Llegó la hora señalada: ojalá la incontenible ola desatada por el “¡Ya ganamos!” se haga realidad
Con las pequeñas instalaciones totalmente colmadas en el Estadio Internacional de Ammán, aquí están las últimas reflexiones previos al cotejo que comenzará dentro de un par de horas. Todos -inclusive los jordanos- piensan en una victoria celeste. Me sigo aferrando a la bondad de primero asegurar el cero en nuestro arco. Un empate aquí sirve y de mucho, para definir en Montevideo.
Escribe: Atilio Garrido / Fotografías: Fernando González (enviados especiales a Ammán)
¡Llegó la hora! La primera cita para definir uno de los últimos boletos en el ómnibus que lleva a la Copa del Mundo de 2014. El partido largamente esperado desde hace un mes. Aquí en el hotel Le Meridien, donde convergen los uruguayos que han llegado desde distintos puntos para apoyar al equipo, el barco de la euforia soltó amarras. Ni ese millar de compatriotas, ni el puñadito de orientales que llegó con el equipo –dirigentes, periodistas, allegados- imaginan un contraste esta tarde-noche en el Estadio Internacional de Ammán. También algunos jugadores, con sus declaraciones, empujaron ese vapor. Han expresado que el equipo saldrá a ganar; que tiene jugadores para hacerlo y que este repechaje se tiene que definir aquí y ahora.
Los futbolistas tienen sus motivos para extraer esas positivas conclusiones. Han observado los partidos completos de Jordania en las instancias finales del grupo eliminatoria asiático donde participaron, emergiendo como la gran sorpresa. Cuando nadie daba dos vintenes por ellos, los árabes se metieron en la repesca. En cambio los allegados, hinchas y me adelanto a decir que casi todos los periodistas, los únicos elementos que pueden manejar para sus conclusiones positivas, son los del pálpito, la evaluación de la posición que ambos países ocupan en el ranking FIFA, el peso de la historia y la realidad que indica que Jordania –hasta el presente- no conquistó ningún título internacional y, prácticamente, no le ganó a nadie. Apenas exhibe en su foja de servicios, como un gran mérito, triunfos ante Japón y Australia, y la eliminación de Uzbeskistan a través de dos empates y la clasificación al repechaje, definida por penales.
Sin embargo, esos antecedentes que podían edificar un pequeño montículo para poner freno al anticipado “¡Ya ganamos!”, explotó en la víspera con las declaraciones del periodista jordano, Moutaz Qaissia, al revelar en declaraciones exclusivas para nuestro sitio web, la crisis desatada en el equipo dueño de casa surgida de la decisión del técnico egipcio que excluyó del plantel a su capitán, a otra figura principal y optó por el tercer arquero para suplantar al titular ausente, completando una formación joven a la que entrenó durante un mes para enfrentar el partido de hoy.
Apenas el técnico Oscar Tabárez ha mantenido cierto recato. Lo reiteró anoche, en su último y único contacto con la prensa desde que partió de Montevideo. “Nos hemos preocupados desde el primer momento –manifestó-, en cerrar los oídos al entorno que nos adjudica el favoritismo. Respetamos a Jordania. Desde que nos juntamos a estos momentos esa actitud se está logrando. Es fundamental. Si subestimamos al rival estaríamos edificando una debilidad de parte nuestra”. Sin embargo, demostrando que tal vez en su interior el entrenador celeste también comparte ese “¡Ya ganamos!”, a la hora de confirmar la integración del equipo, apeló a una escuadra de neto corte ofensivo, con Arévalo Ríos como único estandarte de contención en el medio campo. Coloca en esa zona, defensiva primero y de gestación después, tres hombres identificados con esta última función.
Conocen los cibernautas mi opinión. La resumí días pasados en una columna cuya síntesis manifestaba que “existe una realidad muy uruguaya imposible de desmentir. Cuando los equipos de nuestro país aparecen como favoritos antes de un encuentro, cuando llegan al compromiso “como banca”, la resolución favorable del partido se hace cuesta arriba. Y muchas veces no se ha conseguido el objetivo”.
¿Qué puede ocurrir dentro de unas horas aquí en Ammán? En lo previo creo que el equipo local jugará “de visitante”. Se abroquelará atrás, intentará cerrar espacios en su última zona, poblará el medio campo y apostará al contragolpe rápido como única forma de ataque. Entregará la cancha y la pelota a los uruguayos. Los dejará venir. Le “dará el dulce” a los celestes para que se entusiasmen en la ofensiva, generando los inevitables huecos en medio campo y en el fondo, que intentarán aprovechar con la velocidad de sus hombres y la fortaleza espiritual, más que física. En una palabra, intentarán jugar “a la uruguaya”, como en tantas ocasiones lo ha hecho Uruguay alcanzando éxitos que parecían imposibles. Buscando ejecutar esta fórmula sin fallas, entiendo que el técnico egipcio Husam Hassan, provocó ese golpe de timón para eliminar a los veteranos del equipo. Preparó durante un mes una oncena joven, veloz y a la procuró imbuir el hambre de gloria. La madre de todas las victorias imposibles.
Estará en la capacidad y la experiencia de los jugadores uruguayos, no caer en la trampa. Es seguro que a partir del pitazo inicial del partido, los celestes saldrán al ataque como una tromba, con todas las ganas, desatando un huracán ofensivo. Así lo planificó el técnico Tabárez. Buscará sorprender de esa manera con el intento de alcanzar en esos momentos iniciales el gol que asegure el “¡Ya ganamos!”.
Pero… ¿Qué ocurre si el objetivo no se consigue, si los jordanos aguantan a pie firme el temporal, lo van capeando y de a poco contienen esas ansias uruguayas y comienzan a amoldar el partido a su planificación? He aquí el peligro.
Preferiría otra postura de arranque para los celestes. Ante un sistema defensivo acérrimo de Jordania, responder con una táctica cautelosa que mantenga firme y cerrada a la defensa oriental para evitar cualquier peligro de tomar un gol. Transformar el partido de fútbol en uno de ping-pong. Que la pelota vaya y venga en el medio campo de un lado al otro, convencidos los uruguayos, de que el empate, el cero gol en nuestro arco, sirve y mucho. La igualdad aquí y a definir a Montevideo. Ese es mi parecer cauteloso sobre la forma de encarar el cotejo de esta tarde-noche de Ammán, totalmente alejado del nocivo “¡Ya ganamos!”, que ha desplegado el velamen de la euforia en la tradicional recatada y realista nave del fútbol uruguayo. Sinceramente, de todo corazón, ojalá me equivoque.