Peñarol salvó la punta. Rescató una unidad, meritoria si se quiere ya que remontó dos goles de desventaja. Pero, la realidad indica que dejó abierto el Clausura y sobre todo la Tabla anual. En definitiva, un empate con sabor a nada.

Contundencia al máximo del arachán. El equipo de Danielo Núñez, fue práctico y efectivo en la primera mitad. “Matador” vía contragolpe, para sacar una diferencia de dos goles con los tantos del argentino Lucas Di Yorio –cabezazo a boca de jarro- y Leandro Otormín –derechazo cruzado-. El aurinegro volvió a pagar caro los gruesos errores defensivos, que repite partido tras partido. Y pese a manejar el balón y posicionarse en campo ajeno, nuevamente se mostró absolutamente falto de puntería. Genera, pero no concreta.

Remontada del carbonero en el complemento. Cambió la actitud, creció en lo futbolístico y decididamente fue al frente. Se llevó por delante al arachán y rápidamente alcanzó la igualdad con los goles de Agustín Álvarez Martínez y Carlos Rodríguez. Tenía todo para seguir de largo, pero se frenó, bajó las revoluciones y además el arquero Alexander Domínguez, con gran experiencia le puso un balde de hielo al partido, haciendo correr el reloj a su antojo.

Peñarol, terminó a pura protesta, masticando bronca.