Irritación
Lamentablemente el ex-ídolo (como jugador) Fernando Morena ha evidenciado actitudes destempladas que han sido un notorio factor de irritación que, por fortuna , no generaron episodios de violencia posteriores.
Recordemos que Morena fue un excepcional futbolista y profesional. Muchas veces criticado injustamente por su participación en selecciones que no prosperaron. A fuerza de goles y entereza logró imponerse en un momento singularmente complejo de nuestro fútbol.
Como técnico fracasó reiteradamente. A tal punto que ya hace un buen tiempo no han existido proposiciones de clubes laureados. Se ha distinguido en los últimos tiempos por sus críticas despiadadas hacia una fuente laboral televisiva que beneficia directa e indirectamente a quinientas familias uruguayas. Su “vuelta” a los primeros planos resulta al trasladarse, para algunos llamativamente, de un sector opositor de la interna de Peñarol hacia el oficialismo.
No obstante su designación como Director Institucional de Peñarol generó señales positivas y de profundo agradecimiento. Igualmente no está actuando en función del cargo que ocupa y mucho menos como un deportista referente. Sus críticas hacia uno de los líneas en el Franzini pudo provocar una trifulca generalizada. Y el sábado sus insultos hacia la labor arbitral llaman al desagrado y rechazo. Seguramente Morena tiene argumentos muy sólidos para estar desconforme por la actuación de los jueces y Colegio de árbitros.. Pero -salvo mejor opinión – ha ingresado a una grosería formal que daña a Peñarol y a su propia imagen. Abrigamos la idea de que reaccione de lo contrario es hora de poner límites.
TÉCNICO DE CUADRO GRANDE
No nos extraña. Pero Da Silva con los cambios frente a Progreso demostró estar a la altura de las circunstancias. Peñarol, sin Píriz, mantuvo a Pacheco en la cancha y tres puntas netos. A diez minutos del final Olivera logró algo más que tres puntos. La victoria y el reconocimiento a un señor técnico.
EL ÚLTIMO RESPONSABLE
En la cadena de desaciertos de Nacional Arruabarrena es el último eslabón. Si la Directiva lo cesa, será la demostración evidente que se perdió el norte. Creo que resulta impostergable que vuelva a crearse una auténtica Gerencia Deportiva. La misma seguramente impedirá errores de los directivos con argumentaciones técnicas, metodológicas y funcionales. Así no pueden seguir.