No se conforma el que no quiere
Así formó el once inicial carbonero.
Peñarol llegó como favorito al clásico. Porque como en cualquier otro partido de fútbol y, más allá de frases hechas, en un clásico también puede haber un favorito.
El mejor Peñarol de la era Da Silva apareció en las fechas previas al choque con los tricolores. La contundencia ofensiva del equipo, principalmente, permitió que el aurinegro consiguiera una serie de importantes victorias que lo llevaron a lo más alto de la tabla.
Así formó el once inicial carbonero.
En los encuentros anteriores al enfrentamiento con los carboneros Nacional no le encontró la vuelta a la ausencia de Recoba y cosechó dos derrotas consecutivas que lo marginaron de la punta. El juego del tricolor fue muy pobre en esos partidos, lejano al que se pretende para un equipo grande con pretensiones de ser campeón.
Pero, se sabe, aunque los dos necesitaban ganar, el gran duelo del fútbol uruguayo no tuvo goles. Y un clásico con empate deja “un después” en el que jugadores, dirigentes y, sobre todo, hinchas buscan y rebuscan argumentos para explicar cual fue el equipo más beneficiado con la igualdad.
Y el hincha carbonero se conforma porque el empate le permitió mantener el liderazgo en el Apertura. Porque impidió que Nacional, a quien vio desde abajo en gran parte del torneo, acortara la ventaja de cuatro puntos que le lleva en la tabla de posiciones.
Y el hincha tricolor se conforma porque Peñarol le ganó a todos antes del clásico pero en el partido más importante no repitió. Porque el carbonero no pudo confirmar el favoritismo previo. Porque su tradicional rival no pudo cortar con una racha adversa que arrastra en los últimos clásicos.
No se conforma el que no quiere. Pero Peñarol tiene bien claro que la cantidad de clásicos sin triunfos empieza a extenderse demasiado y que éste lo tenía que ganar.
No se conforma el que no quiere. Pero Nacional sabe que éste era el partido a ganar para arrimarse a la punta y para contrarrestar las críticas por el juego que despliega el equipo.
