Hinchas reciben a Uruguay en Recife
Escribe Atilio Garrido / Fotografías Fernando González
Exactamente a las 20 horas y 23 minutos del miércoles, el avión de Alas Uruguay aterrizó en el aeropuerto conocido como Guararapes, cuyo nombre oficial es Gilberto Freyre, en homenaje a un sociólogo, antropólogo y escritor brasileño nacido en esta tierra.
En la estación aérea la actividad era nula, al extremo que el free-shop se encontraba cerrado, prueba de que no se esperaba ningún vuelo hasta la mañana siguiente.
Los integrantes de la delegación debieron efectuar cada uno el pasaje por migración. Uno a uno se dirigieron por una puerta lateral, hacia un lugar dónde se encontraba el ómnibus estacionado, lo que permitió que la delegación celeste –una vez cumplido el lento trámite de migración- abandonara la estación aérea sin salir por la puerta principal. Justamente en ella esperaba una veintena de uruguayos enfundados en camisetas celestes y con banderas de nuestro país. No pudieron tomar contacto con las estrellas celestes. A falta de pan buenas son las tortas, lo que originó que hubiera cánticos para la cámara celeste de Sergio Gorzy, así como la solicitud de fotografías para algunos periodistas que abandonaban el recinto por la puerta oficial.
El ómnibus de la delegación escoltado por guardia de motos, cubrió rápidamente el corto trayecto hasta la zona de playas, llegando al hotel Courtyard, de la cadena Marriot.
En este caso, una nutrida concurrencia de aficionados uruguayos se encontraban en la puerta del hotel, también todos ellos vestidos con camisetas celestes, portando banderas de nuestro país y una amplia lona, con la imagen de Luis Suárez, que era exhibida mientras las gargantas entonaban el “soy celeste”.
A pesar del vallado que se había colocado, la falta de guardia policial determinó que los compatriotas ingresaran dentro de esa pretendida zona de exclusión y, luego, penetraran una gran cantidad en el mismo hotel. La situación originada preocupó a las autoridades de la delegación quienes solicitaron al personal jerárquico del hotel que tomaran las medidas del caso, ya que los futbolistas, luego de alojarse pasaron directamente al comedor, para lo cual descendían a la planta baja y debían pasar por donde se encontraba una cantidad interesante de aficionados, quienes con buena onda apoyaban a los mismos.