No es el fútbol solo…
Es una parte de la sociedad que está putrefacta. Son los mismos que roban un almacén de barrio y le revientan la cabeza a un veterano que es lo único que tiene para vivir.
Los que le roban a una señora las bolsas de alimentos de un supermercado o de la feria y la empujan hasta reventarla contra el suelo.
Los que roban, diariamente, las estaciones de servicio, ya como una costumbre.
No hay modalidad delictiva que no se aplique en estos momentos.
Son los de la pasta base, los drogados hasta reventar que vomitan el alcohol donde cuadre, orinan y les da por tirar piedras y romper vidrios de los comercios en el lugar que sea.
Diríamos que los delincuentes comunes – ya uno no sabe como calificarlos – han pasado a segundo o tercer plano, porque son recuperables, se supone.
Estos otros, no.
Lo que vimos ayer, en esa patota enloquecida, no. No hay chance porque no quieren, no porque no se puedan tratar, sino porque no les interesa.
Esta situación se agravó con la droga. No hay duda de ello.
Estas bestias, no se van a detener sino se les enfrenta con determinación y órdenes precisas.
AQUELLAS LIBERTADORES DE LOS 70 Y 80 …
No se trata de represión. Sí, cuidar la vida de quienes van a ver un partido de fútbol.
Esto que aquí pasa, no es una novedad uruguaya. Mire enfrente y vea que sucede exactamente lo mismo.
Es la región que está infectada. Argentina, Brasil, nosotros y tristes recuerdos de Lima, Medellín, … de las Copas Libertadores de los 70 y 80, sí, no es de ahora el tema, ni somos los únicos en el Sur.
La impunidad en la multitud es el escudo, pero, no es el fútbol solo …
Ayer sí fue protagonista la violencia en un clásico, pero hoy vea el informativo que le parezca en televisión, escuche la radio y se amontonarán las noticias que venden sangre, robo, secuestro, ahora en titulares diarios.
Roban, matan, secuestran, violan …
No nos engañemos, señor, no es el fútbol solo.
TAN POCOS Y TANTO DAÑO
El triste episodio del clásico es una cuota más de cómo – una minoría – hace pedazos a la gente que va a la cancha, cada vez con mayor temor y cuidado.
De los chicos, de los gurises, ni hablemos. Ellos, la familia, va a ver a la selección uruguaya. Ese es el público de antes, que ahora, en estos partidos no existe.
La familia tiene lugar solamente para Uruguay. Lo demás se lo han prohibido.
Hace un tiempo atrás, escribimos, bajo el título “No tiene solución”, ésto que estamos soportando.
Y pasaron 22 años de aquella crónica.
No solamente sigue igual el tema, sino que empeoró.
¿Qué hacen las fuerzas de seguridad? ¿Reprimen?
Muchos le tienen temor al término porque, quienes recuerdan la dictadura, les hace pensar que puede pasar algo similar.
Con los militares éstos reculan, es la verdad, les tienen miedo, el mismo miedo que desparraman en nuestra gente, cuando, a mano armada, roban un quiosco, que está haciendo la diaria y lo dejan arruinado.
CON CAMARA, SIN CAMARA, COMO SEA …
Entonces, por sí o por no, ¿hay que dejar que sigan destrozando lo que encuentren, amenazando a la gente, impidiendo que vayan al fútbol o a cualquier espectáculo?
Para que se cambie aquel título “No tiene solución”, ¿qué hay que hacer?
La sinceridad antes que nada, no sé, pero la gente especializada en este tema debe actuar.
Si los ingleses pudieron con las bestias de los “hooligans” y eran varios miles, no veo porqué aquí, en nuestra zona, no sólo en Uruguay, no hay forma, no le encuentran la vuelta.
Y sé que las autoridades dirán que decirlo es sencillo y aplicarlo es otra cosa.
Que las cámaras de identificación facial están para instalarse y eso resolvería parte del tema.
El otro corresponde al área dirigente que, según las conversaciones con el gobierno central, deben arribar a una impostergable solución.
Como que así no va más.
El subsecretario del Ministerio del Interior, Jorge Vázquez, manifestó que si no se pone en práctica el sistema, “van a tomar medidas que no les agrada”, como jugar sin gente, o sólo con los partidarios de un solo equipo o sancionar un equipo.
La AUF, el gobierno o quien sea, deben, detener esto. Con las cámaras, con seguridad reforzada, con los efectivos del color y del palo que sea, pero ésto no puede seguir así.
Eso en el fútbol. En lo cotidiano, ya sabemos que debemos cuidarnos entre todos y no es de ahora y exclusivamente en Uruguay.