La vida de Tito Gonçalvez (Nota 6)
Por Atilio Garrido
La Confederación Sudamericana de Fútbol, presidida desde este año 1962 por el argentino Raúl H. Colombo y actuando en secretaría el también argentino Herminio Sande –así lo determinaba el reglamento-, ya que los dos cargos los desempeñaban dirigentes del país del presidente, cumplieron lo acordado en la resolución de enero. La UEFA respondió que los dos partidos por el campeonato del mundo de clubes podían disputarse en setiembre y octubre, por lo que las semifinales y finales de la Copa Libertadores debían disputarse antes del 31 de julio.
Esto permitió que la selección de Uruguay realizara una extensa gira por Europa antes del mundial de Chile y en el torneo organizado por el país trasandino, episodios ya comentados en notas anteriores.
LAS DOS PRIMERAS FINALES CONTRA EL SANTOS SIN PELÉ
En el artículo anterior, el No. 5, dejamos el hilo de estos recuerdos después que Peñarol eliminó a Nacional por diferencia de goles, clasificándose para las finales de la IV Copa Libertadores enfrentando al Santos de Pelé.
-“Como decimos en campaña, ¡nos sacaban calzados! No nos daban respiro. Se disputaban compromisos de tremenda importancia, y uno estaba ahí, jugándose entero. Acá perdemos 2 a 1. Bela Guttman, con quién yo no me llevaba mucho, no me puso. Jugó Matosas de centre half. Ya le dije que el técnico húngaro estaba encantado con Roberto. Y yo lo comprendía, porque Matosas jugaban bien en cualquier lugar de la cancha. ¡Si lo hubiera hecho de golero creo que también lo hacía bien! Fue una tarde muy fría, acá, de arranque nomás convirtió Coutinho, quién después aumentó y Alberto descontó. En el Santos no jugó Pelé porque estaba lesionado. Nos dieron una chance bárbara y no supimos aprovecharla. Tuvimos que ir allá, a la cancha del Santos en Villa Belmiro, que era una canchita chica. Con los alambrados de las tribunas al lado de la línea de cal. A la gente la teníamos ahí. Hay que recordar algo al respecto. Cuando fuimos a practicar el día anterior, los dirigentes de Peñarol protestaron y reclamaron porque el campo de juego no ofrecía garantías. Recuerdo que Marcelino Pérez, que era periodista, publicó esto antes del partido. Nosotros la veíamos venir. El Santos quería salir campeón de la Libertadores en su cancha.”
-Y en la revancha, el 2 de agosto de 1962, Bela Gutman tampoco lo puso de titular…
-“No sabe la bronca que me agarré. Porque acá, en Montevideo, jugó Matosas por mí. Ta, era un gran jugador, sumamente técnico. Pero allá, cuando el húngaro nos da el cuadro, mantiene a Matosas en mi puesto, pero saca un delantero, un atacante, y pone a Fernández Carranza para ayudarlo en la mitad de la cancha. Era un muchacho joven, sin experiencia. Bueno, yo me aguanté, no dije nada, no quería perjudicar al equipo, ni a los compañeros y menos hacer un escándalo que complicaría las cosas. Empieza el partido y Alberto -¡cuándo no, qué jugador- marca el primer gol para nosotros. Bueno, ese tanto tenía que dar tranquilidad. Pero resulta que no ocurrió eso y el Santos nos hace dos goles en quince minutos y da vuelta el partido. ¡No me acuerdo quién los hizo pero no fue Coutinho! Entonces me llama Bela Guttman… Me levanté y entré. Convirtieron el segundo gol, estaban festejando los brasileños y el húngaro hizo el cambio. Entré por Matosas para mover del medio”.
-Y Vd. lo dio vuelta…
-“Nooooo, no, no… De ninguna manera. Colaboré, sí, dentro de la cancha para levantar el ánimo de los compañeros y a su vez, a marcar un poco más fuerte en el medio, para que los brasileños no se creyeran que todo era tan fácil. Terminó el primer tiempo, conversamos en los vestuarios y salimos con todo en la etapa complementaria. Y empatamos. ¡Otra vez Alberto! ¡Y eso que no tiene monumento en Los Aromos! Jaja… Es una broma. Pero qué jugador que era Alberto. Los brasileños sintieron el impacto. Enseguida, a los dos minutos, el Pepe Sacía marca el tercero y nos ponemos en ganancia…”
LA BATALLA CAMPAL Y LOS BOTELLAZOS EN VILLA BELMIRO CONTRA EL SANTOS
-Y ahí explotó todo…
-“La hinchada del Santos se puso furiosa. Estaban al lado de nosotros, alambrado por medio. Ellos mueven la pelota por el gol recibido y la jugada llega a nuestra área. Le cometen foul a Lezcano que cae en el área chica, el juez chileno Robles cobra la falta y un brasileño que entraba toca la pelota y la mete en el arco. Algunos jugadores del Santos levantaron las manos, los hinchas empezaron a gritar y el juez, al lado del palo de Maidana, marca desde donde hay que reponer. Iban cincuenta y un minuto, no me olvido más. En ese momento empezaron a tirar de todo a la cancha. Decenas de botellazos. Uno de ellos le pega en la cabeza al juez y lo deja chanta. ¡Claro, le tiraron el botellazo de al lado, de cinco metros! Sacía agarró la botella que le tiraron al juez y quería meterse a pelear a las tribunas Entró la policía, cargó al juez y se lo llevaron a la enfermería. Lo sacaron de la cancha. El partido se demoró, estábamos dando vueltas esperando a ver qué pasaba. Pasaron unos minutos, vino el brasileño Zito que era capitán del Santos y me dice: ‘el partido está suspendido, el juez vuelve, pero seguimos jugando hasta cumplir los 90 minutos porque si no, de acá, va a ser difícil salir. Estos hinchas nos matan a todos. Yo me quedé helado. No sabíamos qué pasaba. Pero, efectivamente, pasaron unos minutos más y vimos que el juez Robles volvía a la cancha, yo voy a hablar con él, me confirma lo que me había dicho Zito y reinicia el partido. En los treinta y nueve minutos que quedaban, empata el Santos y los hinchas se creyeron que eran campeones de la Libertadores”.
