¿Qué pasa si Uruguay sale al ataque?
Esteban Beracacochea, hoy radicado desde 1972 en Venezuela.
Esteban Beracacochea, hoy radicado desde 1972 en Venezuela.
Escribe Atilio Garrido / Fotografía Fernando González
Los uruguayos que padecemos la enfermedad de vivir por y para el fútbol, no podemos olvidar la noche del 31 de marzo de 2004. Fue un golpe duro, una mancha negra en la gloriosa historia de la celeste. Al final del partido que se llevó a cabo esa noche en el estadio Centenario, el tanteador indicó un ofensivo y lamentable Venezuela 3:0 Uruguay.
Recuerdo que días antes de ese juego donde la celeste estrenó la marca alemana Ulhsport, mantuve una larga charla con mi amigo Walter Roque, uno de los uruguayos que más hizo por el desarrollo del fútbol en Venezuela.
-“Escucha bien Atilio –explicó el inolvidable Cata- el fútbol venezolano se ha desarrollado, tiene muy buenos jugadores en la mitad de la cancha, roban la pelota y salen muy rápido hacia al ataque. Si Uruguay sale a ganar sin precauciones, lanzándose todo adelante, la va a pasar mal y se le va a complicar el partido”.
Así fue. El tiki-tiki de Juan Ramón Carrasco y la decisión de la búsqueda desenfrenada del gol sin tomar recaudos defensivos ocasionaron esa dolorosa caída que -inclusive- pudo ser por mayor diferencia de goles.
Esta mañana, aquí en San Cristóbal, la conversación larga y distendida fue con otro amigo del fútbol de aquellos años pasados. Con Esteban Beracochea, amplísimo conocedor del fútbol venezolano al que llegó en 1972. A trece años de distancia de aquella noche negra de 2004, la respuesta fue igual a la del Cata Roque:
-“Este fútbol continúa progresando a muy buen ritmo. Le está faltando organización fuera del campo. Pero dentro tienen una idea fija con la que se viene trabajando desde hace muchos años, pero muchos años. La prueba de mis palabras está en la actuación de los jóvenes en la última Copa del Mundo sub-20. Sinceramente, creo que si Uruguay sale a atacar puede pasarla muy mal”.
Lógicamente que vaticinar lo que puede ocurrir en un partido de fútbol es imposible. Oscar Tabárez reiteró en la conferencia de prensa este criterio graficado perfectamente hace década por el colega argentino cuando definió al fútbol como “el arte de lo impensado”. Asimismo, a mi juicio, la importancia del director técnico de un equipo se hace notar a favor o en contra en dos decisiones: la integración del equipo y el planteamiento del juego. O mejor dicho, sobre este último punto, el lugar donde el conjunto decide el intento de recuperar la pelota. En este sentido reitero mi visión “resultadista” del fútbol que, en este caso, nuevamente lleva a la necesidad de mantener el cero en el arco propio para asegurar el empate que otorgaría a Uruguay el punto necesario para clasificar a Rusia 2018.
Esteban Beracacochea integró el plantel de Peñarol en los años finales de la dorada década del sesenta del siglo pasado. Se radicó en Venezuela en 1972 y desde entonces ha sido protagonista permanente del fútbol de su país de adopción al que conoce a la perfección.
