Primer tiempo: Electrizante empate
Escribe Atilio Garrido / Fotografía Fernando González
El estadio repleto, con excepción de la zona reservada para los hinchas de Brasil que no completó su capacidad. Fue el único claro. Aparecieron los equipos. ¡Sorprendió la talla pareja de los once jugadores del equipo visitante! Se asemejaban a luchadores romanos. En el fútbol, los de alta talla, normalmente no tienen ductilidad para manejar la pelota. Una mezcla más razonable de altos, medianos y bajos ofrece la selección oriental. ¿Se planteará la lucha entre David y Goliat?
Movieron y en los minutos iniciales, cual si fuera una ráfaga, los orientales salieron a presionar en la mitad del campo intentando ubicarse en el campo enemigo en procura de combinar alguna jugada de ataque. Brasil se replegó, por momentos armó línea de seis en el fondo y superó fácilmente esos aprietos iniciales. Aunque sin mucha vocación ofensiva, exhibió la visita tranquilidad y parsimonia para progresar en el campo. ¡Hasta que apareció Neymar! Armó una jugada colosal, gambeteó a la carrera, como los antiguos cracks que amasaban la pelota llevándola atada al botín, llegó al corazón del área y la descargó para la entrada solitaria de Phillipe Coutinho. Superó a Gastón Silva y remató cruzado. El esférico pasó entre las piernas de Godín, siguió en diagonal al área chica y Firmino (No. 21) se barrió sin logar conectar el toque corto para marcar el gol.
Uruguay no sintió el impacto de la exquisita jugada que pudo terminar en la red. Recuperó la presión en mitad del campo y soltó dos avances continuos. Uno culminó con remate desde fuera del área de Vecino y el otro derivó en el penal del golero Alison en perjuicio de Cavani. Un centro desde la derecha, la pelota pasó a la zona izquierda, la peleó Cristian Rodríguez, quedó en poder de Gastón Silva quien tocó para Arévalo Río. Miró la cancha y cruzó la pelota, otra vez para la derecha. El lateral Marcelo, el del Real Madrid, ensayó una jugada de principiante o de sobrador. ¡La bajó con el pecho para el portero Alison! La dejó corta, salió como una luz Cavani en su búsqueda y, cuando la recepcionaba, lo cortó el arquero, derribándolo. ¡Penal! La perfecta ejecución del mismo Cavani ante el gigante Alisson –con la cabeza casi toca el horizontal estando de pie- se tradujo en el primer gol del partido.
Uruguay mantuvo su actitud ofensiva. Brasil se soltó en busca de recuperar terreno. En esas circunstancias nació un gran contragolpe iniciado por Cavani, quién robó una pelota en la puerta del área grande de Uruguay. Tocó hacia la derecha, Sánchez en posición de puntero, avanzó mientras Cavani se metió como un cuchillo caliente en manteca entre la defensa de Brasil. Vino el centro perfecto, llegó Cavani a tomar contacto con la pelota en la boca del área. Lo barrieron. Foul muy claro que Loustau dejó seguir en forma equivocada.
A los 18’ con Uruguay nuevamente en posición ofensiva llegó el empate de Brasil. Se equivocó Sánchez en una entrega lateral por la derecha. La pelota llegó a Neymar que ingresó en diagonal a la zona defensiva celeste. Tocó para Paulinho en plena subida por la derecha. Controló el esférico, buscó posición y sacó tremendo latigazo de derecha sin oposición en la zona que debía cuidar el doble cinco uruguayo. ¡Golazo! La clavó en el ángulo.
A partir de ese momento cambió el partido. Con el transcurrir de los minutos se afirmó Brasil, mientras que en igual proporción disminuyó el rendimiento del elenco oriental. Como era presumible, la visita eligió para desarrollar sus ataques el sector izquierdo de su ataque, aprovechando la debilidad de Maximiliano Pereira y la poca contención de Sánchez. Una de esas intentonas mostró, por tercera vez en el partido, la habilidad de Neymar. Arrancó nuevamente en diagonal, de izquierda a derecha dejando hombres por el camino, hasta que lo taló Coates en la puerta del área grande. La infracción, desde lugar idéntico al gol que semanas atrás convirtió en Barcelona ante PSG de pelota quieta, tal vez originó ese silbido en que rompió la tribuna. El tiro pegó en la barrera, derivó hacia Coutinho por la derecha, mandó el centro al corazón del área. Salvó Martín Silva arrojándose con un pie hacia adelante, cuando quedó la sensación de que Paulinho se encontraba en posición adelantada. La incidencia originó, por reclamos, la tarjeta amarilla para Maximiliano Pereira.
Desde la cancha emanaba la impresión de un neto dominio de Brasil y su proximidad para llegar al segundo gol. Sin embargo, reaccionó Uruguay con gran temple empujado por Vecino, Cavani, Cristian Rodríguez y algunas incidencias de contención por aciertos esporádicos de Arévalo Ríos. Otra mala acción del lateral Marcelo abrió la posibilidad de llevar al gol mediante jugada de pelota quieta. Sánchez ejecutó la pena con gran habilidad –amagó en primera instancia para que la defensa de Brasil intentara el adelantamiento para provocar el offside-, retrocedió, ganó distancia y mandó el centro, tomando a contra pie a la nutrida línea defensiva de Brasil. Llegaron en solitario Coates, Godín y Vecino. El cabezazo de este último desde la mitad de la línea demarcatoria del área chica, salió desviado, cuando parecía más fácil convertir el tanto que errarlo.
Una nueva incidencia atacante de Uruguay y una electrizante réplica de Brasil, ¡otra vez practicada por Neymar! superando a Maximiliano Pereira, salvada por el gran arrojo de Martín Silva que salió a cortar en el pie, aproximaron el final de la etapa, dejando el saldo de la tarjeta amarilla para Casemiro por una infracción, y el nerviosismo que tenía el juez Loustau por terminar la primera etapa, cuando Uruguay ensayaba con su línea atacante tendida, un ataque punzante y peligroso.