Plaza Colonia y River Plate, en empate con sabor a poco.

Primera parte opaca, de simples aproximaciones sobre los arcos. De trámite parejo y monótono, con la visita tratando de imponer su juego de prolijo manejo de balón, pero sin conseguirlo por la correcta contención en el mediocampo del local, liderado por Álvaro Fernández.

Las manos de Nicolás Guirín, la explicación del cero en el complemento. El arquero con sus sensacionales intervenciones le ahogó el grito de gol en dos ocasiones a Thiago Borbas, cabezazo y disparo a quemarropa. El darsenero resultó ser superior en lo futbolístico, se posicionó en ataque, pero careció de esa necesaria dosis de fortuna y fue por esa sencilla razón que el marcador no se movió en la fría noche coloniense.