Home   »   Columnistas

Los cinco de Jablonka




Cr. Daniel Jablonka, presidente de Defensor Sporting.


8 noviembre, 2013
Columnistas

No creo que el periodismo sea objetivo ni independiente. Nunca. Todo periodista tiene su propio mapa deseante, inevitable. Siempre se escribe desde un punto de vista (desde un determinado lugar en las máquinas de producción de subjetividad) y ese lugar depende siempre de un montón de factores y actores que lo determinan. Cuando el periodismo se presenta como “independiente” y “objetivo” miente, procura sacar ventaja mediante engaño de algunos códigos de autoridad sustentados en una farsa y opera con alevosía -y desprecio- sobre la opinión del lector.

Creo, con Raúl Legnani, que todos los periodistas que opinan de política deberían, como principio básico de honestidad con sus lectores, decir a quién votan y a quién votaron, porque ése es un dato mayor  para la interpretación y las deducciones que éstos hagan de lo que leen y creo, con Alberto Sonsol, que los que opinamos acerca del fútbol, deberíamos, por los mismos principios, decir, sinceramente, por qué club hinchamos.

La mancomunión de Tabaré Silva con sus jugadores; festejo mesurado

La mancomunión de Tabaré Silva con sus jugadores; festejo mesurado

Yo escribí por quién he hinchado en cada campeonato de nuestro fútbol profesional y por qué motivos. Me identifico con Mar de Fondo, por el barrio de origen y porque en el fútbol amateur se juega por jugar, pero donde se juega por plata, defiendo la plata de mis amigos, así de cierto, aunque suene feo (y de las personas que más valoro, de los más justos y de lo más justo, a mi entender).

Como ejemplos, fui hincha de Cerro cuando lo dirigía Eduardo Acevedo y de Nacional, así como cuando al tricolor lo dirigía Martín Lasarte, hinché por el Peñarol donde trabajó José Francisco Sasía, amigos de antes, de afuera o de más allá del fútbol. Hoy soy hincha de River Plate, porque quiero que, en un futuro cercano, posibilite a Marcelo Tulbovitz, quien en tantos campeonatos ha hecho una diferencia como preparador físico, hacer la diferencia económica para sí, que todavía no ha podido hacerla. Lo quiero por él y por mi memoria de su viejo, don Elías (que no hay tumba que lo soporte).

Puntualizo esto para desmentir que yo sea hincha de Defensor, aunque pueda parecerlo porque trabajé en tres libros capitales para esa institución, el tratado del profesor José Ricardo De León, “Mi revolución”, por encargo de Francisco Casal, el de homenaje al Campeonato de 1976, “Rompiendo la historia”, en edición de Pedro Cribari y “Los Violetas”, del contraalmirante Julio César Franzini, quien me hizo el honor de incorporarle sugerencias mías y de que yo lo presentara en la sede del Sporting, pero sería deshonesto que no le advirtiera al lector de las líneas siguientes que, al escribirlas, parto de una inmensa admiración por el club de La Farola.

Me consta, por diversos testimonios, que esta admiración la comparten hinchas y dirigentes de otros clubes, incluso del exterior del país. Defensor Sporting ha sido modelo y espejo para las mejores intenciones de quienes quieren crecer en el fútbol y con menos lograr más. Modelo de dirigencia, con los Franzini y Arsuaga entre otros, modelo de escuela de fútbol, con el profesor Santos entre otros y modelo de hinchada, educada en la paciencia de lo sistemático y de lo trabajado.

Por eso estos últimos años a mí me duele especialmente que Defensor haya empezado a perder esos valores. Me duele, desde gestiones de técnicos anteriores a Tabaré Silva, que parte de la hinchada violeta pretenda exigir como si la historia les impusiera soberbia en vez de humildad y me duele más aún que un dirigente haya pedido considerar la destitución de un técnico en medio del Apertura ¡en Defensor!

Vino bien. Hacía falta que algo provocara un pronunciamiento categórico, restaurador de la fidelidad a un estilo distinto, revolucionario, como el que supo formular el contador Daniel Jablonka esta semana: “en Defensor las evaluaciones se hacen terminado el campeonato” (“el campeonato”, dijo, ni siquiera “el torneo” y si así no ocurrriera, tras sus declaraciones, Jabloka se tiene que ir, siguiendo las huellas que dejó Julio César Franzini en la Asociación Uruguaya de Fútbol).

Ante ese compromiso los cinco goles de anoche son un detalle para nada casual. Hubo bastante causalidad en esa performance. La tranquilidad, seguridad y confianza del cuerpo técnico y del plantel no hubiesen sido las mismas si el pronunciamiento del Presidente hubiera sido menos categórico o menos creíble.

Sin eufemismos ni contradicción. Quiero que el Campeón sea River Plate, pero también quiero poder seguir admirando inmensamente a Defensor Sporting. Gracias, Jablonka.