Jonas Eriksson, el árbitro sueco que se convirtió en millonario
Jonas Eriksson, se podría decir que es un árbitro al que no le gusta llamar la atención, no suele generar polémica con sus arbitrajes, pues sus números no lo dejarán mentir. Hasta hace un año, con más de 200 partidos dirigidos, sólo había pitado nueve penales, expulsado a ocho jugadores y amonestado a 132 futbolistas, manteniendo un promedio de menos de tres tarjetas por encuentro.
Pero más allá de ser un árbitro cualquiera, es un millonario que prefiere vivir en el anonimato, mantenerse ajeno a los lujos y extravagancias. Continúa arbitrando por entretenimiento, no por necesidad. Asegura que “todo el dinero no me cambió nada y con lo que más disfruto es pitando partidos”. Ese dinero del que habla, llegó a sus bolsillos en 2008. En ese entonces, trabajaba en una televisora sueca. Al mismo tiempo, se desempeñaba como árbitro en su natal Suecia, y cada vez que la FIFA o la UEFA le programaban un partido internacional, acudía como quien recibe la llamada para recibir un premio. En algún momento de su vida, decidió invertir en esa televisión. Tenía una participación del 15% de acciones en la empresa IEC en Deportes. En 2008, la televisora nórdica, que tenía sobre eventos deportivos, recibió una oferta mareante, prácticamente irrechazable. Así fue como recibió aproximadamente unos unos 9 millones de euros por la venta de este medio de comunicación. Hoy la empresa IEC con sede en Estocolmo, cuenta con oficinas en varios países europeos, así como en Oriente Medio, Asia y Oceanía, distribuyendo derechos de televisión por todo el mundo a empresas de medios de comunicación y estaciones de la televisión. Su lista de programa corriente consiste en 250 acontecimientos con un volumen total anual de más de 3.500 horas de televisión.