Las marquesinas de los victimarios
María Soledad Barrios tenía 28 años, trabajaba como instrumentista en el Hospital Militar. Vivía en un edificio en Paysandú casi Gaboto. Cuando el viernes, después de un partido de básquetbol disputado en su barrio, escuchó disturbios entre parte de hinchas de Cordón y de Welcome, salió al balcón de su apartamento a gritarles que tuvieran cuidado con su auto. Fue asesinada de un tiro en la espalda.
Ahora el comando de la división 1 de la Jefatura de Policía busca al victimario, revisa amenazas y citaciones en Facebook previas al partido, investiga e interroga.
Un victimario de la anterior tragedia en el básquetbol uruguayo no ha dejado de salir en la prensa, su nombre, su foto, los pormenores de su vida de estrella mediática, sobre su vida en prisión, que si se arrepintió, que si volvió a insultar por Facebook a “las gallinas”, que si su psicólogo le dio de alta…
El viernes 8 de mayo de 2009, cerca del estadio de Aguada, antes de disputarse allí un partido entre Nacional y 25 de Agosto, un basquetbolista juvenil de Aguada, de 15 años, que salía con la camiseta puesta de entrenar, fue provocado por otro adolescente dos años mayor:
–¡Arriba 25 y Peñarol!
–¡Arriba Aguada y Nacional! –respondió Rodrigo, el basquetbolista.
Después lo de siempre, lo que gritan en las tribunas, lo mismo que escriben en sus chats, “puto”, “gallina”, ”mamón”, “no existís”, y el criminal apuñaló a Rodrigo, acaso para creerse más macho o para existir como el protagonista de Ciudadano Cero de Joaquín Sabina: “ahora sabrá España entera mis dos apellidos”. Alcanzó celebridad.
Alguien dijo por televisión que uno de los motivos de la tragedia doble (otro adolescente, también llamado Rodrigo, también de Aguada, éste de 17 años, había muerto de un balazo pocas horas después que el apuñalado, en otro enfrentamiento) es que “los jóvenes están imitando a las maras centroamericanas”.
Dudo que la mayoría de esos jóvenes hayan oído hablar siquiera de las maras, dudo incluso que sepan bien qué países integran Centroamérica, pero creo que un fenómeno de imitación más cercano es parte de las causas. Esa generación, en mala medida, no se crió jugando a las maras pero sí a los tumberos (aquella serie de violencia fascinante sobre las pandillas en una cárcel porteña –brillantemente hecha, por otra parte–). Lo saben las maestras de escuela. Y además consumen e imitan otras series de igual fascinación, donde la mala muerte no tiene el efecto que en Bodas de Sangre o en El Inocente, sino exactamente el contrario.
Avanza la tecnología, pero el problema es que si en los jóvenes no hay nada, en las computadoras tampoco; si sólo hay machismo, racismo, intolerancia, violencia, en las computadoras también.
En el mismo fin de semana, Tania Ramírez fue patoteada a la salida de un baile por cinco mujeres racistas que la patearon en el piso y terminó en un CTI con el hígado gravemente lesionado. En Paysandú un joven entró a los tiros a un sanatorio, con la intención expresa de imitar al que la semana pasada mató a veinte niños y siete mayores en una escuela primaria de Estados Unidos.
El Presidente Barack Obama se comprometió en estos días a tomar medidas contra la violencia con armas en Estados Unidos tras el tiroteo en esa escuela, en la localidad de Newtown, Connecticut, en el que murieron 27 personas, entre ellas veinte niños de entre seis y siete años de edad. Se trató del tiroteo con más muertes en una escuela primaria en la historia de Estados Unidos. El responsable de la masacre, mayor de edad, mató a su madre de un disparo, en su casa y luego se dirigió en su coche a la escuela Sandy Hook Elementary e ingresó por la fuerza. Estaba armado con un fusil de gran potencia, dos pistolas de mano y cientos de municiones, disparó contra dos salones de clases (un jardín de infantes y una clase de primer año de primaria) antes de suicidarse cuando llegó la policía. El joven aún tenía cientos de municiones y otra arma en su auto, lo que indica que hubiera matado a más personas si la policía no hubiese llegado. Doce de las víctimas eran niñas y ocho eran niños. Las seis víctimas adultas eran mujeres. El jefe de medicina forense de Connecticut, el doctor Wayne Carver declaró: “He realizado esta tarea durante más de 30 años y quizá no tenga la sensibilidad normal de las demás personas, pero esto es probablemente lo peor que he visto y por lo que tengo entendido, que mis colegas han visto hasta ahora”.
Mientras todo Estados Unidos está de duelo por las víctimas de Newtown, se denunciaron una serie de amenazas y tiroteos desde que sucedió la masacre. Una iglesia de Newtown fue evacuada el domingo luego de que la policía respondiera a una amenaza contra quienes estaban dentro. Un hombre de Indiana equipado con un arsenal de cuarenta y siete armas fue arrestado el domingo luego de que presuntamente amenazó con matar a los niños de una escuela primaria local. La policía de Oklahoma arrestó el viernes a un estudiante de secundaria de dieciocho años, que supuestamente estaba planificando una masacre contra su liceo. En Newport Beach, California, un hombre armado fue arrestado luego de que se informó que lanzó 50 disparos en el estacionamiento de un centro comercial. En San Antonio, Texas, se informó que dos hombres fueron heridos en un tiroteo en un cine el domingo por la noche.
Un colectivo norteamericano puso en boca de un frecuente protagonista de películas de asesinos seriales:
“Esto pasa por la manera en la que los medios reportan estas noticias. Si enciendes las noticias verás cómo los medios tratan al asesino del cine en el estreno de Batman y al asesino del centro comercial de Oregon (se refiere a dos recientes masacres, en parte similares a la de Newtown) como famosos. Ellos son famosos, ¿pero conocemos el nombre de una sola de las víctimas de Columbine?
La gente perturbada que en otras circunstancias se suicidarían en el sótano de su casa, ven las noticias también y quieren superar al loco anterior haciendo algo peor para despedirse del mundo de una forma memorable. ¿Por qué pasó esto en una escuela básica? ¿Por qué mató a niños? Porque ahora será recordado como un monstruo horrible, en lugar de un triste desconocido.
El artículo de la CNN dice que si la cifra del número de víctimas “se mantiene”, esta masacre sería la segunda más sangrienta detrás únicamente de la de Virginia Tech, como si las estadísticas hicieran que una masacre fuese peor que la otra. Fox News pone la foto del asesino en cada uno de sus reportajes durante horas. ¿Hay algún artículo que se enfoque en las víctimas e ignore la identidad del asesino? No he visto el primero. Porque no venden. Así que quiero felicitar a los medios sensacionalistas por encender la llama de algún perturbado que querrá superar a esta matanza abriendo fuego sobre una guardería infantil o una maternidad”.
Sinceramente, no creo que de verdad venda más, creo que sólo vende más en la medida en que forma parte de un modelo de vida que irremediablemente nos lleva a la desaparición de toda forma de vida.
Hoy los focos de Jefatura están sobre las pistas del victimario de María Soledad Barrios, pero las marquesinas deben ser para las víctimas; entre ellas, el propio deporte que los asesinos utilizan para su nefasta fama, al punto tal de que algunas hinchadas los nombran como a héroes en sus cantos. Si encima –o, mejor dicho: desde abajo– los medios iluminan sus rostros y sus nombres con candilejas…