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Injusta derrota de Uruguay




Luis Suárez y su grito lleno de resignación y desazón. Uruguay perdió en Santiago.


15 noviembre, 2016
Sin Categoría

Luis Suárez y su grito lleno de resignación y desazón. Uruguay perdió en Santiago.

Luis Suárez y su grito lleno de resignación y desazón. Uruguay perdió en Santiago.

Escribe Atilio Garrido / Fotografías Fernando González (enviados especiales)

El partido deja unas cuántas conclusiones importantes que, sin duda, serán motivo de un análisis mesurado del cuerpo técnico celeste.

A mi juicio, el equipo uruguayo realizó un primer tiempo excelente, tocando con la punta de los dedos la perfección. Un gran rendimiento de la última línea, con entendimiento atinado de sus cuatro hombres, al extremo que impidieron que Chile se arrimara al arco oriental. Generó una sola jugada con peligro de gol. Y fue gol.

Arrancó la segunda etapa de idéntica forma. Luego, aunque paulatinamente fue disminuyendo el rendimiento, mantenía el protagonismo en el juego, anulando a Chile que no creaba situaciones de peligro. La magia de Alexis Sánchez –que no había aparecido en el partido controlado por la defensa oriental- y la complicidad de Muslera, determinaron que el equipo que merecía ampliamente estar en ventaja, quedara en pérdida.

De todas formas el equipo no bajó los brazos en ningún momento. Aunque ya no tenía la prolijidad de la primera etapa; tomando en cuenta que Suárez y Cavani habían disminuido algo su rendimiento, cuando el empate era posible, el tercer gol desmoronó al equipo. Allí concluyó el partido. Lo demás hasta el final, incluido el penal errado por Suárez, pertenece a la anécdota.

Queda, eso sí, una realidad la injusta derrota de Uruguay –a mi juicio- se grafica con una expresión futbolera clara y contundente: si cambiaban los goleros, el triunfo celeste se concretaba por goleada. Así de claro y de simple.

Amonestado por segunda vez Muslera, de aquí hasta marzo próximo el cuerpo técnico tendrá tiempo para analizar el rendimiento de quién lo sustituirá. Celso Otero, ex golero, sabe muy bien porque conoce la historia de nuestro fútbol, que los equipos uruguayos que quedaron en la historia, comenzaban por un portero que en las cuatro o cinco ocasiones de gol en las que tenía que intervenir, las salvaba.

En síntesis, nada de dramatizar por la caída. Previsible, posible, pero a la luz del análisis detenido de los 90 minutos, totalmente injusta. Uruguay debió retirarse triunfante del Estadio Nacional de Santiago de Chile. Expuso más méritos que su oponente para quedarse con la victoria. Generó el triple de situaciones de gol que su rival. Y no las concretó, es cierto, pero por mérito exclusivo del excelente golero que hoy tiene Chile. El gigante Claudio Bravo.

Capítulo final para la mala actuación del árbitro paraguayo. Llevaba bien el partido hasta el momento en que no cobró el claro penal de Bravo a Cavani. Es posible que el juez estuviera tapado. Pero el línea observó toda la jugada de frente, como para marcarle la existencia de la falta. En cambio, en el segundo penal que existió en perjuicio de Suárez –empujado de atrás cuando iba a recibir la pelota en el área chica-, la jugada fue muy rápida y la posición del juez no era la conveniente.

El tercer penal lo cobró sin dudar. No sólo porque fue claro y ante sus ojos. Sino porque, además, el partido estaba liquidado.