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Ildo Maneiro: “salir tercero o cuarto en el mundial era una deshonra”




Ildo Enrique Maneiro, autor del primer gol celeste en ese Mundial.


5 junio, 2014
Fútbol Uruguayo Selección Sin Categoría

Nuestro 10 en México 70, Ildo Enrique Maneiro, autor del primer gol celeste en ese Mundial en que llegamos a semifinales y perdimos con Brasil un partido amañado, relata la rica experiencia que nos dejó.

Ildo Enrique Maneiro, autor del primer gol celeste en ese Mundial.

Ildo Enrique Maneiro, autor del primer gol celeste en ese Mundial.

Avisaron a las doce de la noche que había que levantarse a las cinco y media de la mañana para viajar a la capital y de ahí en avión a Guadalajara. Fue penoso. Desayunamos café frío, parados, y fuimos en un ómnibus que era un desastre, sin aire acondicionado, a encontrarnos con un calor sofocante que te mataba al llegar“. Uruguay bajó a dónde estaba aclimatado Brasil, donde había jugado todos sus partidos y tenía el apoyo de la afición. Cuando reglamentariamente le tocaba a Brasil subir a la altura del Azteca, donde venía jugando Uruguay y debía jugarse, según el calendario oficial, la semifinal, pero a último momento la FIFA la cambió para Guadalajara.

DE JUVENIL EN NACIONAL A LA SELECCIÓN

-Yo no participé en la Eliminatoria, incluso estaba de gira con Nacional, sin los seleccionados que jugaban la Eliminatoria con Chile y Ecuador -cuenta Maneiro-. No participaron de esa gira porque estaban en la Selección Montero Castillo, Atilio Ancheta, Mujica, Cubilla, Ubiña… Ese año 69 hicimos con Nacional una gira por Europa, donde estuvimos cuarenta y cinco días, en Alemania Oriental, en Rusia… una gira impresionante, pero éramos un equipo juvenil. Yo ni soñaba que al año siguiente iba a jugar el Mundial. Yo normalmente alternaba en la Primera de Nacional, pero el titular era Prieto.

 “Juan López nos trasmitió que lo del 50 era posible reeditarlo”

“Juan López nos trasmitió que lo del 50 era posible reeditarlo”

“JUAN LÓPEZ NOS TRANSMITIÓ QUE LO DEL 50 ERA POSIBLE REEDITARLO”

-Durante esa gira, Zezé Moreira, que era el técnico de Nacional, visualizó que yo tenía posibilidades de integrar la Selección, hizo alguna maniobra, creo que habló con Hobberg (el técnico celeste), algún movimiento hubo que, cuando regresamos y jugamos lo que restaba del Campeonato Uruguayo y salimos campeones, en las convocatorias de la Selección desde enero del 70, cada vez que hubo partidos amistosos me integraron al grupo seleccionado.

Hicimos partidos contra la Selección de Porto Alegre, previo a una gira de aclimatación a la altura, que nos llevó setenta y dos días. Un equipo compuesto mayoritariamente por jugadores de Nacional. Había algunos de Peñarol.

“SE ACUSÓ DE UN DOPING ABSURDO”

Viajamos veintiséis jugadores a la aclimatación y al Mundial iban veintidos. Tenían que volver cuatro y quedar fuera del Mundial. Era difícil. Incluso en ese momento se incorporaron Caetano y Cortés, que iban seguro. Habían tenido alguna dificultad con un antidoping de la época (fueron suspendidos por tres meses, luego de un clásico, pero el Poder Ejecutivo levantó la sanción para que pudieran jugar el Mundial). Se los acusó de un doping absurdo, porque ese partido Peñarol lo perdió con Nacional ampliamente, así que si les dieron algo era para que jugaran menos.

Quedé. Se integró un grupo con cierta experiencia mundialista, con Mazurkiewicz, Rocha, Ubiña, que habían estado en el 66, Caetano, Mujica… Se armó un equipo que se complementaba muy bien. Nacional y Peñarol en el 69, 70, 71 y 72 hicieron muy buenas campañas en Libertadores. De los jugadores que jugaban en la Selección no había ninguno que viniera de afuera. Era el Potencial de Nacional más el de Peñarol.

