Nacional ganó en la agonía del partido con la arremetida furiosa de Leandro Fernández para calzar el último rebote de zurda al corazón de todos los tricolores. La carrera del argentino en la euforia del, 1:0 a Cerrito en el Gran Parque Central exteriorizó semejante desahogo. El triunfo en el bolso valió seguir con vida en el Clausura y mantener  la ilusión del Tricampeonato Uruguayo. La noche parecía cerrada, a pesar de la ventaja de jugar con uno más por la roja a Julián Perujo –en la revisión del VAR- y debido a la confusión en su fútbol pero se abrió.

El  equipo de Martín Ligüera no jugó bien. Se repitió en los centros como método para intentar vulnerar a su rival. Entonces, la diferencia solo se notó en el empuje para insistir. El despliegue de energías con el corazón a pleno no asoció a los argumentos  futbolísticos imprescindibles para generar desequilibrio. Nacional acumuló delanteros incluyendo a los debutantes Franco Fagúndez y Juan Manuel Gutiérrez, luego a Brian Ocampo pero  no abasteció a sus atacantes. Desconectado Gonzalo Bergessio, el argentino  Leandro Fernández se convirtió en el único  factor distinto cuando  aceleró. La victoria llegó como consecuencia de la intención permanente de buscar más allá del procedimiento.

Cerrito ejecutó  un planteo inteligente y cuando quedó con diez, condicionado, se fortaleció en su solidez defensiva. El auriverde no fue avasallado pero no le funcionó el contragolpe. Apenas se acercó en una corrida bárbara de Silvera en el tiempo inicial cuando Juan Manuel Ortiz se perdió el gol y luego en un centro de Scarone. El elenco de Roland Marcenaro resistió con temple y cayó en el final.

La sonrisa de Nacional dejó atrás la decepción de Maldonado. Revivió en el Clausura y en la esperanza del Tricampeonato Uruguayo.