Mucho más que un nuevo técnico
El autor repasa el proceso que, pese a sus vaivenes, y gracias fundamentalmente a Rochet y a Bergessio, terminó consagrando un éxito tricolor que de la mano de Cappuccio podría prolongarse.
Escribe: Juan Carlos Scelza
La consagración en el Uruguayo 2020 significó un reconfortante alivio para un Nacional de determinaciones fuertes, y que consumió para llegar al objetivo del bicampeonato a tres técnicos. La estocada final en la primera pelota que tocó Bergessio, cuando solo iban seis minutos de la primera final ante Rentistas, sentenció definitivamente la llave.
Aquel diezmado Rentistas nunca se pareció al ganador del Apertura y, más allá del impulso emocional de la victoria ante Liverpool por penales en la semifinal, ni el plantel era el mismo ni las armas futbolísticas parecían similares a esas con las que deslumbró en los primeros meses de actividad. La suma de tres goles albos, con alto porcentaje de efectividad (llegó tres veces y en todas anotó) hicieron de la revancha en el Complejo de Rentistas (en día y hora inapropiados para una definición) un mero trámite, en el que solo los minutos separaban a Nacional del podio.
Más tarde, la lista llegó a diez refuerzos, en la mayoría elegidos de antemano por los dirigentes y, en algún caso puntual, solicitados por Cappuccio, un técnico que había mostrado su solidez con y sin el mejor plantel de los “bichos colorados”. Los futbolistas de mayor trayectoria internacional llegaron antes, para ponerse en condiciones físicas de competencia, tal el caso de los argentinos Fernández y D’Alessandro. Y los demás han sido figuras de muy buen rendimiento en sus equipos durante la temporada que finalizó hace apenas un par de semanas.
Un campeón sustentado desde la certeza de Rochet y el goleo de su capitán, que después de la obtención del Intermedio se desflecó, de escasa elaboración y que, además, recién en la última fecha accedió a la Tabla Anual -la misma que no había podido abrochar por las sucesivas y traumáticas derrotas consecutivas sufridas en Jardines ante Danubio, y en el Parque frente a Liverpool y a Boston River- es lógico que piense en variantes.
El frío análisis nos hace tomar distancia respecto de las oportunistas opiniones direccionadas a repetir con énfasis las pasionales frases de los hinchas a la hora del festejo, tan pasionales como los axiomas por los que semanas antes se cuestionaba el rendimiento global, las determinaciones de los entrenadores de turno, y hasta las medidas institucionales, en temas tan profundos como las sanciones que arrastró la indisciplina en la burbuja sanitaria en la noche posterior a la derrota clásica, previo a recibir la goleada de local que implicó la eliminación de la Libertadores contra River Plate.
Seamos claros: esas mismas voces que aplauden la promoción de muy buenos juveniles que tiene Nacional hace un par de meses pedían por referentes a los que no se les había renovado el contrato, aduciendo que al plantel le faltaba la cuota de experiencia necesaria para salir del paso.
Con las medallas de dos campeonatos conseguidos, esta directiva encabezada por Decurnex cuenta con el gran respaldo de los triunfos y con el enorme aliciente de ir por un tricampeonato que corone su primer ciclo al frente de Nacional. Y es lógico que apueste a ese desafío.
Fue en busca de Gabrielli, Cándido y Almeida para reforzar los laterales, que fueron el sufrimiento mayor del año, y así tener una alternativa en una zona central de la zaga que fue muy irregular y de permanentes cambios. En lo personal, no fuimos de los que elogiamos el funcionamiento colectivo de la mitad de la cancha, por el simple argumento que, si la base de los resultados fueron las atajadas de Rochet, la clase, la eficacia y el profesionalismo de Bergessio –quien luchó solo y marcó goles con escasa habilitación-, el mediocampo no cumplía, entonces, con la función de elaboración. Y menos aún era consistente en marca.
Aun así, hubo buenos momentos de Martínez, destellos de un Neves irregular y con altibajos, Trasante y Carballo mostraron sus virtudes y, por afuera, no pasaron desapercibidos el desgaste de Trezza, que va a todas pero define mal, y de Ocampo, que en las últimas fechas se hizo importante.
¿Cuál de todos juega? ¿Quién mantiene la titularidad? Para enlace por detrás de Bergessio trajo a los dos argentinos, y a Cantera. Si entra Píriz, ¿qué volante de recuperación lo acompaña? Vega es punta por afuera, y eso seguramente le quite posibilidades a Trezza, Ocampo o Pablo García.
No cuestiono la llegada de muy buenos refuerzos para el medio, menos cuando cabe abordar la doble competencia a partir de las próximas horas, sabiendo que eso lleva inexorablemente a la rotación. Pero queda claro que no hay verdad absoluta, y que la cantera de muy buenos valores sirvió para salir del paso con angustia, por lo cual hay que adosarle jugadores que mostraron mayor capacidad, así como el hecho de que, para Cappuccio, a quien considero el mejor técnico del año, comienza una desafiante actividad, con el inédito peso de cargar la pesada mochila de un equipo grande, en el que se sobredimensionan elogios pero también críticas, y donde no alcanza con ganar un domingo, puesto que al siguiente partido la presión será idéntica.
En este caso, Nacional contará con la gracia de un vasto plantel, pero como contrapartida tendrá poco tiempo para armar el equipo y deberá elegir muy bien, sopesando experiencia, juventud, los que llegan y los que ganaron el torneo, lo cual lógicamente no será sencillo.
Sin embargo, algunos de estos interrogantes comenzaron a ser respondidos en la etapa posterior a la obtención del bicampeonato, cuando Cappuccio tomó el mando del plantel y, pese a críticas iniciales esbozadas por quienes han perdido todo atisbo de racionalidad ante una era que recién comienza y que casi no tuvo tiempo de adaptación, logró arrancarle otra sonrisa a parciales que ya lo miran con aprobación: la obtención de la Supercopa, que coloca a una institución que hoy mismo tiene un compromiso importante en Chile ante un horizonte de agradable tranquilidad para lo que puede esperarse de nuestro medio.