¿Qué te pasa Peñarol?
Tras una campaña inolvidable en 2024, el aurinegro vive una fuerte crisis deportiva donde no encuentra el rumbo. Su entrenador se muestra preocupado, pero, a su vez, anhela un cambio inmediato.

Diego Aguirre, y su gesto de evidente fastidio por el mal momento deportivo que atraviesa Peñarol.
Peñarol dejó la vara muy alta en 2024 y, hoy, lo siente. En todos sus aspectos. El hincha se había acostumbrado a ver un equipo avasallante a nivel colectivo. Arrollador para los rivales.
Un equipo, además, que se caracterizaba por su solidaridad en la cancha, y que se sacó ‘chapa’ por simplificar los factores que mayormente son los más complejos de asumir en cualquier equipo: el compromiso ante la causa, el compañerismo grupal, la unión del plantel, el convencimiento para ir detrás de la meta, el carácter para enfrentar desafíos que parecían imposibles, el temperamento, la entereza para no caer en momentos críticos, el trabajo, el sacrificio diario y una actitud extra en cada jugada y en cada partido, que llevó a los hinchas a identificarse de una manera especial con los futbolistas.
Aquel equipo de Peñarol, que terminó confirmando una campaña formidable en la que logró el Apertura, ganó el Clausura, se quedó con la tabla Anual sumando un récord de puntos (93) y terminó consagrándose campeón uruguayo sin finales, se adjudicó una responsabilidad de tal magnitud, que siempre estuvo a la altura de las circunstancias. Por si fuera poco, a nivel internacional, alcanzó las semifinales de la Copa Libertadores en una edición que quedó marcada en la memoria de sus hinchas por toda la ilusión y expectativa que se generó.
“Lo que hicimos el año pasado, quizás, no es lo normal. Ganar casi todos los partidos como sucedió el año pasado, no se da siempre”, dijo el entrenador de Peñarol, Diego Aguirre, hace un mes tras el empate 1:1 ante Boston River por la tercera fecha del Torneo Apertura 2025.
Tras aquellas declaraciones de “La Fiera”, Peñarol volvió a empatar en la siguiente fecha (1:1 ante River Plate) y luego perdió 2:0 ante Racing en su último compromiso. Actualmente, el aurinegro se encuentra décimo en la tabla del Apertura, tras cinco partidos jugados con solo 6 puntos; producto de una victoria, tres empates y una derrota.
El conjunto de Diego Aguirre, además de haber perdido el clásico de verano y la Supercopa Uruguaya contra Nacional, ya perdió 9 puntos posibles hasta el momento en el Torneo Apertura y las críticas comenzaron a entonarse.
En su última caída ante el conjunto de Sayago en el Campeón del Siglo, el hincha manifestó su disgusto con el rendimiento de su equipo despidiendo a los futbolistas aurinegros, en su propio estadio, con silbidos, cuestionamientos y reproches de todo tipo y color.
“Tal vez los rendimientos no fueron los esperados, en forma individual ni colectiva. Nada hacía indicar que podíamos empezar el año así de esta manera. Sin dramatizar, pero estoy preocupado porque quiero que la cosas vuelvan a la normalidad”, analizó Diego Aguirre, después del último partido de Peñarol.
Aguirre, evidenció su preocupación y manifestó su intranquilidad por los resultados adversos. Pero, al mismo tiempo, puso paños fríos sobre la mesa y transmitió calma: “Hay rendimientos que tienen que mejorar, pero no es un momento de caos ni de hacer cambios o ‘vamos a tocar todo’. No, calma. Tenemos que tener memoria de que muchos de estos jugadores ya han rendido en muy buena forma”. Y sentenció: “Yo creo que de esta situación se sale tan fácil como ganando dos partidos”.
El técnico de Peñarol es consciente de la realidad que vive su plantel. Pero, al mismo tiempo, estima y anhela poder sacar a su equipo de esta crisis deportiva cuánto antes. En definitiva, ¿Cuáles son los mayores problemas deportivos que tiene Peñarol actualmente? ¿Hay una explicación lógica para un antítesis tan grande entre la actuación de 2024 y esta en 2025? Veamos…
CONFIANZA
En el fútbol, la confianza en los futbolistas juega un papel clave. Casi que determinante.
Peñarol, el año pasado jugaba cómodo. A su antojo. Entraba a la cancha prácticamente sabiendo que iba a pasar por encima a sus rivales. Con la confianza plena y a su favor. Entraba a la cancha respaldado por sus propios resultados positivos. Porque al fin y al cabo, el triunfo es el factor que colma a un equipo de confianza. Y todo lo contrario sucede cuando los resultados son adversos, es cuando el equipo pierde autoestima.
Porque no es lo mismo competir con cierto margen para el error, donde un equipo puede exponer sus virtudes y demostrar todo su potencial con el apoyo y el respaldo de un contexto positivo. A tener que jugar con una presión extra, con el objetivo inmediato de tener que revertir un resultado adverso y a contrarreloj, ante la exigencia de los hinchas, quienes cuentan con un tiempo estipulado para mantener su paciencia.
