Resultado y justicia
A menos que lo determine errores arbitrales o incidencias dirigenciales, el resultado de un partido siempre es justo.
Errores arbitrales e incidencias dirigenciales son inevitables pero no siempre determinantes. Uno de los mayores atractivos del fútbol es que resulta muy difícil determinar sus resultados desde afuera sin que esa determinación aparezca demasiado evidente.
Haciendo esta salvedad es que decimos todo lo que sigue. El resultado no sólo no es injusto sino que tampoco es inocente. En un partido, como en una obra de arte visual o de cualquier otra índole, todo es inocente menos el resultado (Ernesto Vila dixit).
El resultado es lo único indudable que se sabrá (inocente es lo que no se sabe, “no en ciencia”) y por eso la concentración está en el partido, en lo que no se sabe, en lo que enseña el camino recompensando siempre, en la dinámica de lo imprevisto (Panzeri), en lo que sí se puede accionar (el resultado es inmodificable).
Según se aplique el plan de juego, con la ayuda de los dioses y de las cábalas o de nadie y de nada, se juega mal o bien. Después que terminó el partido ya se sabe indudablemente algo, el resultado y todo lo otro será puesto nuevamente en tela de juicio para un próximo partido, ya sea para afirmar o para corregir, porque el camino continúa hasta la muerte (todo resultado anterior es provisorio y muchos creen que la muerte también), que en el caso del futbolista profesionalmente activo, es de una vida breve.
Estas cosas anduve pensando el domingo cuando al volver de Las Piedras, entre dos encasillamientos al uso del periodismo deportivo “Juventud atacó más, Fénix fue contundente” y “Empate justo”, titulé “Juventud lo empató justo” (de justeza, no de justicia) y pienso hoy, cuando leo a Alfredo Arias decir que Wanderers jugó mal ante Zamora, aunque ganó: Jugó mal porque estuvo lejos de su plan de juego y amplía la explicación Diego Riolfo: “si no mejoramos, las cosas no van a salir en el próximo partido tan bien como hoy”.
Resultado: única ciencia cierta del partido y del próximo, exacta, justa. Todo lo otro es arte, desde el planteo del tenebrismo de Caravaggio al del catenaccio de Helenio Herrera, del de la alegría del romanticismo de Schumann al del jogo bonito de Didí. Quedan obras, partituras, videos, resultados. Y en el arte otra justicia, si hubo y fue captada, la obtuvo la persona en el camino de su no saber.