Peñarol sigue a los tumbos y sin poder ganar en el Intermedio. Otra pobrísima presentación, con el premio consuelo de haber rescatado una unidad que le permitió aumentar a dos puntos su ventaja sobre el tradicional adversario en la Tabla anual.

Discreta y pareja primera mitad. Todo por demás lento y previsible. El aurinegro volvió a repetir falta de juego colectivo y de desborde por banda, por lo que careció completamente de profundidad. Algún intento individual de Matías Arezo, lo único rescatable. El bohemio, se limitó a tocar y tocar el balón, pero siempre para los costados. Sebastián Figueredo, fue el único que se salió del libreto y con un fuerte remate desde dentro del área exigió a Thiago Cardozo, que respondió con seguridad, en la única jugada que se generó en los primeros cuarenta y cinco minutos.

Complemento de similares características, con el fútbol faltando a la cita. El aurinegro arrancó con mayor entusiasmo, intentando con enormes licitaciones crear acciones de peligro. Fue un espejismo, simple insinuaciones. Un disparo de tiro libre de Matías Arezo, que en espectacular volada desvió Mauro Silveira, resultó ser lo más cercano al gol. El bohemio, volvió a tocar y tocar inoperantemente. Y ni siquiera supo capitalizar a su favor, un grueso yerro del fondo visitante, con un disparo que increíblemente se perdió por encima del horizontal de Facundo Milán.

Congelados en cero.