Racing lamentó mucho más el empate que Rampla Juniors. El albiverde fue más ambicioso y mostró superioridad en el juego. Presionó y elaboró jugadas para pensar en el triunfo. Transformó al arquero Da Silva en figura relevante y en argumento para mantener el cero.  El empate no conformó a ninguno en el Estadio Charrúa. Y se explica por la ineficacia de uno y por la escasa generación del otro.

Martín Barrios, en la carrera y el tiro que controló Da Silva, el tiro libre de Líber Quiñones en el horizontal y el cabezazo del zaguero Mauricio Prieto –incorporado en la semana- que controló el arquero, marcaron la tendencia del partido.

El rojiverde apenas inquietó, gracias a Gonzalo Barreto. En el cierre puso mayor énfasis en el control defensivo. Y el equipo de Sayago insistió, aunque sin éxito.