Mucho de esto último es lo que le pasa a Peñarol actualmente. Porque el equipo llegó a ese punto que sale a la cancha sabiendo que tiene que reaccionar y dar vuelta la página. Es consciente que su afición pide a gritos un cambio de actitud de forma urgente. Entonces, cada partido se vuelve una prueba de fuego.
Es evidente que Peñarol juega condicionado desde la parte anímica y psicológica. Necesita como sea recuperar su confianza. Pero, deportivamente, también sufre en todas sus líneas y no responde en su rendimiento general. El equipo, sigue sin poder recuperar todo lo bueno que mostró el año pasado, y está muy lejos de la versión futbolística que supo ilusionar a sus hinchas en 2024. Veamos…
EL ARCO TIENE DUEÑO, PERO…
Martin Campaña, hasta el momento, ha mostrado seguridad. Si bien ha tenido algún error puntual, que lo ha marcado, todavía le falta afianzarse en su totalidad. Cuenta con una solvente experiencia y una trayectoria envidiable. Llegó para ser titular y parecería que se ganó el puesto. En ese sentido, Peñarol debe tener calma. Pero aún no ha cumplido una actuación sobresaliente como para hacer olvidar a Washington Aguerre.
DEFENSA, LO MÁS PREOCUPANTE
La línea más preocupante de Peñarol desde que comenzó la temporada actual es el sector defensivo. Malas actuaciones en general, bajos rendimientos individuales y, a todo ello, se le sumó la polémica generada entre Leonardo Coelho y Javier Méndez, tras el audio telefónico que envió el brasileño y se hizo de público conocimiento.
De los cuatro defensores que fueron los habituales titulares en el 2024, se repiten tres en este 2025. ¿Quién ya no está? Guzmán Rodríguez. Quizás, era el mejor de todos y su ausencia se hace notar. Pero de los que repiten, Pedro Milans, Javier Méndez y Maxi Olivera siguen lejos del nivel que mostraron el año pasado.
Javier Méndez, es el que ha mostrado un rendimiento más preocupante. Ha evidenciado errores muy grandes, graves y determinantes. Se ha mostrado lento y a destiempo. Mal parado y con enormes problemas tácticos y de espacio. Ha compartido zaga con Coelho. Aunque, en este último partido ante Racing, lo hizo junto al juvenil debutante, Juan Rodríguez. Lo cierto, es que con ninguno de los dos pudo exhibir la seguridad que mostró junto a Guzmán Rodríguez en 2024.
Pedro Milans retomó la titularidad, ya que en los primeros partidos de temporada Diego Aguirre optó por Damián Suárez para el lateral derecho. De todas maneras, aún no ha colmado las expectativas y sigue lejos del nivel que supo mostrar en 2024. Prácticamente, desde su reingreso, se ha adaptado al bajo rendimiento general y no ha podido revertir la historia. La confianza del técnico está intacta en sus condiciones. Seguirá siendo titular, pero deberá mejorar.
Maxi Olivera es otro de los defensores que más bajo rendimiento ha mostrado. Lento en la marca. Lejos de las jugadas determinantes de los rivales. Y nula proyección en ataque. Es el capitán del equipo y Aguirre confía en su jerarquía, pero debe tener un cambio drástico en su actitud y en su producción. Es uno de los más resistidos por la hinchada. Por ello, el contexto lo obliga a dar un giro drástico en su versión futbolística.
VOLANTE POSICIONAL, AÚN SIN REEMPLAZO
Peñarol sigue extrañando a Damián García. El equipo todavía no encontró ese sustituto que cumpla una labor táctica a la perfección: que cubra espacios, respalde a los laterales, se meta entre los zagueros en momentos de retroceso colectivo, que equilibre líneas, brinde balance y orden al equipo y que respalde defensivamente a unos y de libertad ofensiva a otros.
Actualmente, el volante posicional de Peñarol es Rodrigo Pérez, pero el equipo sufre tácticamente porque éste tiene características diferentes a Damián. Pérez, es un volante central de perfil más ofensivo. Más dinámico. Que suele adelantarse en la cancha o moverse a los laterales. Y que tiende a trasladar más la pelota.
También, acostumbra a sumarse al ataque cuando la jugada lo amerita. Y esto último, suele transformarse en un riesgo porque en un eventual retroceso colectivo, el equipo mostró perder balance y equilibrio táctico ya que las líneas generales se desordenan de forma natural.
En cierto modo, estas acciones naturales de Pérez en su función, se evidenciaron negativamente cuando el equipo quedó mal parado en reiteradas ocasiones. Peñarol dejó espacios por aludido en mitad de cancha donde habitualmente solía custodiar con criterio. Es que, a Rodrigo Pérez, se lo podría catalogar más como un volante mixto, como interno. Y no como un típico volante posicional.
