Juezas para la historia
Por primera vez un partido de LUB será arbitrado por tres mujeres. Valentina Dorrego destacó: "Da felicidad, es un paso importante. Y agregó: "El día en que no haga tanto ruido, lo habremos logrado".
Valentina Dorrego, de 34 años de edad, arbitra en la Liga Uruguaya de Básquetbol desde 2017 y se prepara para un partido histórico. Conformará con Vivian García y con Alejandra Godoy la terna que saldrá a la cancha este lunes en Urunday-Trouville, integrada por primera vez con tres juezas.
Valentina comenzó jugando al básquetbol femenino en Aguada, el equipo del que eran hinchas sus padres, cuando estaban “a años luz” de lo que es el deporte de la naranja en este rubro. Tras dejar la práctica del básquet, comenzó su aventura de ser jueza para, de esa forma, poder comprender mejor las reglas de juego. Fue árbitro internacional, y ahora aspira a volver a serlo. “Di todas las pruebas para poder hacerlo, y las salvé”, destacó en un diálogo que mantuvo hace pocas horas con Tenfield.
-¿Cómo surgió la idea de convertirse en jueza?
-Como jugadora yo era bastante protestona, pero siempre pedía la explicación de las decisiones arbitrales. Tenía un amigo que ya era juez, y le pedí que me explicara las reglas. Cuando dejé de jugar, me impulsó para que realizara el curso, porque me decía que tenía el carácter necesario. En ese momento no te dejaban hacer el curso siendo menor de edad, así que en 2006 me anoté y lo hice. Pero tuve una discusión con uno de los profesores y no me lo aprobaron, después lo quise repetir al otro año y no me dejaron. Tuve que dejar una carta al presidente de la FUBB y del Departamento Arbitral explicándoles mi situación, hasta que en el 2008 me lo permitieron.
¿Cuándo fue su debut como jueza en juveniles y DTA?
-Mi primer partido fue en cancha de 25, en un partido Sub 20 donde jugaron 25 de Agosto y Juventud de Las Piedras. Fue con Julio Dutra, que era toda una garantía. Para mí, era como la final del mundo. Así lo encaré. Mi primer partido en DTA (Tercera de Ascenso) fue en la cancha de Colón. Es la divisional de quiebre. Ahí es la prueba de fuego. La mayoría de los que dejan el arbitraje lo hacen cuando llegan a Tercera. Es muy fuerte la competición: o seguís o dejás el arbitraje. Cuando ascendés a primera y tenés que dejar de arbitrar DTA, sentís por un lado la alegría de ascender y por el otro la tristeza de dejar de arbitrar en una divisional que te dio mucho y que te formó como jueza.
-¿Y qué puede decir respecto de la máxima categoría?
-En la Liga Uruguaya arbitré por primera vez en un partido entre Urunday y Hebraica, con Alejandro Sánchez Varela y Andrés Lahule, en 2017. Es bien distinto a Tercera en la parte técnica, y es más fácil de arbitrarlo en ese sentido, pero también hay un montón de cosas en juego. Cualquier error se dimensiona más. Al juez más nuevo es al que se le va a protestar más. Es otro entorno: las hinchadas, la gente, los jugadores. Me tocó estar en la cancha por primera vez con varios jugadores a los que admiraba. Indudablemente que tiene otros condimentos que pesan, y también tiene mucha luz arriba, algo que en el basquetbol de DTA no sucede. El juego es más limpio en la Liga que en DTA.
-Con Vivian García y Alejandra Godoy, ¿ya habían dirigido juntas en otra divisional?
-Ya arbitramos hace unos años juntas la inauguración del plantel de Goes, en un amistoso entres dos equipos de la LUB. Después hicimos un partido de Liga Universitaria juntas, donde estaba presente observándonos uno de los instructores de FIBA en Uruguay. Además, dirigimos juntas la final Malvín–Defensor Sporting de básquetbol femenino, disputada en 2019.
-¿Cómo se enteró de que iban a arbitrar las tres juntas? ¿Es un partido especial o ustedes lo toman como uno más?
-Tenemos un grupo de WhatsUpp las tres. Alejandra se enteró y puso: “Terna femenina para la Liga”. Fue una gran felicidad. Las tres tenemos capacidad para arbitrar. Vivian ya ha sido primer juez. Ante la misma capacidad, lo que queremos es que tengamos las mismas posibilidades. Justamente, nosotras sabemos que tenemos la capacidad para arbitrar. Es un paso importante que esto genere ruido y dé mayor visibilidad. Nos provoca mucha felicidad. No tenemos que demostrar ni hacer nada distinto en este partido, sino salir a arbitrar y demostrar que es lo mismo que haya tres hombres o tres mujeres en cancha. Ahora somos 11 juezas dividas en todas las categorías: D1 D2 (Departamental) y N1 Y N2 (Nacional), de los 118 jueces que arbitran. Aproximadamente el 10% son mujeres. Cuando yo arranqué, éramos 6 o 7.
-¿Cuánto ha cambiado el básquetbol femenino en los últimos años?
-Por suerte está de moda apoyar al femenino. La liga femenina ha sabido capitalizar eso. Son avances y crecimientos que quedan. La liga femenina creció muchísimo. Antes ni se soñaba con que se podría televisar un partido. Desde hace mucho tiempo en la Federación dicen que van obligar a tener un plantel femenino. Y la realidad es que hay muchos más equipos femeninos que antes: el crecimiento es gigante. Por ejemplo, era inimaginable que vinieran jugadores del exterior a jugar.
-“Seguiremos trabajando para que se haga moneda corriente”, escribió usted en las redes sociales. ¿Las mujeres juezas van ganando más espacios, aunque aún falte mucho para que esta realidad sea más habitual?
-Ese es el mensaje. Seguir trabajando para normalizar las ternas cuando sean 100% femeninas. Genera un montón de ruido, es atípico. No es normal. Vamos a haberlo logrado el día en que no se genere tanto ruido. Nos falta todavía bastante. En 2021, en una Liga tan atípica como ésta, se animan a poner tres mujeres. No nos han tenido en cuenta todavía en partidos de definición. Vivian García nunca hizo una final de Liga masculina. Tiene el mismo nivel que muchos otros que las han hecho. Ojalá se la den, por su capacidad.
-Para terminar, ¿qué consejos le daría a una niña a la que le gustaría ser jueza? ¿Cómo se puede captar la formación de nuevos valores en el arbitraje y creer que en este rubro no hay imposibles?
-Creo que se tienen que animar. Los obstáculos son muchos. Todavía nos falta crecer desde la igualdad. Hay que animarse. No hay que dejarse tirar por la primera piedra. A lo largo de la carrera son muchos más los momentos gratificantes. Que se animen, no todo es negativo. Se trata de reponerse a cada caída y de aspirar siempre a un poco más. La recompensa es linda.