Porras, jugador de la etapa, apuesta certera de Nacional que abrevó en la fuente del fútbol de River y de Danubio
-Al lado de la cancha del Lanza México 68, está “La placita del huevo” como le dicen, en Nuevo París. Ahí y en la calle Yupes y Guazucuá aprendimos a jugar al fútbol y aprendimos códigos -nos dice Gonzalo Porras-, como el que tuvimos con mi representante cuando Nacional se interesó por mí el año pasado. Ya le habíamos dado la palabra a Danubio y la mantuvimos. Este año Nacional volvió a interesarse y se pudo dar.
-¿Cuando jugabas en Yupes y Guazucuá cuál era tu espejo como futbolista?
-Desde niño, capaz que suena muy gracioso pero, veía jugar al Chino (Recoba). Después en mi puesto a quien miro hoy en día es al Cacha Arévalo Ríos, porque le da a la pelota buen destino y por la entrega.
-¿Por qué decís que capaz que suena muy gracioso?
-Porque al Chino yo de chico lo veía jugar como mi referente y ahora lo tengo de compañero. Es gracioso y a la vez admirable, porque con la edad que tiene y con su trayectoria, que está entero físicamente y con esas ganas de jugar es un ejemplo de profesionalismo.
DESDE LANZA MÉXICO HASTA NACIONAL
-Soy nacido en Nuevo París. Hice jardinera, escuela, liceo en el San Francisco de Así, baby fútbol en el Lanza México 68, hasta los nueve años, después me fui para Wanderers a hacer grillitos, cebollas, churrinches… después séptima y sexta en Bella Vista. Primer y segundo año de quinta en Villa Teresa. Cuando se forma el Alianza Fútbol Club en Nuevo París hice cuarta ahí y fui ascendido a Primera por Fernando Balda. El Alianza es desafiliado y voy a la Tercera de Liverpool, donde nos dirigió Juan Verzeri y salimos Campeones Uruguayos. Juego seis meses en la Primera de Liverpool con Carlos Barcos de técnico y voy a préstamo a Juventud de Las Piedras con Julio Ribas. Logramos el ascenso a Primera donde juego un año dirigido por Raúl Möller. Ese año, 2008, me compra River y me dirige Carrasco. En 2009 salimos terceros en Copa Sudamericana. En 2010 voy a préstamo a Danubio, vuelvo a River en 2011. En 2012 estuve seis meses en el Toluca, donde jugué con Iván Alonso. Volví a River y el año pasado quedé libre. Arreglé con Danubio por un año y medio con clausula de salida. Salimos campeones y vine a Nacional.
-¿Qué técnicos te influyeron más?
-El primero que tuve en Primera, Fernando Balda, al día hoy amigo siempre buen consejero del fútbol y de la vida. Después de todos saqué un poquito. Julio (Ribas) me ayudó mucho en lo temperamental y Juan (Carrasco) insistiendo con la marca técnica porque yo venía de ser expulsado varias veces y a Juan esas cosas no le gustan y mejorando mi visión periférica en la cancha.
El sello de River y Danubio está en su juego.
-Siempre me gustó estar con la pelota e intento darle buen destino. River y Danubio son equipos que intentan jugar al fútbol. El paladar de sus hinchas es de buen fútbol y al jugador que le gusta estar en contacto con la pelota lo ayuda mucho. Nacional es un cuadro grande que también le gusta dar buen fútbol al espectador y los jugadores que tiene de mitad de cancha para arriba son desequilibrantes y todos de buen pie.
-¿Cómo te recibieron en Nacional?
-De verdad muy bien. Iván fue el que me esperó en el hotel cuando llegué temprano. Fue presentándome a cada uno de los integrantes del cuerpo médico, después a cada compañero que iba bajando al desayuno y después al cuerpo técnico. Se me hizo mucho más fácil porque ya tenía una buena relación con el Chino Recoba, con Iván, había entrenado con Nacho González en Danubio, había jugado con Giménez en River, con Fucile… entonces al haber tantos conocidos con amistad se me hizo mucho más fácil integrarme al grupo.
EL MEJOR, JUSTO ANTE RIVER
Gonzalo Porras fue el jugador de la cuarta etapa del Apertura, casualmente ante River Plate.
-Fue especial jugar contra River, porque ahí viví muchos momentos lindos con compañeros que hoy son mis amigos, con el utilero Carlitos Streccia que es mi amigo, pero jugué para ganarle con el mismo respeto profesional con que lo hice siempre.
El inolvidable campeonato con Danubio.
De Danubio me quedó grabado el día a día, por la entrega al máximo y lo atípico de los campeonatos que ganamos. El Apertura donde se dieron los dos resultados que esperábamos y ganamos en la hora. El Uruguayo en la última final, también, en la última jugada del partido esa corrida que tuve desde la mitad de la cancha cuando Salvador atajó el penal, es inolvidable para mí, tengo el partido grabado y a veces la miro para recordar ese momento.
Perspectivas
-Ahora mis expectativas están todas enfocadas en Nacional. Primero que nada en lo grupal, seguir logrando los objetivos que nos trazamos a principio de temporada, que es ir partido tras partido, con la seriedad que corresponde y después viene lo individual, seguir teniendo este rendimiento y aportarle el máximo de mí a Nacional.
El momento
-Ernesto Filippi que fue adscrito mío en el liceo, me hizo llegar sus felicitaciones. Muchos profesores que tuve, amigos del barrio y del colegio y del baby fútbol -hasta el día de hoy, cuando puedo ir a ver un partido del Lanza México 68, voy; el año pasado fui a ver jugar al hijo de un amigo-, también me felicitaron y todas esas felicitaciones me llenan de orgullo. Agradezco especialmente a mi familia, a mi señora, a los cinco nenes, a mi madre y a mi padre por la crianza que me dieron, que ellos son los que más sufren con uno las derrotas y ahora se alegran con el triunfo.
Gonzalo Porras tuvo muy buenos momentos en el fútbol: entre otros, las semifinales de la Sudamericana con River, el título de Campeón Uruguayo con Danubio. Con Nacional está reeditando esos momentos, con todas las expectativas enfocadas en la tricolor.