La preparación fue muy buena. Alternamos períodos en Quito con otros en Bogotá, que era más o menos de la misma altura que íbamos a encontrar en México capital. En base a una disciplina ejercida por el profe Langlade que era muy riguroso, muy estricto y con el apoyo de Juan López que era un líder espiritual, que nos transmitió que lo del 50 era posible reeditarlo, pese a la pobreza que ya avanzaba sobre nuestro país.

“En aquella época la pubalgia era una lesión indescifrable y la tenía nuestra estrella”

“En aquella época la pubalgia era una lesión indescifrable y la tenía nuestra estrella”

“EN AQUELLA ÉPOCA LA PUBALGIA ERA UNA LESIÓN INDESCIFRABLE Y LA TENÍA NUESTRA ESTRELLA”

Contábamos con la presencia de Hobberg que además de entrenador, era un jugador extraordinario. Estaba entero Juan Eduardo en esa época. Verlo patear era un deleite. Era un maestro realmente y los que estábamos allí sabíamos por los relatos radiales lo que había sido aquel partido memorable de él, la actuación que le cupo en aquella recordada semifinal contra Hungría (en el Mundial del 54 en Suiza). Por lo cual había una representación muy fuerte.

Todo me deslumbraba. Las marcas Puma, Adidas haciendo la promoción de sus productos y el desarrollo total de la industria del fútbol se cimentaba ahí, en México, aunque todavía no era lo que hoy en día es el fútbol como industria de primer nivel.

La preparación fue muy bien aceptada por el grupo, pese a lo larga. Fue un grupo muy maduro, muy solidario. Hubo muy buena onda siempre, pero llegamos al Mundial cargando la lesión que traía Cascarilla Morales y lo que tenía Pedro Rocha, que era la estrella de nuestro equipo.

Sabíamos que Rocha estaba sufriendo mucho esa lesión que en aquella época era indescifrable, esa pubalgia. No recuerdo bien el tema, pero creo que lo trataban por aductores, porque no se sabía lo que era. Sé que él aceptaba cualquier experimento que hicieran con su cuerpo. Lo sometieron a tratamientos que después uno piensa que no era lo que correspondía, pero al momento era la medicina que había. No había la tecnología y el avance brutal que ha tenido la medicina en estos años, sobre todo en cuanto a diagnóstico a través de placas y resonancias y ecografías… Era impensable en aquellos tiempos.

“A LOS RIVALES LOS DESCONOCÍAMOS TOTALMENTE”

Lo de Cascarilla Morales fue una intervención para quitarle un cuerpo extraño por desprendimiento de menisco, que con la sabiduría del doctor Maslíah se resolvió, pero fue heroico que Cascarilla haya podido jugar a los diecisiete días como jugó, tras una recuperación impresionante con el esfuerzo que hizo el jugador, la exigencia del profe Langlade, los masajes de Héctor Cocito y don Carlos Abate, que eran unos maestros con sus manos. Haber visto cómo lo llevaban y cómo respondió Cascarilla, fue para mí una gran experiencia de vida en cuanto a fisioterapia.

Después en los partidos nos enfrentamos a rivales que desconocíamos totalmente. No había preparación mayor para contrarrestarlos. Sólo las cosas que podíamos hacer nosotros. Nos sorprendieron los suecos porque eran muy altos. Nosotros teníamos la imagen de los suecos del Kon-Tiki y cosas por el estilo.

De Italia teníamos el conocimiento por la prensa, de las estrellas que venían en ese equipo, pero no teníamos información directa porque en esa época el fútbol italiano estaba cerrado a los extranjeros.

Ganamos dos a cero a Israel. Hicimos un partido más o menos de conveniencia con Italia, con mucho calor. Un empate que nos servía a los dos equipos, había mucho diálogo, no hubo mucha intensidad y en definitiva fue el resultado que nos clasificó a los dos.

