Peñarol superó sin ningún tipo de problemas a una pálida expresión de MC Torque, y se mantiene en la punta del Clausura. Una actuación redonda del equipo de Larriera, que volvió a mostrar su mejor cara.

Un taco de diferencia. Sensacional la asistencia de Agustín Álvarez Martínez para dejar de cara al gol a Facundo Torres, quien se sacó al arquero de encima y definió con el arco vacío. El gol mágico, generado y definido por juveniles de la cantera, marcó la diferencia en la primera mitad. En la que, sin dudas, el aurinegro resultó superior. Es que el equipo recuperó su vertiginoso ritmo de juego y volvió a contar con el imparable tándem Gio/Canobbio desnivelando por la banda derecha para, así, tornarse incisivo en ataque. El celeste fue de mayor a menor, retrasándose cada vez más en el campo, con intrascendentes toques de balón, siempre para los costados.

Todo amarillo y negro resultó el complemento, porque hubo un solo equipo en la cancha. Lo que se vio fue un monólogo futbolístico del dueño de casa, con un Walter Gargano repleto de jerarquía y un Facundo Torres que volvió a ser desequilibrante. Torque, un simple partenaire, se vio completamente desbordado y la terminó sacando barata. Los goles de Facundo Torres y del goleador Agustín Álvarez Martínez sirvieron para concretar una victoria repleta de alegría para los hinchas, ya que todas las conquistas fueron obra de juveniles de su propia cantera.

Peñarol recuperó la sonrisa. Y mantiene intacta la ilusión de reconquistar el título del Campeonato Uruguayo.