Primer tiempo: Un solo equipo
Escribe Atilio Garrido
El arranque no pudo resultar más auspicioso. Seis, siete y ocho toques seguidos con la pelota jugada “cortita y al pie” por los pichones celestes, culminó con el pase-gol para Luis Suárez. Dominó el esférico le pegó de derecha y el golero Lampe la envió al córner luego de gran vuelo hacia su palo izquierdo. De la ejecución del tiro de esquina la pelota derivó hacia la posición de Cavani luego de varios rebotes. Le pegó con alma y vida, alto y afuera.
En la tercera jugada Luis Suárez quedó cara a cara con el portero Lampe sin definir adecuadamente y en la cuarta incidencia la pelota le llegó limpia a Cavani que remató desde fuera del área saliendo por encima del horizontal.
Miré el reloj. Marcaba siete minutos de juego. El dominio de Uruguay resultaba abrumador.
Cuando las agujas corrían hacia el cuarto de hora quedaron atrás tres nuevas incidencias generadas por el equipo con la pelota “cortita y al pie”. Dos se originaron con la habilitación hacia la derecha donde escaló el lateral Cáceres habilitando en ambas a Cavani. La restante llegó por la derecha con desborde de Suárez ensayando la jugada de la muerte, culminada con pelota rasante que cruzó a ras del césped por delante del arco sin que nadie llegara a enviarla a la red.
Sin materializar en las mallas el dominio absoluto que ejercía en el juego, el equipo celeste disminuyó la presión. Tímidamente los adversarios bolivianos abandonaron sus posiciones de extrema defensa con algún pelotazo aislado en busca del portentoso centro delantero Marcelo Martins. Una de ellas no pudo controlarla Cáceres saliendo al outball. De la reposición surgió un centro bajo, sin pretensiones, al corazón del área chica celeste. Diego Godín la controló ensayando el despeje con tal mala suerte que rebotó en Gastón Silva que venía cerrando la incidencia enviándola a la red. Bolivia 1:0 Uruguay. Tan injusto, como resultó su concreción a través de un verdadero “blooper”.
La contrariedad no cambió para nada el trámite que llevaba el cotejo. Uruguay continuó avanzando aunque sin manejar tan limpiamente la pelota como en el tramo anterior del juego, urgido por la necesidad de igualar el tanteador. El gol lo tuvo Suárez en otros dos cara a cara con el golero Lamper y en un remate fallido de tiro libre desde buena posición. También lo perdió De Arrascaeta al no poder conectar un gran pase enviado por Valverde después de avanzar por el lateral derecho.
El anhelado gol que se veía venir llegó en otra incidencia que tuvo a Suárez como protagonista. En esta ocasión y por primera vez en la noche internándose por la derecha, desbordó y cruzó por bajo la pelota hacia atrás. Por la izquierda y casi en el vértice del área grande llegó Gastón Silva quien le pegó cómo venía al arco. La fortuna quiso que el remate que se iba desviado lo tomara Cáceres quién se había lanzado desde la derecha en forma oblicua, convirtiendo el gol.
Tampoco nada cambió con el empate. Uruguay continuó atacando cambiando el “cortita y al pie” por un accionar más vertical. Uno de ellos encontró la pausa por la zona izquierda del avance en los criteriosos pies de Giogian De Arrascaeta. Controló la pelota, se hamacó ante dos adversarios que lo marcaban y descargó para el ingreso de Gastón Silva como puntero izquierdo. Desbordó el lateral y sacó un perfecto centro que recogió Edinson Cavani de cabeza venciendo al portero Lampe, quien tocó la pelota sin poder desviarla.
Con Uruguay en ganancia –que debió ser más amplia en el tanteador- finalizó la primera etapa donde existió un solo equipo sobre la gramilla del Estadio Centenario: el celeste.