“A los rivales los descuentos desconocíamos totalmente”

“A los rivales los desconocíamos totalmente”

“LA INJUSTICIA DE TENER QUE BAJAR A GUADALAJARA”

Después de la clasificación vino el partido memorable con la Unión Soviética, porque jugó excelente Uruguay, contra unos atletas brutales como eran los rusos. Ciento veinte minutos que demostraron que la adaptación a la altura fue perfecta, que la preparación había sido muy buena, porque la respuesta del equipo realmente fue brillante. Conseguimos el gol en el alargue y eso hace una valoración del grupo impresionante.

Después viví la injusticia de tener que bajar a  Guadalajara (por calendario de cruce de series le tocaba a Brasil subir a la altura de México, pero la FIFA, a último momento, obligó a Uruguay a moverse hacia donde estaba jugando Brasil en el llano). Fuimos a encontrarnos con un calor sofocante, que te mataba al llegar nomás. Viajamos, me acuerdo, en un ómnibus que era un desastre y no tenía aire acondicionado. Avisaron a las doce de la noche que había que levantarse a las cinco y media de la mañana para viajar a la capital y de ahí en avión a Guadalajara. Fue penoso. El dasayuno con café frío, parados, como haciendo turismo de vacaciones o qué sé yo… Después en Guadalajara todo agobiante. Por eso yo pienso que fue un buen partido el que hicimos con Brasil, pese a que perdimos.

Fue como le sucedió al Atlético Madrid cuando le empataron el otro día (por la final de la Champions League ante Real Madrid), que hasta ahí daba. Después se derrumbó. A nosotros nos pasó lo mismo. Hicimos un primer tiempo muy bueno. El empate de Clodoaldo nos dejó con mucha preocupación. El vestuario fue muy tenso, mucho nervio. A Brasil lo ayudaba mucho la organización del Mundial y además tenía su mejor equipo de la historia. Sufrimos bastante, soportamos. Nos hicieron el segundo gol. Empatamos pero nos anularon el gol, porque a Cubilla le cobraron una de esas infracciones que siempre favorecen al privilegiado.

Después Jairzinho estaba muy rápido, Pelé jugaba mucho, Gerson era un extraordinario jugador, Rivelino era un genio. Perdimos con una constelación de estrellas.

Luego la rebeldía nuestra haciendo un partido muy bueno contra Alemania. Debimos ganarlo. Yo pienso que fue injusto que hayamos perdido, pero evidentemente la capacidad de gol nuestra no era muy confiable. Controlábamos el juego pero no teníamos mucha definición.

“DAR HASTA LA ÚLTIMA GOTA DE SUDOR”

El orgullo nuestro quedó herido. No fuimos a la final porque estábamos ofendidos. La historia que nos habíamos hecho era que Campeón o nada. Hubo una valoración de parte de la gente y especialmente de parte nuestra, de que salir tercero o cuarto en el mundial era una deshonra.

La historia dijo después de que eso no era para tanto. Incluso nos hicieron un homenaje en el partido que jugó Uruguay contra Israel, previo a la ida al Mundial 2010 y cada cuatro años, hay que salir a hablar de aquellos jugadores extraordinarios con los que tuve la dicha de compartir. Algunos se han ido ya. Otros no son muy proclives a hablar. Yo lo hago con mucho orgullo de tener que hablar de esa gesta.

Significó para nosotros participar representando al país y sentir, previo a cada partido, frente a la bandera de tu patria, las estrofas del himno, emocionarte hasta el extremo y dar hasta la última gota de sudor para quedar reconfortado espiritualmente cada quien.

Dos anécdotas:

Cuando terminó el partido con la URSS, Juancito López me abrazó y me dijo: “¿te diste cuenta de que no hubo un sólo pastito de la cancha que no hayas pisado?”.

En ese Mundial, yo vi desde la cancha cuando Pelé le amaga a Chiquito (Mazurkiewicz) y Chiquito le hace enlentecer a Pelé la carrera, para que termine errando el gol. Fue una de las jugadas más hermosas de la historia del fútbol.

Ildo Enrique Maneiro.

Ildo Enrique Maneiro.


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