Goncalvez: “Si Nacional pierde, sus jugadores se convierten en perdedores clásicos”
Jorge Goncalvez, ocupa un lugar muy grande en la historia clásica de Peñarol, con mojones inolvidables que lo convirtieron en todo un ganador y por supuesto en principal referente a la hora de brindar una opinión sobre el encuentro que sostendrán los dos equipos más importantes del país, el próximo domingo en el Estadio Centenario.
“Tito”, como jugador, dejó una marca imperecedera en materia clásica. Cuenta con un curriculum envidiable, que presenta triunfos que se “metieron” directamente en el corazón de los parciales carboneros. Debutó en el primero en 1986 y a los pocos meses, se consagró Campeón Uruguayo, integrando el equipo que le ganó a Nacional, la finalísima en definición por penales (4:3), el 6 de enero de 1987. Fue principal protagonista del triunfo 2:1 de los “ocho contra once”, el 23 de abril de 1987. Hasta el día de hoy, la victoria conquistada con menor número de jugadores en cancha por equipo clásico alguno.
Su mojón más alto, en materia clásica, llegó el 27 de octubre de 1991, cuando de zaguero campeón continental se convirtió en héroe de la parcialidad aurinegra, siendo el gran protagonista del denominado “clásico sin golero”, ganado por Peñarol 1:0 y con Jorge Goncalvez, luciendo el buzo de arquero, en los últimos 11 minutos del partido, con atajadas que hicieron delirar a su tribuna partidaria que hasta el día de hoy le agradece su memorable actuación en la custodia del arco.
También fue protagonista de la victoria más recordada del “segundo quinquenio de oro”, el 19 de octubre de 1997, anotando el tercer gol de Peñarol, que tras ir en desventaja por 1:3, en remontada heroica dio vuelta el marcador para terminar ganando por 4:3 y así encaminar la conquista del quinto Uruguayo consecutivo.
En su corto pasaje como entrenador del primero, no podía faltar una victoria clásica. En el único partido oficial en que condujo al equipo ante Nacional, fue triunfo aurinegro por 3:2, en el Torneo Apertura 2013.
-“Para un jugador es el partido más importante del año, el país se paraliza, y uno sabe la responsabilidad que asume al defender la camiseta de Peñarol. Una camiseta que fue defendida por grandísimos jugadores que dejaron marcado a fuego el linaje ganador que no otorga margen a pensar en otra cosa que, entrar a la cancha para volver a vencer al tradicional adversario y estirar la clara ventaja en triunfos clásicos que existe a nuestro favor”.
-“Tito” jugó su primer clásico mayor cuando contaba con apenas 19 años…
-“Debuté formando dupla con Obdulio Trasante, en el tan recordado Campeonato Uruguayo de 1986. Fue empate 0:0, pero ese no es el partido que me marcó para siempre ante el tradicional adversario. El día que me gradué como jugador de Peñarol, fue en la final que le ganamos por el Uruguayo de 1986, en los primeros días de 1987. Esa noche fue soñada. Yo llegaba de jugar clásicos en inferiores a enfrentar a Nacional, en una final, con tribunas repletas en el Estadio Centenario y con la responsabilidad de ganar o ganar, porque nadie iba a admitir una derrota y mucho menos en la primera final que jugábamos. Ese triunfo clásico, marcó mi carrera deportiva, fue el comienzo ideal para un joven que demostraba estar capacitado para ponerse la camiseta de Peñarol”.
-Experto en el tema, ¿cómo viven los jugadores las horas previas al clásico?
-“Uno cuando se pone la camiseta de Peñarol, sabe muy bien, que el clásico, por mandato histórico hay que ganarlo. Cuando era pequeño, como todos saben soy de pura cepa peñarolenses, los vivía siempre de una manera muy especial. Desde la tribuna, los sufría con muchos nervios porque nunca se quiere perder ante el tradicional adversario. Por eso puede afirmar que, como hincha comencé a palpar todo lo que está en juego en los clásicos. Después me tocó la mejor etapa, vivirlos como jugador. Es una semana muy especial, cargada de ansiedad que se termina en el momento de ingresar a la cancha. Hasta el día de hoy, recuerdo la emoción que significa para todos nosotros la hora de la partida de Los Aromos rumbo al Estadio Centenario. El ómnibus transitando por la ruta 8, con centenares de parciales a la vera del camino, saludando y alentando. En ese momento comprendes que hay que ganar, porque a esa gente no le podes fallar. Después como entrenador, es totalmente diferente. Estás solo, a un costado de la cancha. Los reales protagonistas son los jugadores”.
-En su corta etapa de entrenador del primero, ganó el único clásico oficial que lo tuvo al frente del equipo. ¿Qué recuerdos tiene de ese triunfo que se registró hace apenas un año atrás?
-“En primera instancia y conociendo muy bien con los valores con los que contaba en mi plantel, estudié detenidamente la propuesta futbolística de ese Nacional. Observé videos, los analicé y toda esa información se la trasmití a mis jugadores. Después en cancha, ensayamos el sistema de juego que entendíamos era el adecuado para derrotar al tradicional adversario. Los jugadores entendieron a la perfección el planteamiento y lo ejecutaron en forma brillante. Ganamos apenas por un gol, pero debimos haberlo hecho por goleada. Coincidiendo con nuestro mejor momento futbolístico, el partido se detuvo por incidentes en la tribuna y eso nos frenó. Si no se hubiera detenido, no tengo dudas los goleábamos. Ellos aprovecharon el parate para salir del acoso y lograron descontar, pero no le alcanzó. Nosotros cumplimos con el objetivo, ganamos el clásico y gracias a ese triunfo Nacional perdió la chanche de alcanzar el título de campeón”.
-Del clásico del domingo, ¿qué nos puede decir?
-“Es un partido aparte dentro del campeonato. Lo anterior no cuenta para nada, es una semana diferente y que se vive de manera muy especial. Peñarol tiene las armas necesarias para ganarlo y por supuesto la obligación histórica. Los jugadores saben muy bien que no tuvieron una buena temporada y que esta oportunidad que se les presenta es ideal para regalarles una alegría a los hinchas. Una hinchada que no está conforme con el desempeño de los jugadores y con los resultados negativos obtenidos por el equipo, pero que como siempre va a acompañar completando las tribunas. Pero atención, la responsabilidad y la carga de partido, en esta oportunidad es toda de Nacional. Sus jugadores son conscientes que no pueden volver a caer, porque en ese caso, pasarán a ser considerados y se convierten en perdedores clásicos. Ese se rótulo es muy pesado en el fútbol uruguayo. Vienen en racha negativa, con tres derrotas consecutivas y en el medio nada menos que un catastrófico 5:0 en su contra. No creo que sus hinchas sean capaces de festejar la obtención del Torneo Apertura, si el domingo vuelven a perder con Peñarol”.
Jorge Goncalvez, eterno ganador clásico, apronta las valijas para viajar a Asunción, con su padre Néstor, histórico capitán aurinegro de la década de oro del ’60, para ser condecorados como jugadores ilustres del fútbol sudamericano. Serán homenajeados junto a los Matosas (Roberto y Gustavo) y los argentinos Verón (Juan Ramón y Juan Sebastián), apellidos célebres que ostentan padre e hijo, el título mayor de campeón continental. La ceremonia que será presidida por las nuevas autoridades de la Conmebol, se llevará a cabo el próximo 2 de diciembre, coincidiendo con el sorteo del calendario de la Copa Libertadores de América 2015. Los Goncalvez, con la camiseta de Peñarol, coincidieron consagrándose campeones en el mismo escenario, el Estadio Nacional de Chile.