Nacional logró su primera alegría en el Apertura y se levantó en el Saroldi, para vencer 3:2 a River Plate. En su gran triunfo, el tricolor, en el nuevo escenario a puertas cerradas, dio vuelta el partido que ofreció todas las emociones, como para una multitud. Perdía dos veces y ganó con los tres goles de Gonzalo Bergessio, el enorme goleador. El argentino es letal cuando lo asisten con precisión, y también se las ingenia cuando la pelota llega trabada, en la pelea con los defensas. Una vez más, mostró su estirpe de atacante feroz e implacable. Con espacios o casi sin huecos, como en el tercero –de un lateral- se ingenió para impactar en la red y descargar el grito de gol.

River Plate no lo pudo creer. Todo lo bueno del comienzo se cayó. Los goles de Adrián Leites y de Gonzalo Viera, los dos de cabeza, le dieron la ventaja 1:0 y 2:1. El juego de Adrián Leites y la conexión con Matías Arezo marcaron el camino. Y en ese tramo hizo volar a Luis Mejía, que tuvo dos atajadas decisivas.

El segundo empate de Bergessio en los minutos adicionales del primer capítulo también resultó clave en el desenlace, por la repercusión anímica que generó. La zurda de Rodrigo Amaral y los pases de Gabriel Neves habían marcado la esperanza. Munúa había cambiado el sistema táctico con Armando Méndez, volante por  derecha, y con Amaral en la organización.

Los tricolores fueron protagonistas en la segunda parte. Cougo se mostró como lateral de ataque, llegando con frecuencia y asistiendo con centros cargados de riesgo. Gonzalo Bergessio acarició dos veces el tercero.

La rotación en la era de los cinco cambios recargó la ofensiva. Y Nacional tomó protagonismo. Gonzalo Castro a la cancha. Bergessio, de un lateral, en la fricción con los defensas, construyó el 3:2 para gritar la gran victoria.

Todo River Plate había reclamado penal a Matías Arezo. El árbitro Leodan González lo desestimó. Y Nacional se adueñó de la sonrisa y se llevó todo.