Messi resultó fundamental…
Lionel Messi podrá jugar frente a Uruguay en el Estadio Centenario.
Lionel Messi y Angel Di María en el abrazo triunfal argentino.
Escribe Atilio Garrido / Fotografías Fernando González
Cuando VTV inició su transmisión al filo de las 16.30 horas desde la puerta del hotel donde se alojó Uruguay en Mendoza, ante una pregunta de Rodrigo Romano sobre el partido que se disputaba, plantee que el destino del mismo se encerraba en tres claves. La primera, en la resistencia que pudiera ofrecer Jorge Fucile ante la velocidad de Ángel Di María. La segunda, en el éxito que debía tener la estrategia armada para contener a Lionel Messi, con el escalonamiento que el técnico uruguayo armó para contenerlo con Lodeiro, Corujo y eventualmente con Gastón Silva. Y la tercera, en la eficacia que pudiera tener la defensa Argentina ante los embates de Luis Suárez. La forma como se despejaron esas interrogantes, como lo preveía, definieron el curso y el resultado del partido.
A pesar de su falta de fútbol, el largo tránsito que tiene Fucile en el fútbol, le permitieron defenderse con más aciertos que errores frente a Ángel Di María. Lo favoreció, también al oriental, que Argentina volcó todo el juego de ataque por el lado de Messi, haciéndolo esporádicamente por la zona izquierda de su avance.
La notable producción de un muy inspirado Messi, resultó factor fundamental para definir el partido. A pesar que Argentina no dispuso de una gran cantidad de situaciones de gol, de esas claras, mano a mano con el arquero rival, el talento que desplegó Messi y las jugadas personales que armó, no sólo justificaron el resultado, sino que también le otorgaron legitimidad y justicia al triunfo conseguido por Argentina. Que tiene más valor, que se agiganta en la consideración y que, a su vez, resulta un grave llamado de atención para Uruguay, la victoria albicelestes fue conseguida jugando con un hombre menos durante todo el segundo tiempo. Tanta ventaja no sólo no fue aprovechada por Uruguay, que se mostró incapaz para saber cómo desempeñarse con un futbolista que le sobraba en el campo, sino que permitió aquilatar la mayor experiencia y capacidad de los jugadores argentinos para manejar el trámite en esas condiciones adversas.
Finalmente, la tercera clave, mostró no sólo la capacidad de los zagueros argentinos para controlar a Suárez, sino también, la falta de pupila del equipo oriental para exponer en el terreno de juego –principalmente en el segundo tiempo- un juego adecuado para destapar en el último pase al notable artillero uruguayo. Apenas en algunos momentos, cuando ingresó Gastón Ramírez, se intentó un juego más atinado que no prosperó, por los cierres defensivos de Funes Mori y Otamendi.
Las palabras de cierre están destinadas para el árbitro del partido. El chileno Bascuñán, con una gran capacidad, en todo momento protegió al equipo argentino. Lo hizo con tino, con la sagacidad de los que saben cómo proceder en estas circunstancias. La más clara resultó la acción donde amonesta a Edinson Cavani, luego de sancionar en perjuicio de Uruguay una infracción que no existió, cuando la pelota venía en el aire y le quedaba picando para que Cavani la rematara al arco desde la media luna. Y el partido, en ese momento, estaba cero a cero…
La pelota de Messi que vulneró a Muslera y llegó a la red en el gol de Argentina.