Todos estos factores, explican y confirman, en cierto modo, el dilema que se le presentó a Peñarol ante la ausencia de García, para un puesto tan exigente. Diego Aguirre, tendrá el exigente desafío por delante de tener que encontrar cuánto antes el mejor reemplazo.
A todo esto, se suma la preocupación por Eduardo Darias, uno de los pocos destacados en este pobre Peñarol, producto de una fuerte contusión en la rodilla derecha que lo marginó del próximo partido. Darias, es una fija en zona de volantes siendo un todoterreno incansable que busca transmitir y contagiar su actitud a sus compañeros.
EXTREMOS, SIN EXPLOSIÓN
Una de las armas amenazantes que habitualmente suelen catalogar a los equipos de Diego Aguirre son los extremos. Los volantes por afuera en los equipos de “La Fiera” son los que suelen hacer la diferencia en cada ataque, porque éstos rompen con los esquemas del rival y quiebran con la monotonía del fútbol pausado.
Actualmente, ni Javier Cabrera ni Jaime Báez están cumpliendo con su labor y el equipo lo siente y mucho. Sorpresivamente, este Peñarol de Aguirre 2025 ataca “a lo que salga” y casi que “a los ponchazos”, sin identidad de un juego colectivo ni fluido. Este Peñarol no acostumbra a ampliar la cancha e incluso, cuando tiene la oportunidad, a sus extremos les cuesta un montón ganar las divididas en velocidad y generar sorpresa por sus respectivas bandas. Todo se hace lento e impreciso, debido al mal funcionamiento general.
Sin extremos a buen nivel, el Peñarol de Aguirre se vuelve casi que desconocido en su producción. Irreconocible. Naturalmente, esto abre una nueva interrogante:
EL NIVEL DE MAXI SILVERA
Es cierto que cuando la pelota le llega en ofensiva, Maxi Silvera se ha mostrado errático e impreciso. Es cierto que sigue lejos del exuberante nivel que mostró en 2024, como casi todo el plantel. También es cierto que se lo nota bajo de autoestima y confianza, más allá de los goles que ha convertido en las primeras fechas.
Pero el bajo nivel de Silvera se explica, de alguna manera, en el escaso juego colectivo que crea el equipo ofensivamente durante los 90 minutos de cada partido. Porque Peñarol no genera, ni por el centro ni por banda. Entonces, para Maxi es difícil poder destacar siendo el único referente de área en un equipo que le cuesta la generación de fútbol y crear situaciones de ataque.
LEO, PÁRRAFO APARTE
Peñarol se acostumbró en 2024 a tener en cancha a un futbolista que asumió su rol deportivo de una forma notoria siendo estandarte y abanderado, transformándose en el creador de fútbol de su equipo. Pero no solo eso, sino que muchas veces se vistió de “salvador” anotando goles impresionantes, y también agónicos. Leo Fernández, fue la gran figura de Peñarol en la temporada pasada. La estrella absoluta. El equipo ganó innumerables partidos y puntos gracias a sus goles de tiro libre y de larga distancia.
En base a estos antecedentes, Peñarol en 2025 apostó fuerte económicamente en su continuidad. El club hizo un esfuerzo al límte ejerciendo una apuesta comprobada con un futbolista, que demostró ser un diferencial en todo sentido. Pero, ¿Cómo es el rendimiento actual de Fernández en este Peñarol? Intenta. Busca. Insiste. No se rinde. Pasa, juega, habilita, en corto y en largo. Pero no puede. No destaca. La vuelve a pedir. Se retrasa en el campo. Pero se colma de impotencia.
Leo Fernández, dejó de ser el diferencial de Peñarol. Es cierto. Dejó de ser aquel futbolista que el hincha se acostumbró a ver en 2024. Aquel futbolista que marcaba la diferencia y anotaba de larga distancia con unos tiros libres impresionantes. Leo, aún no marcó goles ni tampoco estuvo cerca de convertir.
La presión de su contrato millonario está en juego, en cada jugada, en cada partido. Claro que sí. Es difícil esconder esta realidad. Porque la parte psicológica en los futbolistas es casi que determinante. Y el hincha también juega su papel, porque presiona y exige resultados y rendimientos inmediatos. Y más cuando se trata de un futbolista que supo demostrar lo que puede dar y al que se apostó fuertemente a nivel económico.
La interrogante es simple. ¿Tiene margen para recuperarse? Y la respuesta también es simple. Sin dudas que puede recuperar su nivel. Está obligado a hacerlo porque el año recién comienza. Pero para poder revertir su postura, primero, deberá cambiar desde su aspecto psicológico y emocional. Porque ningún futbolista se olvida de jugar al fútbol, y menos así, de un día para otro.
Entonces, ¿Hay explicaciones para un contraste tan grande en este Peñarol de Aguirre? En el fútbol, muchas veces, cuesta poder despejar conclusiones claras cuando (casi) un mismo plantel se muestra tan cambiante en su rendimiento en tan poco tiempo.
Pero por más que las deducciones sean rebuscadas, siempre hay explicaciones más profundas, que, al fin y al cabo, llevan a una cierta lógica.