutos plenos de fútbol. El local, con mejor manejo de balón, pero sin puntillazo final, dejó crecer a un albiceleste, que pese a quedar en inferioridad numérica (expulsión de Ojeda a los 72′), nunca renunció al ataque y con una soberbia volea de Hugo Magallanes, llegó al empate en los descuentos. El partido se moría sin ganador, pero aún restaba por conocerse la opinión de Matías Alfonso. Transcurría el  minuto 94, momento en que capturó el balón en el medio, avanzó hacia el área rival y sin marcas a la vista despachó un formidable zurdazo que ingresó sobre el ángulo superior derecho del arco cerrense. Golazo y victoria de River Plate, cargada de alegría y emoción.