Al otro día, el juez Robles viajó hacia su país, Chile. No eran frecuentes los vuelos y en ese tiempo, nuestro aeropuerto era punto de distribución. El vuelo de San Pablo llegó a Montevideo, y en la escala descendían los pasajeros. La prensa encaró al chileno Robles que dijo “salvamos la vida de milagro. Ya entregué el informe de lo ocurrido a la Confederación y a las dos asociaciones a las que pertenecen los clubes. Otras declaraciones no puedo realizar porque me lo prohíbe el reglamento de la FIFA”
A partir de ese informa sucedió la batalla reglamentaria porque los dirigentes del Santos, primero querían que se reconociera el empate y después, cuando vieron que eso no caminaba, solicitaron la anulación del partido. En estas instancias, que duraron un mes de trámites, se registró un episodio poco conocido que voy a revelar. El dirigente de Nacional, Wilson Ferreira Aldunate, que en ese momento era neutral de la Asociación Uruguaya de Fútbol, fue quien defendió con todos los argumentos reglamentarios la posición de Peñarol, que luego fue aceptada por la Confederación. Declaró ganador del partido a los aurinegros y fijó el tercer encuentro de desempate en el estadio Monumental de Núñez para el 30 de agosto. A raíz de esa actuación de Wilson, la directiva de Peñarol le brindó un homenaje, entregándole una placa recordatoria. A su vez, Nacional criticó a su ex delegado –lo había sido desde marzo de 1950- y lo hizo en forma pública, cosa que mucho dolió al entonces líder del Partido Nacional. Una vez fallecido Wilson, esa placa fue entregada por un amigo del extinto al Dr. Julio María Sanguinetti. Volvemos al relato de Tito Gonçalvez.
JUEGA PELÉ UN MES DESPUÉS EN EL TERCER PARTIDO FINAL EN BUENOS AIRES
-“El asunto fue de esta manera. Los dirigentes del Santos sabían muy bien cómo eran las cosas y lo ocurrido realmente. Pero, claro, los brasileños bien vivos, demoraron todo porque no querían jugar inmediatamente tenía que ser. Primero porque nosotros estábamos embalados, mentalmente fuerte. Y además, ellos no tenían a Pelé porque estaba desgarrado. Ganaron tiempo para recuperar. Pasó un mes. La final se juega de tarde en la cancha de River Plate argentino. Jugamos un partidazo. Alberto tuvo varios goles para liquidar el partido, pero falló en la definición. Pelé jugó notable. Perdimos 3 a 0, pero bien pudimos ganar nosotros el título”.
Aquel equipo del Santos que jugó el 30 de agosto de 1962 –al igual que los de Peñarol de toda esa década- quedó en la historia: Gilmar, Mauro y Dalmo; Lima, Zito y Calvet; Dorval, Mengalvio, Coutinho, Pelé y Pepe.
El de Peñarol, que arañó la tercera Libertadores, esa tarde en el Monumental formó con Maidana, Lezcanoy Cano; Edgardo, Goncalvez y Caetano; Matosas, Rocha, Sacía, Spencer y Joya.
Un detalle interesante. A raíz del arbitraje del chileno Robles, la Confederación solicitó a la UEFA un juez de Europa. Llegó el holandés Leo Horn, que traía como antecedente haber dirigido las finales de la Copa de Clubes Campeones de Europa en 1957 y 1963. Muy poco saben o pueden recordar que el 23 de mayo de 1954, Leo Horn arbitró el enfrentamiento amistoso entre Uruguay y Suiza –los campeones del mundo ante los organizadores del mundial- que se jugó en Lausana, antes del comienzo de la competencia. El encuentro terminó empatado en tres goles. El título de El Diario a toda página, con la crónica del partido era muy elocuente: “Un desacertado arbitraje perjudicó al conjunto uruguayo / Con solo diez hombre empataron los celestes”.