Lambert, Garbarino y Durán
Escribe Atilio Garrido / Fotografías Fernando González (enviados especiales)
PRESIDENTE (I). En esta ocasión acompañó a la delegación una persona que nos trajo gratos recuerdos de tiempos idos. El Cr. Mario Garbarino, hijo de quién le legó no sólo su mismo nombre y apellido, sino el don de gente del cuál su padre hizo gala. Entre los muchos méritos de su larga trayectoria pública, no sólo en el ejercicio de la profesión de contador, sino también de funcionario de larga foja de servicios en la Intendencia Municipal de Montevideo, su progenitor tiene uno que poco se recuerda. Y que es un mérito honorífico que, a mi juicio, va a ser difícil de igualar. El Cr. Mario Garbarino padre, fue el presidente de Nacional campeón de América y del mundo en 1988. Imposible olvidar aquella historia…
FUNDIDO. Nacional no tenía un peso en caja. El Cr. Garbarino finalizaba su mandato en diciembre de 1988, después de tres años de luchas, sinsabores y alegrías en cuenta gotas. A pesar que le plantearon la reelección, no quiso saber nada más de fútbol. Mientras se desarrollaba la campaña electoral, perfilándose Roberto Recalt como el futuro conductor del barco, el Cr. Garbarino se aferró al timón para llevarlo hasta el último puerto. En Tokio, aquella tarde inolvidable en lo personal, y para todos los hinchas de Nacional, el gol de Ostolaza en la hora del alargue y los penales con el título mundial que llegó del botín derecho de Julio César Gómez, nombre que el que nadie conoce al gran Tony Gómez.
ENTRENADOR. Y a propósito de Tony Gómez, el melense que ejecutó el último penal en la tanda interminable de remates, es tiempo que Nacional se acuerde de él para que esa gloria del club esté allí, trabajando en la cancha con alguna de las divisiones inferiores. Porque, dicho sea de paso, Tony ya estuvo en Nacional conduciendo la 4ª. y la 5ª. con gran suceso. Sacó una cantidad interesante de jugadores, hasta que un buen día, llegó un connotado dirigente con su hijo obligándole a Tony a que lo pusiera de titular. Tony, que si de algo sabe es de fútbol, al botija lo tenía en el plantel, pero sus condiciones eran escasas y su rendimiento estaba varios puntos atrás de los demás atacantes del plantel. Bueno como es, lo miró al dirigente y le dijo: “Escuche, mire la práctica, su hijo no tiene puesto en el equipo porque los demás son muy superiores”. Conclusión, el dirigente presionó al entonces presidente y… ¡chau Tony! Y como era obvio, colocado a la fuerza en los juveniles, subido a primera a la fuerza, el botija hoy ya no juega más al fútbol porque… lo que natura non da, Salamanca no presta.
PRESIDENTE (II). Volviendo al Cr. Garbarino, corresponde señalar que previamente a su triunfo electoral en Nacional, ocupó el cargo de presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol, en tiempo donde no existía la mezquindad que luego se instauró en la conducción de la Asociación, según la cual quién conduzca la AUF no puede ser de Nacional, ni de Peñarol. Aquel Consejo Ejecutivo que presidió el Cr. Garbarino tenía otro bolsilludo de nota en el quinteto. El Dr. Durán Ayala, el Bebe para los amigos, gran persona, abogado de nota, a quien vimos hace tiempo en una degustación de vinos en Punta Cala. Y el cargo de vicepresidente lo ocupaba otro profesional de excelente cualidades humanas y técnicas. El Dr. Oscar Schiaffarino, peñarolense a muerte, siempre con su sonrisa dibujada en su rostro.
PRESIDENTE (IV). En las elecciones de diciembre de 1988, con se preveía, triunfó Roberto Recalt. Hombre de empresa, uno de los dueños de OCA, llegó al fútbol luego de otra experiencia positiva como secretario general del Consejo Ejecutivo de la AUF, campeón de América en 1985 con el Cnel. Héctor Juanicó en la conducción de la AUF. Recalt tenía dos hijas, una de las cuáles se casó con Hebert Lambert. Lo conocimos en aquellos años, cuando Recalt y su familia vivía en un apartamento en la Avda. Agraciada y Valparaíso, frente a lo que en un tiempo fue la casa Manuel Guelfi, de venta de electrodomésticos muy famosa que ocupaba toda la manzana, donde hoy está Barraca Europa. Lambert, después de muchos años de curtir su pasión tricolor como hincha, ingresó a la directiva actual gracias al sorprendente triunfo electoral del “Puma” Rodríguez. Y viajó con la delegación, concretándose un rotundo triunfo de los bolsos en la delegación de Uruguay, ya que a los mencionados se sumaba el actual secretario del Consejo Ejecutivo de la AUF, Dr. Alejandro Balbi.
CASONA. Le recordamos al Cr. Garbarino la hermosa casa que habitó su padre junto a su familia –donde él nació-, ubicada en la Avda. 8 de Octubre, casi camino de los Propios, hoy José Batlle y Ordóñez. Una residencia con amplia jardín adelante y al fondo, tipo chalet de los que aún –pocos- se conservan en el Prado de Montevideo. Allí le realizamos varias notas al Cr. Garbarino cuando ocupaba la presidencia de la AUF. Siempre nos quedó aquella imagen de la bella casona que la piqueta fatal del progreso se llevó para siempre. “No me hable, no me hable de la casa esa, me da una tristeza bárbara, no quiero ni pasar por ahí…”, me dijo casi huyendo de mí. Le recordé que yo paso seguido por el lugar, porque a la vuelta venden las mejores empanadas del Uruguay.
OBSCENO. La delegación de Uruguay teñida mayoritariamente de tricolores o albos –como se decía en el tiempo viejo- se completó con otro personaje notorio. El Dr. Pablo Durán, quién compitió con El Puma formando dupla para la presidencia y vice con el Dr. Numa Turcatti, nieto de una gloria directriz del club como lo fue Numa Pesquera, estuvo muy activo charlando con uno y otro. En determinado momento dejó su asiento y se inclinó sobre otro de adelante para decirle algo a quién lo ocupaba. Los que quedamos atrás suyo observamos una escena algo obscena al bajársela más de la cuenta por carecer de cinturón… El presidente José Luis Rodríguez, casi a nuestro lado, aseguró que varios le tomaron una foto en ese instante y que la misma ya se difundía por la red. “Y que querés, me saqué el cinturón en el aeropuerto y me olvidé de ponérmelo”.