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En el CAR Paolo Montero encaró: “me gustan los jugadores que se equivocan”




Paolo Montero asume el martes en Los Aromos como técnico interino.


13 enero, 2014
Fútbol Uruguayo

A pocos metros de avenida Gianattasio, a la altura del kilómetro 25, el Complejo de Alto Rendimiento de Peñarol encuentra ahora una gran figura del club. No dentro la cancha donde se lo vio triunfar, sino desde la línea de cal, dirigiendo la práctica. Uno de los mejores futbolistas que se vio en las últimas décadas comenzó a trabajar como director técnico, Paolo Montero.

Paolo Montero y un nuevo desafío en Peñarol.

Paolo Montero y un nuevo desafío en Peñarol.

Encuentro a Paolo con el mismo aspecto que lucía de futbolista, ni un quilo de más. Charlamos, mientras espera a los jugadores, de este nuevo desafío en su vida. Habla veloz y tranquilo, apasionado y sin temor al riesgo. Como jugaba. Dando la cara para salir jugando.

-¿Tenés mucha inquietud por la novedad?

-Sí, me preparé en estos dos años y la verdad que estaba inquieto. Previo a empezar, el 4 y el 5 (de enero, el fin de semana anterior a que asumiera como entrenador), dormía cada vez menos por la ansiedad, porque soy una persona un poco ansiosa, no puedo estar quieto, no puedo estar sentado, por eso cuando dejé de jugar nunca paré de entrenar. Los días que no me entrenaba, me dormía a las cuatro o cinco de la mañana, porque no me cansaba, entonces te podrás imaginar cómo habré vivido en estos días.

-¿Qué te decidió y cuándo te decidiste a ser entrenador?

-Me decidí para probar otra experiencia. Cuando hice con Gustavo y Ricardo (Méndez y Canals) de representante de jugadores (a pesar de que está medio complicado, siempre tomo lo positivo), compartí mucho con los jóvenes, con los jugadores y ojalá que eso me lleve a manejarme como técnico, a pesar de que estoy en otra posición, por el hecho de que ahora tomo decisiones.

-Cuando eras jugador… ¿pensabas ser técnico?

-No, sinceramente no, nunca, al contrario: decía que no, pero con el pasar del tiempo, como me gusta estar ocupado, quise cambiar y me inscribí en el curso, para no estar siempre en casa. Me empezó a gustar y ahora por suerte me dieron la chance de dirigir acá en Tercera.

-Tuviste como jugador técnicos muy importantes, relevantes… ¿cuáles te influyeron más?

-Yo siempre digo lo mismo: me influyeron todos, porque llegué a la Primera de Peñarol sabiendo jugar en todos los sistemas, en línea de cuatro, en línea de tres, líbero y estóper y eso me sirvió para el futuro. Siempre van a nombrar más a Lippi o a Angelotti o a Capello o a Prandelli, que hoy es el técnico de Italia, que lo tuve en el Atalanta, pero yo siempre me acuerdo de Pepe Cruz, del Lito Luzardo, de Juan Duarte, de Ramón Silva, del Quique Barrera, esos me formaron, como te forman en la escuela. Creo que gracias a ellos subí preparado, sabía de matemática, de historia, de geografía… eran docentes. Lo he dicho en Italia también, está todo bárbaro con todos, pero siempre me acuerdo de los técnicos de juveniles.

-¿Tenés una escuela futbolística?

-No sé si una escuela, pero tengo la manera en que me gusta a mí el fútbol. Me gusta el fútbol que salga bien jugado de atrás. Esa fue mi característica como jugador hasta el último día que jugué. Me retiré cuando me di cuenta de que no podía jugar en la mitad de la cancha. Soy un convencido de que el zaguero de Peñarol tiene que plantarse en la mitad de la cancha, tiene que ser como Mohamed Alí, que retrocedía pero te pegaba. Peñarol tiene que defender en la mitad de la cancha del otro equipo. Esa es mi idea, de repente estoy equivocado. También hay que ver después si con los jugadores que tenés, podés aplicar ese sistema. Por lo que estuve hablando con el Tito (Goncálvez), con el Tío Sánchez, con Juan Auntchaín, me dicen que hay zagueros y volantes y delanteros para hacer ese sistema.

-¿Creés que Uruguay, en general tiene una escuela?

-Creo que sí. La escuela del fútbol uruguayo, de los equipos que hicieron historia -por lo que me dice mi padre (Julio Montero Castillo, crack de Nacional y de la Selección Uruguaya en los años sesenta y setenta), porque yo no tuve la suerte de ver el Nacional de él o el Peñarol de los sesenta-, Uruguay siempre jugó al contragolpe. Lo está mostrando un poco esta selección, donde tenemos la suerte de tener a dos mostruos y siempre Uruguay, por suerte, sacó buenos defensas. Armarse bien atrás es parte de nuestra escuela. Por algo nos comparan con Italia. Acá hablamos del catenaccio y en Italia dicen que los parecidos a ellos somos los uruguayos. Por eso los tanos siempre vienen a buscar uruguayos, desde la época de Ghiggia, Schiaffino, que la rompieron, vienen porque somos muy parecidos en el estilo.

-¿Cómo encontraste el Complejo de Alto Rendimiento cuando llegaste?

-Bien, la verdad me encontré con un complejo que se puede mejorar pero para ser en Uruguay es espectacular. Muchas cosas a mejorar todavía, pero destaco siempre lo positivo: me encuentro con jugadores con alegría. Estuvimos hablando de lo fundamental que para mí hay que aplicar, que es el grupo. Para mí hoy lo más importante, como el fútbol está tan parejo, es el manejo del grup0. Eso es lo fundamental. Porque hay técnicos en la historia del fútbol mundial, que de repente a nivel táctico-técnico no sabían mucho pero eran buenas personas y han salido campeones de todo y técnicos que de repente no sirven para nada y ganan todo también. Yo prefiero que me quieran al otro estilo.

-Ojalá puedas tener continuidad…

-Eso es lo más difícil en la profesión de técnico, pero como siempre digo: lo más importante es el jugador, el que define es el jugador, la estrella es el jugador. Lo que yo creo -y lo aprendí desde los quince años en que empecé a jugar en Peñarol- es que hay que marcarle al jugador dos o tres cosas, pautas de lo que pienso a la hora de ir a jugar el domingo o el sábado, pero lo más importante es que el jugador tome decisiones. Lo que me gusta a mí es que tome decisiones, me gustan los jugadores que se equivocan, porque el que no se equivoca significa que no hace nada. El que se equivoca es porque arriesga, porque prueba. Si intentaste y te equivocaste, mala suerte: a la tercera te puede salir y ganaste un partido. Esa es mi idea.

El gran capitán se viste de entrenador.

El gran capitán se viste de entrenador en el Complejo de Alto Rendimiento de Solymar.


Etiquetas: Paolo Montero Peñarol