Michael Santos, del barrio Estadio de Pando a River Plate de alcanzapelotas a goleador
Jugador rápido, técnico y con gran sentido de equipo. Con dieciséis años Juan Ramón Carrasco lo vio en juveniles e hizo entrenar a Michael Santos en el Primero de River Plate. Al año siguiente, Carlos María Morales lo hizo entrar desde el banco en un partido mañanero contra Rampla Juniors para que hiciera un gol que le anularon por orsai, pero marcó su debut en Primera con diecisiete años.
Michael estaba viviendo en La Casona del club, donde empezó a quedarse cuando en formativas le pidió a Aníbal Saralegui y a Pablo Cuello, sus entrenadores, para no seguir viajando a Pando todos los días, porque comenzaba su jornada ingresando a la UTU a las siete, viajaba en ómnibus a comer en River al mediodía, después a practicar y la vuelta en una línea urbana para luego tomar un interdepartamental a las siete u ocho de la tarde, siempre parado porque era la hora pico de regreso de los trabajadores a sus casas, no le permitía descansar como el quería. Hizo tercero de UTU y quedó viviendo en Montevideo, viajando a Pando los fines de semana después de los partidos.
“El cariño al club me hizo hincha de River”
Viviendo en la casona mejoró su rendimiento físico y trabajó de alcanzapelotas en los partidos de River Plate en el Saroldi. “Alcanzarle la pelota al Japo y a todos los grandes jugadores que había era alucinante. Fijate que fui alcanzapelotas en la Sudamericana del 2009 cuando River llegó a semifinal. Alcanzarles la pelota a tantos jugadores de tremenda clase fue una satisfacción bárbara” dice Michael, que a los veintiún años, se ha convertido en uno de esos futbolistas del Primero del cuadro del que es hincha e ídolo del fin de semana con sus dos goles a Fénix, el segundo un golazo. “River fue el club que me abrió las puertas y del cariño que le agarré al club, me hice hincha como a mi familia. A mi hijo Valentino, de tres años, le preguntás de qué cuadro es y ya te dice “de River”; ya está todo los días con la pelota, le pega bastante bien y es zurdo”, dice con orgullo e ilusión.
Pandense de origen y elección
-Nací el 13 de marzo de 1993 en Montevideo pero me crié en Pando, soy de Pando, del barrio Estadio, a una cuadra del estadio de Pando. Fui un chico de barrio con dificultades como las familias y la gente de acá, probre, jugando siempre al baby fútbol y estudiando. Hice baby fútbol en el Wanderers de Pando desde los cinco años hasta los nueve, en el Nacional de Pando, con diez y once años, en San Luis de Pando, con doce y trece y después en sub-14 y sub-15 volví a Wanderers y en mitad de año del sub-15 me fui a jugar a Montevideo, a River. Hice la escuela 195 de Pando, pasé todos los años bien y luego hice ciclo básico en UTU.
Después viví cinco años en Montevideo, desde que hablé con Aníbal Saralegui y Pablo Cuello porque me sentía agotado por los viajes y me ofrecieron para quedarme en La Casona, me dieron vitaminas y empecé a descansar mejor y ahora me volví a Pando, a casa de mi madre, en el barrio Estadio, mientras buscamos con mi novia casa acá en Pando, que es tranquilo, es una paz para vivir, con la gente que me apoyó desde chico. Ya no viajo en ómnibus, me pasa a buscar el Killy González (el Capitán de River, Christian) que vive en Atlántida, toma ruta 11, después la 8 y pasa por mi barrio y después pasamos a buscar a Luis Torrecillas (del plantel principal del darsenero) que vive en el centro de Pando. Como el Killy ya tiene mucha experiencia, me da consejos y yo trato de tomar lo que el me dice.
¿Cuál fue tu espejo como futbolista?
El Chino Recoba.
¿Cómo es tu familia?
Mi familia son mi madre y tengo tres hermanos varones, el mayor trabaja y los dos más chicos que yo juegan al fútbol, uno acá en Pando y el más chico al fútbol de salón. Quiero agradecer a mi hijo, a mi mujer actual y a Javier Núñez, que fue compañero de mi madre; es la persona que siempre estuvo acompañándome desde chico en el fútbol.
¿Un momento en tu carrera?
La pretemporada para la Copa Sudamericana pasada, hace dos años, que hicimos con Marcelo Tulbovich una pretemporada bárbara que me hizo sentir fuerte y a gusto con mi físico.
Michael Santos, el jugador de la etapa, un futbolista que, sinceramente, cuando se le pide que se defina como tal dice “solidario con mis compañeros” y destaca como momento una pretemporada.