Oscar Javier Morales: “los clásicos son fiestas para disfrutar”
Experto en clásicos, Oscar Javier Morales fue por muchos años protagonista del Clásico de la Villa y del Clásico Mayor del Fútbol Uruguayo. Defendiendo a Cerro y a Nacional ganó, perdió y empató clásicos en abundancia. “Los clásicos son los partidos más esperados -nos dice-. Ya cuando se sortea el calendario lo primero que uno se fija es cuándo le toca el clásico y tiene que ser una fiesta para disfrutarla todo el tiempo“.
-Cerro. Rampla, Nacional-Peñarol son dos de los partidos más importantes del fútbol uruguayo. Nacional-Peñarol el que concita más atención, el que tiene las mayores hinchadas y Cerro-Rampla es el segundo clásico del fútbol uruguayo, con mucha rivalidad, arraigo e historia; después de Nacional-Peñarol, Cerro-Rampla es el clásico que lleva más gente.
Yo debuté en el año 95 y jugué siete u ocho clásicos de la Villa. He ganado, he perdido y he empatado. Me ha tocado vivir los tres resultados con Cerro-Rampla. Después pasé a Nacional y tuve más clásicos ganados que perdidos, pero también los tres resultados.
-¿Qué caracteriza el Clásico de la Villa?
-El arraigo histórico. La gente del barrio tiene mucho arraigo con estas instituciones. Por ahí iba más gente antes, porque depende mucho de qué posición tengan los equipos en la tabla. A veces van a mitad de tabla o un poco más atrás como en este caso, pero es un partido que se vive desde antes de la semana previa. Ahora que justo están los dos en Primera, lo primero que miraron en el fixture fue qué fecha tocaba Cerro-Rampla. Hay mucha rivalidad y después del partido las cargadas lógicas entre vecinos, familiares… Es un partido muy importante. Se juega mucho. Es un partido que marca mucho. Se ha jugado en el barrio y a veces no, pero siempre con la ilusión de los hinchas, porque es el partido más esperado, el que uno le quiere ganar al otro.
Una fiesta
-Ha habido algún incidente como en cualquier partido de fútbol, pero yo no recuerdo ninguno muy grave. Antes creo que era más fiesta todavía. Ahora ha cambiado mucho, pero es un partido precioso a jugar con cancha llena, aunque no es un estadio tan grande por la cantidad de gente, pero ha habido clásicos, por ejemplo, en el Parque Central, me acuerdo de uno al que fui, que empataron, y también estaba lleno el Parque Central, con las hinchadas de las dos instituciones separadas y no pasó nada.
En este caso, no creo que pase, porque va a haber control policial y la gente lo tiene que entender como una fiesta. Si la gente no puede disfrutar por algún problema en la cancha de Rampla o en la de Cerro, no le queda bien después ir a verlo afuera del barrio. Hay que tratar de cuidar a las dos hinchadas y tener una fiesta en el barrio. Yo quiero que gane Cerro porque soy hincha, pero primero que nada quiero que sea un buen partido y que la gente disfrute y aliente a su equipo sin ningún problema. Tiene que ser una fiesta. Ni que hablar… tanto en Rampla-Cerro como en Peñarol-Nacional o en alguna otra rivalidad como el clásico del Prado o el del Cerrito, primero está el respeto hacia el otro y que gane el mejor.
-¿Y de Nacional-Peñarol qué te quedó más grabado?
-Siempre que me preguntan de los clásicos hago acotación al que me tocó hacer un gol, en un clásico del Apertura. Ganamos dos a cero. Lo que recuerdo es que llegamos a ese clásico en una situación atípica, porque había atrasos en el pago de los haberes. Tomamos la determinación de que para ese partido no íbamos a concentrar, a pesar de todo lo que significaba un clásico. No es normal que un equipo no concentre antes de un clásico. En la semana no se pagó ni se achicó la deuda, así que cada uno estuvo en su casa. El domingo nos juntamos en el Club de Golf de Punta Carretas y de ahí, en un micro, fuimos todos juntos de particular al estadio. Teníamos dos opciones. Si ganábamos quedábamos bien con la gente y la opinión pública, pero si perdíamos iba a haber problemas graves. Por suerte hicimos un buen partido, logramos ganarlo y tuve la felicidad de anotar un gol.
He jugado tantos clásicos que ha habido de todo, clásicos que ganamos de atrás, otros que perdimos, episodios como el del Chengue con su camiseta, el de la piñata, la historia de mis clásicos no es fácil resumirla. Cada clásico es en cierta forma un partido más, que suma tres puntos en la tabla, pero es el partido más importante que hay en el fútbol uruguayo y cuando a uno le toca estar presente y ser protagonista, la verdad es uno se siente bendecido.
Pronóstico
-A veces llega uno mejor que el otro, otras veces uno está en la punta y el otro lo persigue, otras llegan mal los dos o los dos bien, pero después el clásico es un partido aparte y no importa cómo viene uno ni el otro. No se sabe lo que va a suceder y es muy difícil pronosticar un resultado. La mayoría de las veces el que viene mejor es el que obtiene los mejores resultados, pero el clásico pasado no se dio, porque Nacional perdió feo. Es un partido especial y no es fácil pronosticar un resultado.
-¿De Cerro-Rampla tampoco?
-Mirá, es muy difícil, porque aparte: si miramos la tabla, Rampla está mejor posicionado que Cerro, pero Cerro ha tenido una leve mejoría y sabe que son tres puntos vitales y si gana el clásico salva el semestre, se alivia, se le acomodan muchas cosas y es un gran incentivo para los hinchas, para los dirigentes y ni que hablar para los jugadores y el cuerpo técnico, pero, te reitero, lo más importante es que sea un buen partido y que, más allá del resultado, todos disfrutemos todo el tiempo de esta fiesta.