La frase de los 3 mosqueteros
Se ha hecho una costumbre la violencia.
Impera en el ámbito que sea, y contra quien sea.
En el fútbol, es común hoy tener un comentario de que en tal partido, hubo algún acto negativo de civilización. Por más que la pasión envuelva el fútbol, a este deporte debemos cuidarlo ya que mucha gente está vinculada al mismo directa o indirectamente ya sea como protagonista o como vehículo de generar recursos como instrumento laboral.
Admitamos una cosa; no es algo exclusivo de Uruguay. Pero nosotros vivimos aquí, y en algún partido de alguna cancha puede haber un pariente, un colega, un amigo, un conocido, que la pueda pasar mal.
Todos sabemos lo que ocurrió con parciales argentinos hace poco, y cada vez que vienen traen “carta blanca” para actos de violencia. Nadie lo puede negar. Los motivos de ese beneficio no lo sabemos, lo imaginamos.
Un día de hace casi un año y luego de varios artículos escritos aquí, desde esta columna, nos juntamos los gremios involucrados con participación directa en el fútbol. Preocupados por el aumento de violencia en nuestras canchas. Se elaboró un Manual de procedimientos ante cualquier acto de violencia hacia cualquier protagonista y al que no lo fuera, es decir, intentando proteger a TODOS los que estuvieran en una cancha disfrutando o sufriendo por un resultado; pero en paz.
Nos juntamos y se firmó.
Participo también la A.U.F como órgano rector, el cual “pulió” algunos artículos, haciendo todo más viable y aplicable.
En la fecha pasada ocurrieron hechos graves, que afectan y tocan directamente artículos de ese Manual. No es que no estén contemplados, porque la agresión hacia algunos de los nombrados en el mismo se cristalizó, y eso está contemplado.
Poco se habla de lo ocurrido en la cancha de Liverpool (el legendario e histórico Estadio de Belvedere), donde se enfrentaron el local y Racing. Habiendo versiones encontradas; pero lo real es que un miembro de A.F.R.A.U.F y uno de A.U.D.A.F estuvieron involucrados en acontecimientos donde la violencia estuvo presente.
Por otro lado en el Parque Central, ocurrieron los hechos que más trascendieron públicamente, pero que son iguales para el Manual, y donde miembros integrantes de la Mutual de Jugadores y un miembro de A.U.D.E.F estuvieron avasallados en sus derechos ciudadanos.
En el Manual de procedimientos elaborado participan además de los nombrados, el Círculo de periodistas deportivos y la Asociación de Preparadores físicos, contemplando a dirigentes e incluso policías, donde ninguno de estos estuvo recibiendo alguna agresión.
Por sentido común; el ciudadano, parcial de cada equipo, mas el que simplemente va a ver fútbol, debería está protegido a la vez por quien corresponde.
De los 6 gremios participantes del Manual involucrados; entre los 2 partidos; 4 integrantes de los gremios firmantes, recibieron violencia.
Cuando llegué al Parque Central, con una postura, además de la preocupación por la situación, al enterarme de la agresión a nuestro colega (porque no importa si es socio o no; lo que sí es un colega, que no es el caso de Rosario Martínez que integra A.U.D.E.F, pero reitero que si no lo hubiera sido para nosotros es lo mismo ya que nuestra sigla significa Asociación uruguaya de entrenadores de fútbol y no es Asociación uruguaya de Socios entrenadores de fútbol) y llevando la preocupación también de lo ocurrido en Belvedere con otros 2 integrantes del acuerdo, me encuentro con Rosario, dentro del vestuario, ya vuelto de la comisaria, Nacional calentando y Fénix para salir a calentar. Por supuesto que hablé y me interioricé de la situación con Rosario y que A.U.D.E.F estaba con él.
Ya había una decisión tomada de parte de los jugadores, luego de las conversaciones mantenidas.
Pero en el paquete además de los jugadores estaban un entrenador, un miembro de AFRAUF y uno de AUDAF.
Por supuesto que luego acompañamos a Rosario Martínez, como corresponde a la comisaria y cuando estuvimos tranquilos que pernoctaría en su casa; nos retiramos juntos con él a altas horas de la noche.
El Manual es claro. Un agredido, todos somos los heridos, y así debemos sentirlo.
Además Rosario no rompió nada en la comisaria……….igual hubiera quedado libre.
Algo falló.