Nacional se puso a tiro. Retomó el camino triunfal tras tres fechas sin victorias, y se posicionó nuevamente de lleno en la pelea por el Clausura y por la Tabla Anual.  

Una cabeza de ventaja en la primera mitad. Matías Zunino, en el último minuto de descuento, picó al primer palo en busca de un envío aéreo, se elevó sin marcas y, con un preciso cabezazo, mandó el balón al fondo del arco. Sin embargo, no fue superior en lo futbolístico el equipo de Ligüera, puesto que el trámite resultó parejo, con el local siendo más vertical e incisivo que una visita que manejó el balón pero que, pese a ello, careció completamente de profundidad y se excedió en toques laterales e inoperantes.

El segundo tiempo se inició con un impresionante zapatazo de Christian Almeida que explotó en la red. Un gol desde los vestuarios, como habitualmente se dice, y que significó un golpe directo de nocaut para un Torque que sintió el impacto y que, por consiguiente, cayó en un pozo anímico. Por el contrario, el tricolor se soltó y comenzó a manejar el balón y a jugar a sus anchas, sabedor de que los dos goles de ventaja en el tanteador eran imposible de descontar para su tibio y alicaído adversario. En definitiva, y por méritos propios, los tres puntos quedaron en el bolso.  

Nacional dio una demostración de máxima contundencia. Y lo hizo en un momento medular.