Peñarol no levanta cabeza. Volvió a sucumbir en su propia casa, y su presente deportivo es más que preocupante: bien se podría afirmar, más negro que amarillo. Nacional le sacó ocho puntos en la Tabla anual y, como si fuera poco, de nueve unidades el mirasol solamente sumó tres en el Intermedio. Liverpool, en cambio, mostró su chapa de campeón. Y además se dio el gusto de ganar por primera vez en el Campeón del Siglo.

Primera parte de trámite parejo. Interesante arranque y media hora del aurinegro, período en el que el equipo recobró la intensidad y generó peligro por las dos bandas, con la velocidad de Ignacio Laquintana y la habilidad de Nicolás Rossi. Los de Larriera rondaron el gol, pero no lo concretaron por falta de puntería. El negriazul, en tanto, creció y fue superior en el tramo final, con un activísimo Gonzalo Carneiro, quien comandó una ofensiva que convertiría en figura a Kevin Dawson.

Complemento teñido de negriazul. El dueño de casa cayó en un profundo pozo futbolístico. En una palabra, deambuló por la cancha y no generó una sola jugada de peligro. Fue una sombra. Por el contrario, el equipo de Bava pasó a manejar trámite y balón, con el despliegue de Fabricio Díaz y, sobre todo, con la soberbia actuación cumplida por Gonzalo Carneiro, un azote para la defensa local. Kevin Dawson, a los revolcones, mantenía en cero su valla. Pero el gol visitante se venía venir, hasta que efectivamente cayó en el minuto 83, producto de un soberbio zapatazo de Pablo González. Zurdazo directo a la red y golazo para asegurar la conquista de los tres puntos.

Liverpool amargó por completo a un desnorteado Peñarol.