Rentistas hizo historia grande y le ganó a Nacional 1:0 en el Estadio Centenario. ¡Campeón del Torneo Apertura! Celebró su éxito resonante en el Estadio Centenario para la emoción y la leyenda eterna. Las lágrimas de Alejandro Cappuccio, el entrenador artífice de la conquista, con los jugadores, exteriorizó la felicidad colectiva. Antes de la pandemia como líder, y después remando de atrás, el equipo se recompuso hasta de la transferencia del delantero Cristian Olivera. Y gritó como nunca. En el fútbol a puertas cerradas, para la euforia de sus  hinchas, desde los jóvenes hasta los veteranos que lo siguieron a través de la transmisión de Tenfield.

Gonzalo Vega hizo el golazo de volea en el comienzo del alargue de treinta minutos, después del empate en los noventa. El conjunto de Cappuccio, esencia de la resonante conquista, padeció en los quince finales del primer tiempo y luego pudo resurgir. Retomó su mejor  versión, se soltó y, con los cambios, marcó la diferencia. Desde Robert Ergas hasta los delanteros, mostró una velocidad diferente, acarició el gol en la última de los 90’ y, en el arranque, Vega lo hizo explotar de felicidad.

La alegría nació desde el arco de Yonatan Irrazábal en el inicio a la experiencia de Alexis Rolín y a la ambición. Es que, además, Rentistas aprovechó muy bien la ventaja por la expulsión de Mathías Suárez a los 75’. En cambio, el tricolor terminó con las manos vacías, sin comprender cómo se le escapó el torneo de forma insólita, resignando puntos en el último tramo. Esta vez, en la definición, Gonzalo Castro lideró la ilusión en el ataque. Fue protagonista del mejor momento, y también cuando asistió a Gabriel Neves en una pelota que pasó muy cerca del palo izquierdo de Irrazábal. En esa arremetida de los primeros 45’, también generó una de Bergessio que tapó el arquero.

Nacional sintió el rigor físico en el complemento. Cayó desgastado. Sufrió la expulsión de Suárez –Munúa demoró los cambios- y no le alcanzó con Yacob para intentar tener mayor solidez. El equipo se mostró agotado, sin ideas para sobreponerse a la adversidad. Padeció el tramo suplementario.

Joaquín Trasante, Agustín González y Mathías Laborda también chocaron con la desesperación. Thiago Vecino saltó a la cancha en el segundo chico de 15’. Y Nacional, con pocos argumentos y centros permanentes, fue con el corazón. Pero no le alcanzó.

Cappuccio se aferró a la línea de cinco. Rentistas defendió con el alma. Se subió al podio, el capitán Andrés Rodales levantó la Copa del Apertura, los héroes se colgaron las medallas para los aplausos y dieron la vuelta olímpica. Una vuelta olímpica tan histórica como merecida.