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La copa más esquiva





11 octubre, 2012
Columnistas

Si existe un torneo continental de básquetbol que haya sido esquivo a los equipos uruguayos, ese es la Liga Sudamericana. El tradicional campeonato Sudamericano de clubes campeones, obtenido en seis oportunidades por instituciones compatriotas (2 veces por Sporting, 2 por Biguá, una por Peñarol y otra por Olimpia), fue perdiendo brillo con el paso del tiempo e incluso se canceló su organización de 2009 a esta parte. Desde su fundación, en 1996, los títulos en disputa se han repartido exclusivamente entre argentinos y brasileños. El historial es negativo en materia de resultados y sólo Welcome, con media selección uruguaya en sus filas más dos buenos extranjeros, alcanzó las semifinales en 1999 y 2000, topándose con la mejor versión de Vasco da Gama y Atenas de Córdoba.

El turno ahora es para el actual campeón y vicecampeón de la Liga Uruguaya, Hebraica y Malvín, quienes conservaron e incluso reforzaron el potencial con el cual arribaron a la definición de la pasada temporada.

La institución de la Av. Legrand ha sido últimamente el tradicional representante uruguayo en las competencias internacionales. Más allá de la buena figuración en la edición anterior (6º puesto, avanzando a uno de los triangulares semifinales), la Liga Sudamericana es su piedra en el zapato: apenas ganó 5 de los 19 partidos que disputó en sus cinco participaciones. El “playero” en el debut del martes 18, en Brasilia, tiene un cruce decisivo ante Regatas de Corrientes (de Paolo Quinteros y el olímpico Federico Kammerichs). Al día siguiente (19) confrontará ante un Uniceub súper complicado (tricampeón local cuya columna vertebral es Nezinho, Alex y Guilherme, integrantes de la selección brasileña más el terrible tirador panameño Pinnock). En la última jornada (20), Malvín enfrentará al modesto Amistad de Bolivia. Lo más preocupante, llegado el caso de que gane un partido y pierda el otro en el inicio de la llave, será que brasileños y argentinos disputan el último juego del grupo con las cartas vistas, lo que siempre genera suspicacias y más teniendo en cuenta que avanzan los dos mejores de cada grupo a la siguiente instancia.

Lo mismo le pasará a Hebraica la otra semana (del 23 al 25, en Mar del Plata). El vigente campeón oriental –reforzado por Walter Baxley de Defensor Sporting, el mejor extranjero hoy día en nuestras canchas- tendrá un estreno decisivo ante el poderoso Flamengo para luego medirse ante Peñarol, tricampeón argentino, y cerrar después ante Deportes Castro chileno, el más débil. Dejando de lado algunas desventajas que los uruguayos no otorgan en esta ocasión (por ejemplo, vienen en ritmo de competencia y con procesos de trabajo al mando de López y Signorelli) los rivales son clubes que invierten anualmente tres o cuatro veces más que Hebraica y Malvín, cuyos presupuestos son de la estratósfera para el medio local. Soñar no cuesta nada pero…